Rocío Carrasco: «Antonio David me ha quitado a mis hijos y ha hecho que me odien»

Este miércoles muchos espectadores han podido escuchar de boca de Rocío Carrasco la adoración que sentía por sus hijos . Sobre todo por su hija Rocío Flores quien según un informe psicológico de la Audiencia Provincial de Madrid de 2001 «tiene a su madre idealizada, de la que no quiere separarse». También su enano como se refiere a David Flores y en el que durante el capítulo ha hecho partícipe a los espectadores de un suceso cuando este vuelve de pasar el fin de semana con el padre y llega al domicilio de la hija de la artista con el brazo roto.

Un hecho que ella denuncia en el juzgado de guardia pero que finalmente retira porque como ella misma ha explicado «no quería que mis hijos tuvieran una mala imagen de su padre». Algo muy grave que Rocío documenta durante su relato mostrando el parte y la denuncia: «Pero cada vez que he hecho esto me he socavado y denigrado más como mujer», ha confesado. En aquel momento se dio cuenta de que el divorcio de mutuo acuerdo por el que ella abogaba iba a ser imposible. Una pesadilla que comenzó hace 20 años y cuyo fin se ha cumplido. «Me ha quitado lo más importante que tengo en la vida que son mis hijos. Ha hecho que me odien y que tengan esa imagen de mí».

Una confesión que hasta ahora no había pronunciado nunca en público, anteponiéndoles incluso al amor que siente por su marido Fidel Albiac . «Mi hija con 5 años se sentía protegida, elegida, querida, esa era la imagen que ella tenía», ha contado llorando. Rocío ha confesado que nunca le habló mal a sus hijos de su padre y ha querido destacar una parte del informe donde ya los psicólogos señalan que la niña mostraba signos de ansiedad e impulsividad. «Ahí ya estaba empezando la semilla del mal, ahí ya estaba haciéndole daño a su hija», denuncia Rocío en este sexto episodio del documental. «Les ha hecho partícipes de cosas que no tienen que ser partícipes, ensuciando su mente.... Eso no se hace con dos criaturas pequeñas, con una madre y con nadie».