Cuando los 'playboys' jugaban a la jet set

Fue el marido de Carolina de Monáco, reinó en la Marbella pre y post Gil, y ahora está a punto de convertir a su hija en Grande de España

Junot se casó el 29 de junio de 1978 con Carolina de Mónaco GTRES

Miguel Bañón

El fornido caballero que dota de luz, color y un candor maravillosamente veraniego a estas páginas es Philippe Juno t, toda una joya del cuché de la transición gracias a su noviazgo con la novia de Europa, Caroline (para nosotros, Carolina) de Mónaco, segunda hija del matrimonio de cuento de hadas formado por Rainier (desde ahora Rainiero) Grimaldi y Grace Kelly (ahora y siempre Grace, porque lo de Gracia de Mónaco como que nunca caló en el populacho).

Monsieur Junot fue siempre un diamante, un hombre que vino al mundo en un mal momento (principios de la 2º Guerra Mundial) pero que nunca perdió su brillo. Con una cuna de las buenas, su padre Michel, fue (falleció hace poco más de una década) un millonario y político francés que se vio envuelto en un turbio proceso judicial como colaborador durante la II Guerra Mundial con ciertas implicaciones en los campos de concentración que los nazis instauraron en su país. Nunca fue condenado por estos crímenes contra la humanidad y se pasó durante años litigando contra todo aquel medio de comunicación que hablase del tema acusándoles de difamación. La verdad es que este tachón en la historia fam iliar no manchó del todo el buen nombre de la egregia familia y tampoco salpicó mucho al zascandil y único varón de los Junot, ni antes ni después de las acusaciones que ya le pillaron casi con canas.

Eso sí, mientras que la vida de socialité del corazón no le llegó hasta la muy madura edad de los 37 años (en el siglo XX eso era como tener casi 50 en la actualidad), el petit (sus padres se separaron cuando él tenía siete años) y el joven Junot (Michel se volvió a casar un par de veces más) vivió a todo trapo cuando apenas había tela que cortar en los complicados años 50 de una Francia de posguerra. Su padre fue enganchando un cargo político con otro mientras que el vástago esperaba como agua de mayo esa mayoría de edad. Esta llegó con los venerados y sexys 60 y el con su atractivo en plena flor, se convirtió en la admiración de la sociedad parisina en esfervescencia total gracias al estallido del rock & roll, canción yeyé, nouvelle vague, ¡vamos, toda una locura!

Rico de profesión

Su nombre comenzó a ser sinónimo de pícaro, sinvergüenza, mujeriego… vamos, playboy. Un playboy que cuando llegaba el verano se ponía los mini shorts de la época y se arrimaba a todo lo que se movia, y si lo que se movia tenía dineros… Mucho mejor. Y eso que Junot pasados los treinta podía pasar por rico de profesión o como ahora se les llama, joven empresario, pero la cabra tira al monte. Así llegó a los brazos de una adolescente con una belleza rutilante y muchas ganas de hacer el mal estilo años 70. Dice la leyenda que P y C (Philippe y Carolina) se habían encontrado de refilón cuando ella tenía unos 7 años y el tenía 24. Tuvieron que pasar veinte más para que el playboy se enamorase de la princesa y la princesa del playboy. Muy de niña a mujer. ¿Verdad que suena a Julio Iglesias? Pues esto no es lo último que une a esos dos hombres que además de compartir edades similares (el español tan solo tiene un par de años menos que el francés) y look de latin lover, también compartieron alguna que otra mujer, además de un estilo de vida similar.

Junot bailando en la discoteca Regina de Marbella ABC

El hedonismo de esa década era tan puro como exuberante. Exento de cultura insititucional paralela a esta década, fue el momento de pasarlo mejor que nunca, con esa libertad sexual en pleno funcionamiento y sin pandemias posteriores que cortarían las alas aquellos y aquellas cuya ruleta rusa del disfrute era un estilo de vida maravilloso.

Por todo esto cuando P y C se casaron, con el apoyo de la prensa más rosa y de los fans que veían en ellos el epíteto del glamour y la riqueza, los de Mónaco lo vieron muy negro. A Junot le iba la marcha, y no iba a dejar de ser un playboy a los 37 años cuando ahora tenía aún más gancho, más atractivo y más dinero gracias a sus estatus de príncipe consorte. Su vida se convirtió en algo todavía más de no hacer nada que cuando coqueteaba con estudiar algo o montar empresas porque sí. Y aunque el estar todo el día de fiesta cansa mucho, ser infiel a tu esposa aún más, e intentar buscarte la vida para que no te llamen aprovechado agota más que recoger el algodón, los Junot/Grimaldi se separaron a los dos años.

Ella comenzó de picaflor oficial hasta que conoció a Stefano Cashiragi que luego falleció. Después más picaflor, un conde alcohólico y trastornado, y la última década de picaflor de nuevo pero sin mucho éxito.

Él, sin embargo, comenzó su etapa más imperial (sería por el odio que le tuvo Rainiero hasta su muerte) aunque algún lío de faldas hubo como el famoso affaire con Gianina Faccio que acabó después con nuestro Julio Iglesias, y finalizó su vida chica romántica cuando se casó con el gran director inglés Ridley Scott . Él se casó con Nina (danesa, rubia) y tuvieron 3 churumbeles, una de las cuales (Isabelle) se casará en breve con el hijo de una de sus amantes (Marta Chavarri) con la cual mantuvo ¿una relación? antes de volver a casarse con su mujer actual. Intenso, ¿no?. Pero con moraleja. El Junot de ahora (que para sus 81 años está cañón y cuya forma física dista mucho de su homólogo Julio), nunca fue príncipe, pero ha vivido como un rey.

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