Caravaca de la Cruz

Aceite de acebuche: el olivo que salvó vidas y ayuda a luchar contra el cáncer, el Covid-19 o la fibromialgia

Las acebuchinas, pequeñas y concentradas aceitunas, contienen un altísimo nivel de tocoferoles que son clave para frenar el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer o la diabetes

Acebuchinas, las pequeñas y silvestres aceitunas que da el acebuche y del que se extrae el aceite homónimo Oleum Deos
Adrián Delgado

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Sus raíces ahondan en la memoria del territorio. En una memoria que apela a los sentimientos de la gente que ha trabajado estos árboles con sus propias manos desde tiempos inmemoriales. Al recuerdo de todos y cada uno de los que, en los peores momentos de su historia, salvó de alguna manera su vida. Acebuche . Nombre rotundo para el 'olivo primigenio' silvestre y para un fruto, la acebuchina, desconocido para la mayoría. En las tierras altas de Caravaca de la Cruz (Murcia) se encuentra el mayor bosque del conocido como 'padre de todos los olivos' que han recuperado y puesto en valor los hermanos Navarro –un coronel retirado de la Guardia Civil, un expiloto de aviación, una química y una enfermera– para hacer aceite de acebuche .

Sobrevive en un entorno hostil para otras especies, con un clima extremo, entre pinos y plantas aromáticas a más de mil metros de altitud que confieren un carácter único al jugo que se extrae de sus frutos: casi una esencia. Su cosecha, 'impredecible' para quienes conocen la particularidad del acebuche, requiere mucho más esfuerzo para obtener el zumo de estas pequeñas aceitunas, muy poco carnosas. Su recolección es completamente manual, sin procedimientos mecánicos y sin prácticas de abonado ni tratamientos fitosanitarios. «Hemos tenido que diseñar los peines para recolectar las acebuchinas. Tienen un rendimiento de poco más del 6 %. De cada 100 kilos, sacamos como mucho seis litros de aceite. Otras variedades dan hasta un 20 %. Esta temporada hemos conseguido solo 3.400 litros », explica a ABC Tomás Navarro , guardia civil jubilado, que ejerce de portavoz de sus hermanos.

Ese jugo mínimo da un aceite que no sólo es apreciado por la romántica historia que hay detrás de él. Sus propiedades son para quienes lo trabajan en esta zona de Murcia, «inigualables». Se amparan en los informes bioquímicos que han estudiado sus propiedades . Su principal ventaja respecto a un aceite de oliva virgen extra de otras variedades como la picual o la cornicabra, es que contiene un altísimo contenido en tocoferoles , compuestos antioxidantes que aportan vitamina E y esteroles, beneficiosos para la salud cardiovascular. Su contenido en alfa tocoferol es, en concreto, 4,88 veces superior respecto al aceite de oliva virgen extra según la Fundación Española del Corazón .

‘Olea europaea var. sylvestris’ Brandt, Wilhelm; Gürke, M.; Köhler, F. E.; Pabst, G.; Schellenberg, G.; Vogtherr, Max. Wikimedia Commons

«Está demostrado que estos compuestos naturales estimulan el proceso inmunológico, frenando el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer y retrasando el inicio de otras patologías como la diabetes o las retinopatías asociadas a problemas cardiovasculares. Asimismo, presenta un contenido superior en polifenoles –un 18% más que el aceite de oliva–, otro tipo de antioxidantes con cualidades antiinflamatorias», destaca. Y añade: «Reduce el colesterol, actúa como antiinflamatorio natural, mejora el sistema inmunitario y previene el envejecimiento celular . Incluso es bueno para el colon irritable».

«Mejor controlar la tensión con un chorrito en la tostada todos los días, que destrozarse el hígado con una pastilla»

Tomás Navarro

En sus usos culinarios, como en el mejor aceite de oliva , se recomienda su uso en crudo. «Es especial en ahumados y cocciones al vapor. Un chorrito en una tostada de pan permite apreciar todos sus matices. Así es como lo comían antes los señoritos. La gente que se podía permitir hacerse unos litros para todo el año, como lo hacía mi amigo Paquirri o la duquesa de Ahumada », cuenta como anécdota. Resulta muy aromático, especialmente cuando es de cosecha temprana, filtrado o en rama, con notas a tomate, almendra y plátano verde.

Pero, además, el aceite de acebuche tiene otras propiedades en su uso tópico, sobre la piel. «Es un cicatrizante y reparador de la piel dañada gracias a su potente poder como restaurados celular. Calma la irritación de la piel y, en cosmética, se usa también en mascarillas capilares y faciales, como un hidratante natural . También se han descubierto beneficios en su uso como protección para la salud de la boca», describen. Recientemente, la Universidad de Sevilla ha reconocido también sus beneficios contra la hipertensión . «Mejor controlar la tensión con un chorrito en la tostada todos los días, que destrozarse el hígado con una pastilla», comenta Navarro.

El acebuche y la gripe española

Los registros de los portes de aceite de acebuche, desde el puerto de Cartago Nova, en tiempos del Imperio Romano recogen el interés que demostraron emperadores de origen hispano como Trajano por este alimento. «Los historiadores saben que prefería el aceite de acebuchina de Hispania al de Siracusa», cuenta. El acebuche era el tipo de olivo predominante en la península y aún hoy quedan algunos bosques en zonas escarpadas de Huelva, por ejemplo.

Pero fue, sin duda, su papel determinante para paliar los efectos de la hambruna de 1904 y la mal llamada gripe española de 1918 los que han dejado un poso imborrable en los habitantes de esta región. Su vínculo emocional con estos viejos olivos, arrinconados en zonas agrestes y escarpadas, es aún muy fuerte. «Hace treinta años se produjo una reforestación gracias a una campaña de la Unión Europea para frenar la desertización», celebra.

El excoronel de la Benemérita recuerda como el médico que pasaba consulta en aquella época le pidió a su abuelo que cediera la acebuchina que producían sus árboles para los niños y los ancianos. «La daban picada con aguardiente, como si fuera una medicina, durante estos dos episodios dramáticos y que se sucedieron en poco tiempo. La gente se moría de hambre y ya no quedaban ni los juncos en los caminos», explica. «Es bueno hasta para luchar contra el Covid-19 », añade citando un estudio reciente de la universidad Kapodistrian de Atenas que resalta el poder del aceite de oliva como inhibidor natural del factor activador de plaquetas en procesos inflamatorios y trombosis. «Si de eso es capaz el aceite de oliva, imagínate el de acebuche...», presume. Lo mismo ocurre con otras enfermedades como la fibromialgia o la esclerosis múltiple. No es la panacea, obviamente, pero sus propiedades saludables son para él y los expertos a los que destaca «indiscutibles».

Presentación del aceite de acebuche que elaboran los hermanos Navarro en la finca heredada de su abuelo Oleum Deus

Los hermanos Navarro heredaron de su abuelo Tomás esas 100 hectáreas de un campo de acebuches en Campo Coy –una pedanía ubicada de Caravaca de la Cruz–, que éste a su vez había heredado de su abuela Isabel Morenilla, conocida como la 'tía Isabel' y dueña de la posada del pueblo. «Esto es más que un negocio un reto y un homenaje a mi abuelo y al acebuche», comenta. Ese homenaje lleva el nombre ' Oleum Deos ' –'aceite de los dioses'– en tres formatos: de 100, 300 y 500 mililitros. «De momento lo distribuyo yo mismo para garantizar que no le da la luz y el calor, para preservar todas sus propiedades», asegura. Y advierte: «Su sabor es adictivo». Un verdadero capricho de los dioses.

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