¿Es tan sano como creemos el pavo del súper?

Comprobar el etiquetado de las lonchas de pavo con estas pautas te ayudará a elegir los envasados más saludables

¿Qué pasa si como un huevo al día?

Revisa el etiquetado del pavo del supermercado para saber si es saludable.
Raquel Alcolea Díaz

Raquel Alcolea Díaz

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¿Cuánto pavo «real» contiene el paquete de lonchas de pavo «finísimas», «braseadas», «con poca sal», o «bajas en calorías» que acabas de comprar en el supermercado en un alarde de valentía: «venga, en serio, voy a comer sano»? Esta es la primera pregunta que debes hacerte cuando tengas en tus manos las lonchas de pavo envasadas , según explica Guillermo V. Rodríguez , dietista-nutricionista y vicedecano del Codinma .

El experto aconseja huir de los ganchos comerciales o publicitarios y desconfiar de aquellos envasados supuestamente bajos en calorías porque eso quiere decir que nos encontarmos frente a procesados o ultraprocesados . «También se puede vender mierda baja en calorías. Lo importante es que el ingrediente principal sea de calidad», aclara.

Por eso, para saber si las lonchas de pavo envasadas que estamos comprando son «saludables», recomienda leer con detalle el etiquetado . «El contenido de pechuga de pavo real debe situarse entre el 80-85%, como mínimo , pero si te molestas en revisar todas las marcas del supermercado no será raro que encuentres porcentajes de pavo en torno al 50% e incluso he llegado a comprobar que alguna marca apenas contiene el 42% de pavo», revela.

Lo que hace que el pavo del súper no sea tan saludable como creemos es el resto de los ingredientes que contie ne el paquete y que también podemos comprobar revisando el etiquetado, según revela Laia Gómez, diestista-nutricionista de Alimmenta, Clínica de Nutrición en Barcelona .

Además de agua, puede contener almidón, dextrosa, aditivos que se usan para estabilizar, potenciar el sabor y conservar; sal, azúcar, proteína de soja, jarabe de glucosa, leche en polvo o trazas de leche y huevo. «Incluso en algunos casos puede encontrarse fécula y glutamato monosósico», alerta el vicedecano del Codinma, quien explica que en el etiquetado se ordenan los ingredientes de mayor a menor protagonismo en el producto, por lo que esto también nos puede dar una pista para elegir una u otra marca.

Y cuando vemos el pavo bonito, al rico pavo

Además de revisar los ingredientes en el etiquetado Guillermo V. Rodríguez recomienda huir de aquellos envases que contengan lonchas de aspecto «blanquito». «El pavo tiene que ser más fibroso, debe dar un aspecto más proteico, con más imperfecciones, no ha de dar un aspecto de producto alimenticio de diseño», propone.

Otro de los aspectos sobre el que alertan en Codinma es sobre las distintas formas verbales en las que nos vamos a encontrar el contenido extra de sal y de azúcar en el etiquetado. «No va a poner que contiene azúcar así claramente, sino que aparecerá camuflada y leerás en los ingredientes que lleva dextrosa y almidón, que son glúcidos. En cuanto a la sal, no me fío de aquellos que pone que son bajos en sal porque el potenciador del sabor con el que tienen que compensar esa falta de sal quizá sea aún peor para la salud», explica.

Laia Gómez alerta del hecho de que este tipo de alimentos procesados incluyen una cantidad de sal elevada , por lo que no conviene abusar de ellos ni tomarlos como algo que se puede consumir «sin límite». En cuanto a los glúcidos, comenta: «Sabemos que los azúcares simples pueden promover la diabetes y el exceso de peso, de ahí la importancia de vigilar su ingesta en la dieta habitual».

El efecto psicológico de comer pavo

«Como he comido tres o cuatro lonchas de pavo, me puedo dar luego algún que otro capricho», suelen decir aquellas personas que consumen pavo envasado de forma habitual. De alguna manera, esa especie de «efecto compensatorio» que crea el hecho de pensar que estamos comiendo sano hace, no solo que comamos más, sino que comamos peor, según alerta el nutricionista.

Alternativas al pavo para picar

A la hora de elegir otros tentempiés ligeros los expertos alertan de que si elegimos jamón de york encontraríamos problemas similares (y tampoco lo descartan en el caso de algunas marcas de jamón serrano), por lo que aconsejan igualmente en estos casos revisar los ingredientes para saber qué porcentaje de materia prima de calidad estamos consumiendo.

Como alternativas proteicas para preparar bocadillos o tostadas saludables, Laia Gómez, de Alimmenta, propone t ortilla, huevo duro, atún, hummus, sardinas o incluso si se desea consumir aves, cita la posibilidad de hornear la pechuga de pollo o de pavo y filetearla. El yogur y los lácteos no grasos también son otra opción.

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