Supersanos

«Los alérgicos tienen muchas dificultades para encontrar sitios donde comer juntos en familia»

Montse Deza, autora de «Todos a la cocina» asegura que la palabra «natural» está muy desvirtuada. «Compramos muchos productos llamados así, que luego al leer las etiquetas no lo son tanto»

Montse Deza explica que adaptarse a una nueva dieta es lo más complicado ante una intoleracia alimentaria
Laura Peraita

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En los últimos diez años el número de personas con alergias alimentarias se ha duplicado. Por lo que en este momento un 6-8% de los niños padecen algún tipo de alergia . Del mismo modo, el número de personas con intolerancias no para de incrementarse, tanto que un 7% de la población, por ejemplo, tiene intolerancia al gluten. En total, sumando datos de diferentes estudios, se estima que hay 140 millones de personas en el mundo con alergias e intolerancias alimentarias.

Montse Deza, autora del libro «Todos a la cocina. 100 recetas para intolerantes al gluten, al huevo y a la lactosa» , educadora y promotora de hábitos alimenticios, asegura que una de las dificultades de las familias afectadas es encontrar un buen sitio donde puedan comer todos juntos y en igualdad de condiciones, tanto en precio como en calidad. «También se enfrentan a no poder comprar los productos al mismo precio en cualquier establecimiento y a no poder controlar lo que pasa dentro de una cocina, o desde que preparan un plato hasta que llega a la mesa del restaurantes, ya que a veces se produce la llamada “contaminación cruzada”, es decir, la que se produce cuando utilizan para varios alimentos los mismos utensilios».

¿Se complican mucho los padres la vida a la hora de cocinar cuando hay una alergia en casa, o es falta de información?

Cuando falta información la persona se encuentra desubicada y perdida. Cada persona tiene su forma de cocinar y de actuar y cuando de repente llega un inconveniente como este cuesta un tiempo adaptarse.

Las personas a la hora de cocinar recurrimos a lo básico y rápido, tendemos a hacer platos diferentes o tuppers para el trabajo y la escuela. No tendría por qué ser complicado ya que una vez que se controla lo de la contaminación cruzada y lo que le gusta y no le gusta a cada uno, es muy fácil.

Hoy en día, la vida va muy rápido, no tenemos casi tiempo para dedicarnos a cocinar y lo que hacemos es guardar nuestras mejores recetas para eventos familiares o con amigos.

«Es mejor no comer algo que comerlo sin garantías»

Ante una intolerancia muchas familias enfocan su compra en las etiquetas de productos envasados, ¿no es mejor tender a productos naturales?

Hay que mirar el etiquetado de cualquier producto hasta que resulten conocidos. Luego ya compras por inercia, ya los conoces o te vas informando de las novedades de cada marca.

La palabra «natural» últimamente está muy desvirtuada. Compramos muchos productos llamados naturales que luego al leer las etiquetas no lo son tanto. Igual pasa con los dietéticos: muchos productos para mantener la línea contienen más calorías que los otros. Sólo mirando la etiqueta lo sabremos.

Se puede recurrir a cualquier tipo de producto pero siempre leyendo antes la composición y a falta de ella, no comprarlo. Es mejor no comer algo que comerlo sin garantías.

Hoy en día el tema etiquetado está muy mejorado, sobre todo con el tema de los frutos secos, la lactosa y el gluten.

¿Cuáles son las claves para cocinar sin riesgos? ¿Es fácil llevar una dieta sana y equilibrada?

Cuando se desarrolla una intolerancia, lo más complicado es adaptarte a la nueva dieta; el cuerpo necesita un tiempo. Sin embargo, a los niños les cuesta menos trabajo que a los mayores. Además, los padres deben pagar mucho más por los productos que tolera su hijo, pero eso sí, estos cada vez son mejores, con sabores y texturas más conseguidas.

Las alergias son peores. Yo soy alérgica a unos 20 productos y, desde hace pocos años, lo llevo muy mal; he de tener siempre encima una inyección o pastillas para poder reaccionar en cuestión de minutos. De lo contrario, los efectos de un alimento podrían ser irreversibles. Los intolerantes pueden llegar a tener controlado su «grado de intolerancia» y, por tanto, no sufrir efectos tan dañinos.

«Todos a la cocina», ¿es una invitación a cocinar padres e hijos juntos? ¿Qué ofrece este libro?

Mis primeros dos recetarios eran recetas y consejos para adultos por el tipo de redacción, edición y contenido. Este último está publicado por La Galera, editorial dirigida a un público más joven, y tiene un formato más dinámico, colorido, vistoso y con una redacción más fácil de entender, sin palabras tan técnicas. Además, incluye unas ilustraciones preciosas y divertidas de Judith Canela.

La idea es que los niños desde pequeños empiecen a adentrase en el mundo de la cocina, a probar nuevos sabores, nuevas texturas, coger habilidades nuevas, desarrollar destrezas y, si puede ser, todo en familia mucho mejor. Hoy en día, debido al ritmo que llevamos se pasa muy poco tiempo con los pequeños y este libro es como decir: si tienes un par de horas libres con tu hijo o sobrino, nieto, etc., y no quieres salir de casa, qué mejor que meterte en la cocina a divertirte y ensuciarte.

Este libro ofrece diversión. Consejos prácticos para niños con intolerancias, recetas para intolerantes y para los que no lo son (todas las recetas se pueden adaptar a cada uno), ofrece un planing semanal para crear un menú, entrevistas interesantes de gente profesional que conoce muy bien el tema de la intolerancia y alergias.

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