Familia

«Mi hija me cuenta que se queda sola en el recreo mientras mira cómo el resto juega»

Una madre lamenta que la mascarilla no permita a Daniela recibir correctamente las explicaciones del profesor ni relacionarse con sus compañeros

Daniela no puede leer los labios de sus compañeros porque la mascarilla lo imposibilita
Laura Peraita

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Daniela vive en un pueblo de 700 habitantes. E ste curso empezó muy ilusionada porque ha pasado a primero de la ESO en un instituto de un pueblo cercano donde hay un laboratorio que le permitirá profundizar en Biología, su materia favorita. Sin embargo, el curso no está yendo como ella esperaba.

La pequeña de 12 años es sorda y en el nuevo centro no conoce a nadie. En clase, al lado del profesor, hay un intérprete que con el lenguaje de signos le ayuda a «oír» lo que se está explicando . Aún así, su comprensión no es completa. Las mascarillas impuestas por el Covid-19 han tapado por completo la posibilidad de «leer» los labios y comprender mejor los signos de su intérprete.

«La semana pasada —explica su madre—, la niña estuvo confinada en casa por un contagio en su clase. El instituto le mandaba vídeos grabados del intérprete. Fue una tortura porque no se veían bien , la velocidad de la visualización no era adecuada y la comprensión de los contenidos ha sido muy complicada porque, además, la pizarra tampoco se veía bien».

Pero, aún siendo muy importante un acceso adecuado a los contenidos, esta madre confiesa que hay otro aspecto que le preocupa aún más si cabe: sus relaciones sociales en el nuevo entorno. «Mi hija me cuenta que sale al patio y se sienta al lado de una valla a comerse su bocata mientras mira como el resto juega o habla. Las mascarillas le han anulado por completo su posibilidad de relacionase porque si algún compañero se digna en decirle "Daniela vamos a jugar", ella ni se entera porque ni lo oye ni puede leerlo en los labios. Yo sufro mucho por ello», confiesa esta madre.

Explica que las niñas de su edad tienden más a estar de charla en los recreos, y la mascarilla y la distancia de seguridad suponen una verdadera barrera para comunicarse. « En el otro colegio casi siempre estaba con chicos porque hacían actividades deportivas y ella se apuntaba pero ahora, como ni siquiera pueden jugar por el riesgo de contagios, se queda solita. A nivel social está muy retaída, no tiene apoyo. ¿La solución? Como que todo el mundo sepa el lenguaje de signos es casi un imposible, la solución más viable es que todos usen mascarillas transparentes para que pueda leer los labios de los demás y sentirse parte del grupo. ¿Es tan difícil?», se pregunta esta madre.

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