El curioso caso de los mellizos que han nacido con once semanas de diferencia entre sí

Una joven de Kazajstán dio a luz a su hija en mayo de forma prematura. Su hermano pequeño permaneció en el útero de su madre gestándose hasta el mes de agosto

Imagen de archivo ABC

S.F.

Lilliya Konovalova ha dado a luz este año dos veces. Aunque esta idea pueda parecer propia de una película de ciencia ficción, la realidad es que la joven de 29 años acudió al hospital en mayo para dar a luz a su hija. Pasadas once semanas, a principios del mes de agosto, nació su segundo pequeño.

Konovalova, natural del Uralsk (Kazajstán), se ha convertido sin querer en la protagonista de una curiosa historia con, afortunadamente, final feliz. Y todo porque su útero es doble , una malformación genética que en medicina se conoce como útero didelfo.

Tal y como recoge « The Mirror », la joven dio a luz a su niña Liya de manera prematura el 24 de mayo , cuando Konovalova apenas estaba embarazada de 25 semanas y la pequeña no pesaba ni medio kilo, por lo que tuvo que ser ingresada.

Su hijo, sin embargo, permaneció en su interior. Los médicos decidieron que, si era posible, lo mejor es que Maxim -como así se llama el pequeño- siguiera desarrollándose en el útero con normalidad. Y así fue: el pequeño vino al mundo el 9 de agosto . «No tenía prisa por nacer», comenta Konovalova al diario, que durante las once semanas permaneció en el centro hospitalario bajo vigilancia.

Una malformación común

Los médicos están sorprendidos con esta historia. Las probabilidades de que esto suceda son de 1 entre 50 millones, según el Ministerio de Salud de Kazajstán, que asegura que es el primer caso en el país.

Sin embargo, no es la primera vez que se da un caso en el mundo en el que gemelos o mellizos nacen con días o semanas de diferencia . El Record Guinness está en 87 días, un suceso que se registró en el año 2012.

Pero el caso de Konovalova es especial por el hecho de que cada uno de sus hijos se gestó en un útero diferente. El hecho de tener un útero didelfo ocasionó que cada uno de los bebés se desarrollaran de forma independiente, cada uno en su propio útero. «Me sorprendió cuando descubrí lo que tenía», asegura Konovalova, que fue madre por primera vez hace siete años y, por entonces, no le diagnosticaron la malformación.

Según « Scientific American », esta malformación es muy común: 1 de cada 2.000 mujeres tiene útero didelfo. Pero las probabilidades de un embarazo como el de Konovalova, donde cada bebé se desarrolla en su propio útero, son minúsculas: solo 1 de cada 50 millones.

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