Los cinco valores que puedes aprovechar para inculcar a tus hijos estas navidades

Ramón Redondo González, de encuentro matrimonial, explica en este artículo cómo aprovechar estas fechas para fomentar una mejor convivencia con los hijos

ABC Familia

Todos recordamos lo que nuestros padres nos inculcaban, a veces machaconamente, cuando éramos niños. Para unos era el cumplimiento fiel del trabajo (los dichosos deberes); para otros era que fuésemos buenos para que nadie nos llamase la atención (no hacer trastadas) y algunos insistían en la limpieza personal (no llevar manchas en la ropa).

Todo aquello que a nuestros padres les gustaba que hiciésemos era lo que ellos más valoraban. Les podríamos llamar valores familiares ; normas, recomendaciones, comportamientos y actitudes que los padres inculcan a su familia, tanto de palabra como, sobre todo, con su forma de actuar, para tener una convivencia armoniosa, fluida y equilibrada.

Estamos en Navidad, fiesta cristiana para algunas familias, para otras no. Pero tanto unas como otras nos juntamos para acompañarnos y manifestarnos nuestro amor. Estar unidos a los tuyos durante estas fechas permite comprender, sobre todo a los más pequeños, el verdadero significado de la familia; los lazos de unión que existen entre las personas que pertenecen a la misma familia.

Si hay un término que se suele asociar con la Navidad es la palabra 'familia'. Este tiempo de Navidad se caracteriza por compartir y vivir momentos junto a los seres más queridos: familia, amigos, y otras personas cercanas. Por eso, la Navidad representa la ocasión perfecta para compartir tiempo, conversaciones, juegos y risas.

Es muy importante que todas las familias tengan unos valores que ayuden a tener una sana convivencia. La familia que integra valores en sus procesos de crianza y convivencia es la mejor antesala de una sociedad armoniosa y pacífica. También son importantes estos principios porque son los que rigen los comportamientos que nos hacen mejores personas.

No tenemos una lista única de valores familiares. Cada familia vive y transmite los valores que considera más importantes. Resaltamos algunos de ellos:

1) La paciencia: es la actitud que nos lleva a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien. Está muy unida a la tolerancia y la persistencia. En la familia tenemos diferencias que dificultan el buen entendimiento; pensemos que no siempre tenemos la razón.

2) La gratuidad: es la disposición de hacer el bien por propia iniciativa sin otra contrapartida o beneficio. Es dar sin medir. Dar por placer. Dar porque sale de ti. Dar sin retorno. Dar porque así eres tú y así lo vives. Esta es una buena receta para vivir la gratuidad.

3) El perdón: Ninguna persona está libre de equivocarse y de realizar acciones que puedan ofender al otro; lo importante es darse cuenta de ello, pedir perdón y poder ser perdonado. Las familias que viven libres del rencor, logran una mayor unión.

4) Pensar en positivo: Nuestro modo de pensar influye en cómo nos sentimos y nos comportamos con los demás. Pensar en positivo sobre las actuaciones de los demás nos produce sentimientos agradables. Estos estímulos nos predisponen para acogerles y aceptarles tal como son. Por el contrario, las ideas negativas preconcebidas sobre los demás dificultan nuestra convivencia con ellos.

5) La comunicación: «Con el roce, nace el cariño». Roce se refiere al contacto frecuente con las personas, de donde viene el significado de rozarse para referirse a tener familiaridad con alguien. Para sentirnos pertenecientes a una familia necesitamos relacionarnos, dialogar, escucharnos, compartir tiempo de calidad, realizar actividades juntos, celebrar acontecimientos familiares festivos…

Durante estas fiestas navideñas disponemos de más tiempo para relacionarnos y estar en compañía con nuestros seres queridos y personas cercanas. Es un tiempo ideal para conversar y “rozarse” con los demás. También es un tiempo de felicitaciones y de desearnos lo mejor.

Como pareja y padres, entre tú y yo, podemos vivir y, de paso, transmitir estos valores. La mejor forma de hacerlo es dando ejemplo a nuestros hijos desde muy pequeños, siendo coherentes con lo que decimos, razonando nuestros consejos sin imponérselos, corrigiendo sus fallos con mucho amor…

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