Día Mundial contra las Drogas

Cannabis: la droga que a tus hijos les parece legal y restan importancia

Fad Juventud pide que se proteja a los menores frente a los mensajes que banalizan el consumo de dicha sustancia

Ana I. Martínez

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España acaba de aprobar el cannabis medicinal y, tras este cambio, la Fundación Fad Juventud quiere recordar que más de medio millón de adolescentes y jóvenes (28,6%) han consumido esta sustancia en el último año mientras que casi un 18% ha realizado un consumo problemático que implica problemas de salud mental, de relación y/o dificultades para el aprendizaje , entre otras consecuencias.

«Parece que, en general, la percepción de los riesgos del consumo de cannabis es baja en la población española«, comenta Eulalia Alemany , directora técnica de la FAD, a ABC. A su vez recuerda que según los datos de la última encuesta EDADES (2019-2020), «la percepción de la población española de 18 a 65 años sobre el consumo habitual de cannabis es menor que la de consumir un paquete de tabaco diariamente».

En esta misma línea se sitúa el Informe Mundial sobre Drogas (2021), que destaca que la droga ilegal más popular es el cannabis , con alrededor de 200 millones de consumidores, alertando de la baja percepción del riesgo por parte de la población joven . De hecho, el porcentaje de adolescentes que perciben el cannabis como dañino se redujo en un 25 % en Europa y en un 40 % en Estados Unidos

«En el imaginario colectivo, que también incluye a los jóvenes, existe la idea de que el consumo de cannabis no tiene grandes riesgos y que sus efectos no son muy perjudiciales«, explica Alemany. »Esta cultura se ha ido extendiendo y ha ido 'normalizando' los consumos -continúa la responsable-. Es frecuente entre los jóvenes sentir una presión que les 'obliga' a acercarse al consumo al pensar que es un comportamiento propio de los jóvenes, del grupo al que pertenecen, y del que no quieren sentirse excluidos«.

Tras haber sido aprobado en el Congreso recientemente el uso terapéutico del cannabis y su dispensación controlada en farmacias, la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura, recuerda que este «avance en la regulación de una sustancia que lleva años en un limbo legal y que puede suponer una ayuda terapéutica para determinadas enfermedades bajo control médico» es «positivo» pero «no podemos olvidar de que hablamos de una sustancia que supone un problema real de salud pública y que es nuestra responsabilidad proteger a los menores frente a los continuos mensajes que banalizan sus efectos, especialmente en las personas que están en pleno desarrollo o en situación de vulnerabilidad».

La realidad es que el cannabis no se ve como algo peligroso. «Se trata de una sustancia cuyo consumo está bastante extendido (ocupa el tercer puesto entre las sustancias de consumo, la primera ilegal) y sobre la que han surgido una serie de mitos y estereotipos que banalizan su consumo y que están influyendo en su consideración, muchas veces más próxima a una droga legal que a una ilegal», afirma Alemany. «Como en el caso del alcohol, la baja percepción de riesgo de la población general influye mucho en la percepción de adolescentes y jóvenes. Además, en este caso, como se ve en el gráfico del PNSD EDADES 2019, el probar esta sustancia es muy superior a otras drogas ilegales , aunque luego eso no se traduzca en altas tasas de prevalencia de consumo habitual«.

Por eso, la experta alerta de una posible «confusión» ante la reciente aprobación, «olvidando que hay que distinguir de forma muy clara el uso recreativo del posible uso médico , que se produce bajo un estricto control en la producción, distribución y venta«. Al final, »es frecuente pensar que estos posibles beneficios en el uso del cannabis se pueden generalizar y extrapolar a cualquier forma de consumo« al igual que cuando se considera una sustancia natural »no implica que no pueda tener consecuencias negativas«. Su disponibilidad en el mercado, añade la responsable, »también contribuye a pensar que no es una droga peligrosa«.

Consecuencias del consumo de cannabis

Sin embargo, sí lo es. «Como todas las drogas, su consumo conlleva riesgos biopsicosociales , es decir, riesgos asociados a la salud física, psicológica y social», explica Alemany. « Cuánto más joven se empieza el consumo, más riesgos asociados pueden ocurrir . Este inicio tan temprano está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar dependencia, alteraciones cognitivas y psiquiátricas y de peores consecuencias socio laborales y académicas».

La experta indica que hay diferentes grados de efectos: «los agudos, presentes durante una intoxicación como deterioro de memoria a corto plazo, ansiedad o paranoia. Más persistentes, aunque no permanentes como deterioro del aprendizaje y la coordinación, y a largo plazo por su uso constante, especialmente arriesgado si se comienza en la adolescencia, adición o esquizofrenia en casos con vulnerabilidad genética».

Por todo ello, Fad Juventud insiste en que no puede olvidarse de que es una sustancia que supone un problema real de salud pública sobre todo entre los menores. Y que no puede confundirse su terapéutico con su uso lúdico.

¿Y si pillo a mi hijo con cannabis?

Desde Fad se trabaja con familias, jóvenes y centros educativos en la educación en prevención del consumo de drogas y las problemáticas asociadas . Por ello, apoyan a las familias sobre cómo hablar sobre drogas con los adolescentes y mejorar la comunicación dentro de la familia . También en cómo poner normas y límites de una manera adecuada.

Si un progenitor se percata de que su hijo consume cannabis, Alemany aconseja « no perder la calma ». «Los consumos de drogas son muy diversos, hay distintas formas de consumo con muy distintas consecuencias, dependiendo también de la persona consumidora y las razones del consumo, el entorno…», recuerda.

«Es importante conocer la situación -continua-, intentar obtener información sobre las razones de estos consumos, el tiempo, las expectativas, las consecuencias…. Esto pasa por entablar un diálogo con el hijo consumidor de forma tranquila». Solo así, los progenitores podrán saber la información necesaria con la que abordar la situación. Eso sí, «siempre intentando no hacer juicios de valor en ese momento y tratando de mostrar una actitud comprensiva, aunque no por ello permisiva», puntualiza.

«Además, es importante que madres y padres sepan que no están solos -recuerda-, que hay profesionales que pueden ayudarlos y orientarlos en estos momentos de consumo inicial y también en otros posteriores. En la FAD contamos con el Servicio de Información y Orientación (SIOF), que ofrece orientación y ayuda ante situaciones como esta, es de llamada gratuita y funciona todos los días de lunes a viernes de 9 a 21 horas, su número es 900 16 15 15».

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