«El apego seguro entre el bebé y su cuidador es la piedra angular de todo lo demás»

Para Karl Heinz Brisch, psiquiatra experto en apego seguro entre padres e hijos, la fortaleza de este vínculo es crucial

Carlota Fominaya

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Para Karl Heinz Brisch, psiquiatra experto en apego seguro entre padres e hijos, la fortaleza de este vínculo es la piedra angular de una correcta salud física, psicológica, y social del niño . En este sentido, «es crucial que como sociedad hagamos todos los esfuerzos para ayudar a los padres y a los niños en sus fases de desarrollo iniciales, para asegurarnos de que se cumple paso por paso de forma correcta», afirmó Heinz Brisch durante la presentación de Primera Alianza , un proyecto de formación dirigido a la protección del menor cuya finalidad es la mejora de los vínculos tempranos en familias vulnerables. Surgido en 2012 en el Instituto Universitario de la Familia .

«Es crítico que un niño tenga padres que perciban las señales que les manda, que sean capaces de regular su estrés y afectos de forma apropiada, y que le ofrezcan seguridad emocional para que las neuronas del niño hagan las conexiones apropiadas», asegura Heinz Brsich. Normalmente, prosigue este reputado psiquiatra, «los niños con un vínculo de apego seguro tienen integrado un funcionamiento interno coherente. Los niños que no tienen ese apego seguro tienen un funcionamiento disociado».

Este modelo de apego incorrecto se suele desarrollar, explica este experto, «cuando el niño percibe que los padres le tienen "miedo", algunas veces están incluso "aterrorizados", colapsan y entran en un estado en el que son incapaces de responder a las señales de sus hijos». En esencia, prosigue, «no perciben a sus padres como entidades consistentes y coherentes a la hora de luchar contra el estrés, o las distintas situaciones emocionales del día a día».

Esto cobra especial importancia, explica, cuando el propio niño está sufriendo estrés y miedo y busca a su vez en sus progenitores una figura de seguridad y protección. «Si la propia figura de apego (la madre) siente miedo en estas situaciones, quizás porque ella misma no ha resuelto sus propios traumas infantiles , puede bloquearse con las peticiones de su hijo, que responden a un comportamiento perfectamente normal, como llorar o vomitar». «Debido a la propia ansiedad de la progenitora, en este caso la madre, esta no es capaz de ofrecer seguridad y protección que el niño está buscando, ni de responder a las señales del bebé, que necesita calma, seguridad y ayuda para regular sus afectos, añade. En estas circunstancias, concluye Karl Heinz Brisch, «el niño puede no desarrollar un modelo organizado de personalidad» .

Estudios longitudinales, concluye este experto, «han demostrado que los niños que no tienen un buen esquema de apegos durante su primer año de infancia tienden a desarrollar síntomas de trastorno de personalidad durante la adolescencia ».

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