«La familia es la encargada de devolver el estatus social perdido a los mayores con depresión»
El Ceo de Qida apunta que la depresión en el colectivo geriátrico «suele pasar desapercibida»
Oriol Fuertes, CEO de Qida , reconoce que a pesar de que la depresión en las personas mayores es de mayor gravedad que en adultos jóvenes y es de difícil diagnóstico, es una de las enfermedades mentales con mejor pronóstico debido a su carácter reversible.
¿De qué manera afecta la depresión a las personas mayores en nuestro país?
La depresión es, junto con la demencia, la enfermedad mental más prevalente en las personas mayores y conlleva un verdadero problema de salud pública. La población cada vez está más envejecida y la población anciana es frágil y vulnerable. Este colectivo mayoritario debemos tenerlo muy presente tanto para dirigir nuestras acciones de acuerdo con sus necesidades como para estructurar la manera en que el resto de la sociedad toma responsabilidad en el asunto.
El envejecimiento supone un conjunto de cambios a nivel psicosocial, físico y biológico de la persona. En primer lugar, la modificación de la situación psicosocial se determina por el aislamiento social derivado de la pérdida de soporte del entorno y la caída del estatus dentro de la sociedad.
En segundo lugar, a medida que aumenta la edad incrementa la limitación motora y la incapacidad de la persona para adaptarse a su entorno y circunstancia. Finalmente, a nivel biológico aparecen patologías con alta comorbilidad y, sobre todo, procesos neurodegenerativos que pueden derivar a la aparición de depresión.
¿Están suficientemente tratadas o, como son mayores, existe la creencia generalizada de que es algo inherente a la edad?
Frecuentemente la depresión en el colectivo geriátrico pasa desapercibida. El hecho de que las personas mayores hayan pasado por momentos vitales más determinantes como la jubilación, los duelos, la caída del estatus social, la limitación económica, la aparición de enfermedades… hace que se pueda llegar a normalizar un estado anímico más bajo. De hecho, la creencia extendida tanto en la sociedad como en el sector sanitario de que la depresión es una derivación natural del proceso de envejecimiento es uno de los principales inconvenientes a la hora de diagnosticar adecuadamente esta enfermedad.
¿Cuáles son las principales causas de la depresión en la tercera edad?
Los factores etiopatogénicos que determinan la aparición de depresión en personas mayores son los mismos que en el resto de las edades: factores genéticos, químicos y sociales. Aun así, en ancianos este último factor es el más determinante y, por tanto, es donde se debe prestar especial atención para poder evitar su aparición. En este sentido, existe un mayor porcentaje de personas mayores con depresión que viven en residencias respecto a las que viven en comunidad.
¿Qué síntomas que nos deben hacer sospechar?
El principal síntoma es la anhedonia; es decir, la pérdida de ilusión que se traduce en apatía o indiferencia. También puede aparecer irritabilidad, angustia o lentitud en el proceso de pensamientos. Del mismo modo, son habituales los trastornos del sueño o la disminución del apetito. Finalmente, no hay que obviar el alto riesgo de suicidio en personas con depresión senil que implica que tanto la comunidad como los profesionales sanitarios estén con una actitud alerta.
¿De qué manera puede favorecer la familia a la mejoría de su situación?
Como el principal factor que conduce a los mayores a padecer depresión es el entorno social, la familia es la pieza clave que sostiene la vida de estas personas. El entorno familiar es responsable de atender a sus seres queridos, de cuidarlos y dedicarles el tiempo necesario para que se sientan acompañados. La familia es la encargada de devolver el estatus social perdido.
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