ISABEL PERMUY
EDUCACIÓN

Gabriel, el alumno con la nota perfecta de acceso a la universidad

La intención de este joven madrileño de 17 años es cursar Ingeniería Aeroespacial

MADRID Actualizado: Guardar
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Organización, capacidad de trabajo, amor propio, un buen método de estudio y un entorno familiar muy favorable para el aprendizaje. Estos han sido varios de los factores que han llevado a Gabriel de Haro Pizarroso, alumno aventajado del Colegio SEK-Ciudalcampo, a lograr una nota de 14 puntos en la nota de acceso a la Universidad. Gabriel, graduado del Programa del Diploma del Bachillerato Internacional (IB), consiguió 42 puntos sobre los 45 posibles en el examen de su diploma bilingüe, lo que equivale a una puntuación de 10 en la Fase General de la PAU, según la normativa del BOE 10.03.2014.

Este alumno se presentó después a la Fase Específica en la UNED, donde se examinó de las materias Matemáticas II y Física, en las que obtuvo un 10 en cada una en esta fase de calificación.

Esta nota, sumada al 10 ya obtenido en la Fase General, es lo que ha supuesto una calificación máxima de 14 puntos en la nota de admisión a la universidad. ¿Su intención? Cursar Ingeniería Aeroespacial, la rama de la ingeniería que se ocupa del diseño y fabricación de aeronaves y vehículos espaciales, así como del equipamiento que requieren.

Rutina de estudio, básica

¿Cuál ha sido el camino que ha seguido este joven estudiante de 17 años para alcanzar ese nivel? Gabriel no cree que haya un único factor pero sí reconoce ser muy organizado, metódico y regular. «Mi rutina consistía en estudiar todos los días hasta la hora de la cena porque sabía que hacerlo después de esa hora suponía un desgaste improductivo», asegura este joven, que también ha tenido tiempo libre para salir con sus amigos, hacer algún viaje y jugar a los videojuegos. «Puede parecer lo contrario, pero valoro mucho mi tiempo personal de ocio», afirma.

Sí puede ser, reconoce, «que la actitud haya marcado la diferencia». «Cuando estudias, hay que poner interés. Porque si simplemente te tomas los libros como un deber y no disfrutas del proceso, al final se hace difícil, por no decir imposible». «Siempre he intentado encontrar algo positivo de lo que tenía que estudiar», remarca.

Otra de las claves del éxito parece estar en el aprovechamiento máximo del tiempo escolar. «Si entiendes los conceptos que explicaba el profesor en clase y aprovechas el tiempo de colegio, tienes el 80% hecho». «El trabajo en casa –más que un rato de estudio–, debe ser un repaso o una consolidación de lo que se ha visto en el aula», asegura. En ese sentido Gabriel reconoce haber sido «un pesado que no ha parado de preguntar al profesor hasta que no ha comprendido el concepto que se ha explicado en clase». «A la gente le cuesta levantar la mano cuando tiene una duda, pero si la tiene, es mejor resolverla porque de otra forma sino se hace bola. Es mejor cortar de raíz y en el momento en que te surge el problema, solucionarlo», explica.

Relación familia y escuela

De padres telecos, Gabriel nació en un hogar donde tenían muy claro no solo la importancia del conocimiento, sino de la relación familia y escuela. «No he faltado ni un solo día a una sola tutoría, o a una fiesta en el colegio. Hubiera sacrificado cualquier cosa con tal de asistir. Es básico que haya un alineamiento entre los educadores y los padres», asegura Marta, su madre.

La elección de colegio tampoco se dejó al azar. «Optamos por una institución como el SEK porque nos parecía que su oferta de “Aula Inteligente” era lo mejor para él». Este aprendizaje se basa, explica Mercedes Redondo, profesora y coordinadora de TIC del SEK Ciudalcampo, en que «alumnos y profesores forman una comunidad de aprendizaje cuyo objetivo es desarrollar la inteligencia y los valores de los estudiantes. En nuestras clases, son los propios alumnos quienes planifican, realizan, y regulan sus propias actividades.

Capacidades del alumnado

«Creemos que los contenidos son básicos pero, a día de hoy, donde cualquier dato está a golpe de clic, resulta particularmente importante fomentar la capacidad de discriminar y relacionar información, de trabajar en equipo, de comunicar de manera eficiente, de ser multidisciplinar, en definitiva, y para nosotros esto formaba parte de la oferta de este colegio», prosigue Marta.

Esta madre reconoce que, por su profesión, ninguno de los dos progenitores ha dejado nunca de estudiar, una actitud que cree que se ha contagiado en casa por «una especie de osmosis». «Además siempre hemos visto documentales juntos, los fines de semana visitamos museos... pero no como algo forzado, sino de forma natural, por compartir cosas», afirma esta profesional.

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