¿Estás seguro de que tus hijos no juegan con aplicaciones de hacer liposucciones?

Los padres deben hacer un seguimiento continuo de lo que sus hijos descargan en sus dispositivos móviles

MADRID Actualizado: Guardar
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Lo normal es que las aplicaciones móviles creadas para el público infantil sean honestas, bien desarrolladas, formativas, y que traten a los niños con respeto... Pero no se puede bajar la guardia. El listado que hay en el mercado es muy grande, con nuevas incorporaciones casi a diario, y es prácticamente imposible configurar una guía completa y actualizada que garantice el uso seguro del teléfono o de la tablet por parte de los menores. Los expertos advierten a los padres de que «es necesario tener herramientas para realizar un seguimiento continuo, a poder ser semanal, y si es diario, mejor que mejor, de qué apps están utilizando los niños. Y más en época estival, donde es muy probable que estén en casa bajo supervisión de personas que no tienen por qué saber qué riesgos entraña el uso del móvil».

Pero la supervisión de las actividades que realizan los menores con estos dispositivos es fundamental. Si el niño es pequeño, y está trasteando con el móvil de un adulto, entre las principales medidas de precaución a poner en práctica estaría algo tan sencillo, indica Álvaro Varona, fundador de la web GeneraciónApps, «como acceder al panel de ajustes de nuestros smartphones y tablets y restringir el uso de aplicaciones o que los padres se descarguen la aplicación de Youtube Kids, o Clan».

Si son un poco más mayores, lo primero que tendrían que hacer unos padres para saber si los contenidos de una aplicación son o no son aptos sería identificar si estos son adecuados para su edad. Y para eso, según apunta Pascual Hernández, responsable de Smartme Family, hay que acudir inexorablemente a la fuente oficial PEGI. «Al descargarnos una aplicación, revisaremos en su ficha la clasificación PEGI, que es la referencia oficial que indica a partir de qué edad es adecuado el uso de dicha app, teniendo en consideración violencia, insultos, contenido sexual, conexión a internet, etc.», apuntan.

El siguiente paso sería, prosigue Varona, acompañar al niño en la descarga, de manera que, a la postre, «tengamos un control sobre lo que se baja porque como bien sabemos, hay aplicaciones que no entrañan ningún tipo de riesgos y que pueden ser beneficiosas para su edad y, sin embargo, otras no aptas para menores bajo ningún concepto pero que pueden confundir por su apariencia infantil y que pueden hacer que el niño acabe “jugando” a hacer liposucciones, como ocurrió hace seis meses en un caso que denunciaron en Argentina».

Así, el fundador de Generación Apps recomienda investigar sobre quiénes son los autores, qué otras aplicaciones han desarrollado... pero, sobre todo, qué tipo de seguridad ofrece. Dentro de ese ámbito, continúa, «es importante que los padres comprueben que no se conectan a redes sociales de forma automática (es decir, que Facebook o Twitter no publican que el niño está jugando, por ejemplo) y, sobre todo, que no permiten realizar compras dentro de la aplicación». «Los niños no deberían tener acceso a la tienda de aplicaciones o “market place”. Igual que no se les da la tarjeta de crédito para que vayan al supermercado y compren lo que les da la gana, en una tienda de apps pasa lo mismo», aclara.

Usos fraudulentos de datos

Varona, en cualquier caso, advierte que «cuando al niño se le da cierta autonomía a la hora de hacer descargas de aplicaciones en su móvil, tiene una tendencia natural a aceptar todo lo que sale en la pantalla. Y puede ocurrir que alguna pida autorización para abrir la cámara del móvil del niño, o el micrófono, y se use con fines fraudulentos. Aunque por fortuna, esto sea un fenómeno minoritario, merece la pena pasar un rato organizando el nivel de seguridad del dispositivo de tu hijo, o el tuyo propio».

Entonces, ¿cómo saber qué apps son adecuadas para un menor, cuáles acabará descargando con toda probabilidad y cuáles deberían hacer saltar las alarmas de los progenitores? Según los expertos, aquellas que responden a una temática educativa pueden acompañar a un niño a pasar las largas jornadas de verano. Según el experto de Smartme Family, en esta línea hay una extensa oferta para que el niño se divierta y aprenda o refuerce los contenidos aprendidos durante el curso: «Hay algunas muy apropiadas para desarrollar habilidades matemáticas; apps de puzzles y memoria, juegos para formar figuras adaptadas al móvil, o incluso algunas que se pueden disfrutar en familia».

Pero como es verano y no vamos a estar siempre aprendiendo, debemos tener en cuenta las aplicaciones que están de moda y que casi con toda seguridad se pueden ver instaladas en el móvil de un menor. «No son peligrosas por sí solas, pero hay que estar pendiente del uso que se hace de ellas y, sobre todo, de cuánto tiempo invierten concentrados para que su uso se convierta en una “adicción”».

Basándonos en ese indicador, puntualiza Pascual Hernández, de Smartme Family, el uso «razonable» de estos juegos estaría en una media hora, aproximadamente. «Si el niño pasa más tiempo, eso no es un comportamiento normal», advierte Pascual Hernández. Y las que «por motivos obvios no deberían estar en el listado de un niño son las apps de citas y encuentros, las de apuestas online y las de vídeo chat, que podrían utilizarse para cometer acoso o ciberbullying», añade.

En cualquier caso, lo ideal sería, concluye David Sancho, experto en ciberseguridad de Trend Micro, que los padres prueben la aplicación ellos mismos. «No se necesita ser un experto, ni tampoco tener un conocimiento exhaustivo, para que un adulto se dé cuenta de si lo que está viendo su hijo es conveniente». «Los padres tienen la obligación de saber qué están poniendo en manos de sus hijos. Igual que cuando vas al cine con ellos o les vas a dar un libro para que lean, o les ofrecemos cualquier otro producto para su consumo», concluye este investigador de Malware.

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