Bebés

La «espectacular transformación» que sufren los pechos durante y después del embarazo

Los senos de las madres desarrollan «complejas estructuras» para poder alimentar al recién nacido

ABC Familia

El embarazo es un período en el que el cuerpo de la mujer experimenta multitud de cambios , tanto fisiológicos como hormonales. La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) explica que los cambios suceden «para asegurar el crecimiento y el desarrollo del feto mientras se mantiene la homeostasia».

Una de las partes que más se modifica durante esta época son los pechos , que se preparan para la llegada del bebé. Inician una «espectacular transformación» y desarrollan «complejas estructuras» para poder alimentar al recién nacido, explica Medela.

Sin embargo, aunque es en la pubertad cuando las mamas comienzan a desarrollarse, tras esta etapa no son órganos maduros y siguen en constante cambio hasta la menopausia.

Por otra parte, como parte del ciclo menstrual, los pechos renuevan sus propias células internas. Este constituye el motivo por el cual las mujeres pueden notarlos blandos y sensibles o experimentar hinchazón durante el período. Aumento de talla y sensibilidad durante el embarazo o dolor tras el parto son algunos de los cambios que experimentan los pechos desde el embarazo al destete, según Medela.

Cambios internos

Con el embarazo, el ciclo de renovación de las células internas de los senos queda interrumpido. Con la retirada de la placenta , los niveles de progesterona de la madre empiezan a descender, lo que inicia la transformación de los pechos en órganos productores de leche.

Durante este período, los conductos internos de la mama que se encargan de llevar la leche desde los lóbulos mamarios hasta el pezón, llamados galactóforos, aumentan en número y en complejidad, y comienzan a bifurcarse hasta formar un complejo sistema de alimentación para el bebé.

A su vez, las células productoras de leche, los lactocitos, también empiezan a desarrollarse en el interior de los pechos y la cantidad de sangre que llega a los mismos se duplica, el motivo por el que se pueden ver las venas a través de la piel . Toda esta actividad en el interior de los senos puede provocar alguno de los primeros signos del embarazo, tales como dolor, hormigueo, hinchadez o pesadez.

A menudo, los cambios que se producen en las mamas son el primer signo de embarazo en muchas mujeres. A partir de las tres o cuatro semanas, el aumento de las hormonas y la transformación en la estructura de los senos hacen que pechos y pezones tengan mucha más sensibilidad y estén más blandos.

Además, durante todo el embarazo, es probable que el aumento de pecho sea de una talla y media más que antes. A las 12 semanas de gestación aproximadamente es importante adquirir un sujetador de embarazo. Se recomiendan los modelos sin costuras porque los sujetadores con aros pueden clavarse en los conductos galactóforos durante su desarrollo, con tirantes anchos y con un tejido suave y transpirable.

En el segundo y tercer trimestre

Durante el segundo trimestre es posible que los pezones y areolas aumenten su tamaño, puesto que sobre la semana 15 del embarazo es cuando se activarán las células productoras de leche . En la semana 22 se iniciará su producción. Sin embargo, el cuerpo reabsorberá esta leche debido a que las hormonas del embarazo evitan que se acumule o que se produzcan pérdidas.

Además, los pequeños bultos o granitos de la areola, los tubérculos de Montgomery, se hacen más grandes y oscuros, secretando un aceite hidratante que protege contra el dolor y las infecciones al iniciarse la lactancia. Los científicos creen que este aceite es similar al del líquido amniótico y que puede ayudar a guiar al recién nacido hacia los pezones para comenzar la lactancia tras el nacimiento. Es recomendable limpiar esta zona solo con agua y secarla con una toalla dando unos suaves golpecitos.

Durante el tercer trimestre , en el caso de que la futura madre tenga los pezones planos o invertidos y haya superado las 32 semanas de gestación en un embarazo normal, es aconsejable colocar unos formadores de pezones en el interior del sujetador para que ayuden a sacarlos. De este modo se facilitará el agarre al pecho del recién nacido.

Además, en estos últimos meses es probable sentir los pechos más pesados o doloridos . Esta sensación puede mejorar con el uso de un sujetador para dormir y uno deportivo como refuerzo para hacer ejercicio y evitar dolores en los pechos y en los ligamentos.

Por otra parte, el aumento del tamaño de los senos también puede producirse de forma repentina durante la gestación y pueden aparecer estrías o sentir picor en los senos. Con el fin de aliviar esta sensación, las futuras madres pueden utilizar una crema hidratante, aunque la aparición de las estrías tiene más que ver con la genética y el tipo de piel.

Durante la lactancia

Entre el segundo y el cuarto día después del parto, un período más largo si la madre se ha sometido a una cesárea o el parto ha sido traumático, los pechos están más llenos y firmes debido a que se produce la llamada «subida de la leche».

Algunas madres sienten molestias o dolor en los senos tras el nacimiento del bebé. Este problema, denominado congestión, ocurre cuando la madre produce más leche de la que pueden soportar los pechos, provocando que estos se endurezcan en exceso y estén extremadamente llenos. Es una situación temporal, y a pesar de que sea un periodo doloroso, se debe seguir dando el pecho al recién nacido.

Además, durante los tres primeros meses de lactancia, es probable que las madres continúen notando los pechos bastante llenos antes de una toma. Conforme el bebé va creciendo, la madre notará que sus pechos no están tan llenos, pero esto no significa que produzcan menos leche.

Transcurridos seis meses , lo normal es perder tejido graso del pecho, con lo que su tamaño tenderá a reducirse progresivamente. Este cambio se producirá aunque la madre ya no dé el pecho al bebé, y se debe a que los pechos trabajan de un modo más eficiente tras los primeros seis meses, circunstancia posiblemente provocada por una redistribución del tejido mamario.

La Asociación Española de Pediatría destaca que, durante la lactancia, el pecho puede doler por ingurgitación, obstrucción de un conducto o mastitis.

La ingurgitación consiste en que los pechos producen más leche de la que el lactante extrae. Se da con más frecuencia en el primer hijo y cuando se amamanta al bebé con horarios rígidos y pocas tomas al día.

La AEP especifica que la obstrucción de un conducto lácteo surge como consecuencicia de un vaciado defectuoso o ineficaz de un lóbulo mamario, por una mala técnica de lactancia o por la utilización de sujetadores de talla o modelo inadecuados y, por último, define mastitis como una inflamación de uno o varios lóbulos de la mama que puede acompañarse o no de infección.

Tras el destete

En el momento en el que el bebé deje de tomar el pecho, éste volverá a su estado inactivo, y se invierte todo el proceso de lactancia. Lo habitual tras el destete es que en un plazo de tres meses los senos recuperen el tamaño previo al embarazo.

La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses. Sin embargo, todo el proceso de crecimiento y desarrollo se iniciará de nuevo cuando se produzca otro embarazo.

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