La vida de ensueño de Jennifer Gates, amazona y «princesa» de Microsoft

La primogénita de Bill Gates ha viajado a Madrid junto a su novio, el jinete Nayel Nassar, para competir en el Longines Global Champions Tour

Jennifer Gates y su novio Nayel Nassar, ayer en el Club de Campo Villa de Madrid GTRES
Ana Mellado

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Con una fortuna personal de más de 90.000 millones de dólares, Bill Gates se ha pronunciado en más de una ocasión sobre lo envenenado que puede llegar el dinero caído del cielo, ese que se obtiene sin mover un dedo. Tiene claro que a sus tres hijos Jennifer, Rory y Phoebe –fruto de sus 25 años de matrimonio con Melinda– no les faltará nunca de nada , pero tampoco quiere entorpecer sus caminos apartándoles de la cultura del esfuerzo. Cuando le preguntan por su herencia contesta que a sus vástagos les dejará lo suficiente para que sientan la necesidad de trabajar, pero sin sentir que se tienen que preocupar. El resto irá a parar a su fundación y causas benéficas.

Por mucho que Gates, un tipo afable y bastante sensato, trate de que su riqueza no acabe nublando a su prole, al final como cualquier padre acaba cediendo a sus caprichos. De sus tres hijos, la que ha llevado una vida más expuesta ha sido su primogénita Jennifer , de 23 años, quien este fin de semana se encuentra en Madrid para competir en el Longines Global Champions Tour . De pelo cobrizo, ojos azules y rostro pecoso, lleva subida a lomos de un caballo desde los seis años y ha participado en las mejores competiciones ecuestres. Por supuesto, la chequera de su padre ha sido la mayor impulsora de una pasión convertida en carrera. En 2016 le compró por más de 10 millones de dólares un gran complejo en Wellington (Florida) donde además de una vivienda de más de 600 metros cuadrados, construyeron 20 establos y un espacio de arena para entrenar con los caballos.

Jennifer ha compaginado su periplo por los mejores circuitos del mundo con sus estudios. En junio de 2018 se graduó en Biología en la Universidad de Stanford. Precisamente aquí conoció a su novio, el también jinete Nayel Nassar, de raíces egipcias. El joven creció en Kuwait y se trasladó a California para estudiar Administración y Economía. Juntos han viajado a Madrid, puesto que los dos compiten este fin de semana.

A diferencia de sus padres, quienes siempre han tratado de blindar su vida privada, Jennifer pasea su vida de lujos y caprichos en su cuenta de Instagram donde reúne a más de 148.000 seguidores. En su perfil no faltan idílicas imágenes de vacaciones en Costa Rica, de turismo en Nueva York, recorriendo el mundo con sus inseparables caballos o contemplando un espectacular atardecer con una copa de champán. La joven tampoco escatima en imágenes con sus padres, quienes el pasado enero celebraban sus bodas de plata. «Veinticinco años y tres niños después, seguimos riéndonos a carcajadas» , afirmaba Melinda en un cariñoso mensaje.

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