Mónica Naranjo: «No entiendo la sexualidad sin estar enamorada»
La cantante catalana celebra sus bodas de plata en la música con un nuevo disco, «Renaissance 25 aniversario» (Sony Music)
Poco queda de aquella Mónica Naranjo (Figueras, Cataluña, 1974) con pelo bicolor que irrumpió en la escena musical con su potente chorro de voz en los años 90. Confiesa seguir sintiéndose una niña, aunque con la madurez que le ha proporcionado la edad y sin la necesidad de travestirse como antes. «Conforme van pasando los años, necesitas menos capas porque estás más segura, más cómoda. Es lo bueno de cumplir años», se sincera la cantante en una entrevista con ABC. Todavía guarda en la memoria, como si hubiera sido ayer, el momento en el que, con gran valentía, cogió el petate a los 17 años para probar suerte en México. Ahora celebra sus bodas de plata en la música con un nuevo disco, «Renaissance 25 aniversario» (Sony Music), que sale a la venta hoy y que repasa los grandes éxitos de su carrera, de la que no cambiaría nada. «Todo en su conjunto ha ayudado a ser la profesional que soy hoy. Mirarte al espejo y decir ‘‘ostras, al final he hecho todo lo que quería ’’. Eso es importante», asegura.
Como cualquier artista, ha sentido las presiones de la industria para adaptarse a los nuevos estilos, pero nunca se ha supeditado: «A lo largo de mi carrera, la frase que más me han dicho en estos 25 años es que me iba a dar una hostia y no me la he dado. Al final, uno tiene que ser fiel a su instinto y sobre todo a su persona». Sí que hubo un momento en su carrera, que duró siete años, en el que necesitó tomar distancia. «Estaba cansada de luchar contra una industria que la encontraba bastante deshumanizada . Ni avisé. Cogí mi macuto y me refugié en un pequeño pueblecito de Italia, en casa de una amiga, y estuve un montón de tiempo aprendiendo a vivir y encontrándome a mí misma», confiesa.
Regresó en 2008 con el disco «Tarántula» con las energías renovadas y las ideas claras aunque, tras varios álbumes, volvió a hacer un parón de cuatro años en su carrera, para ella algo necesario cada cierto tiempo: «Necesitaba encontrar la chispa otra vez de los proyectos. La música tiene sus tempos y hay que respetarlos».
El año del renacimiento
El 2019 ha sido un año señalado en la vida de Mónica Naranjo, su renacimiento. Ha vuelto a subirse a los escenarios y regresa con fuerza con el nuevo disco, pero también ha vivido unos meses difíciles tras la separación de Óscar Tarruella tras 15 años de convivencia, al que conoció después de un robo en su casa. Él era el mosso d’Esquadra encargado de la investigación y no tardaron en enamorarse. El final amistoso de su relación, en julio de 2018, acabó con unas duras declaraciones por parte del exagente , asegurando que sintió miedo a su lado. Pero Naranjo solo tiene buenas palabras para él: «Cada uno tiene una forma diferente de afrontar el dolor y hay que respetarlo. Yo soy más distante, siempre he sido una persona que he controlado mucho mis sentimientos y soy más de llevarlo en mi soledad interna. Pero le agradezco todo lo bonito y todo lo que he aprendido».
Un factor fundamental en la recuperación de la artista ha sido la aventura que emprendió, sin vergüenza alguna, como presentadora del espacio «Mónica y el sexo». «Ha sido un acto de amor y una gran catarsis. He aprendido sobre todo a compartir (también en la cama). ¿Por qué no hablar de sexo, algo que va inherente al ser humano y tan sano ?», dice la artista a la vez que asegura que para tener una relación sólida, hay que compartir: «En una pareja el individualismo no puede existir y lo difícil es compartir hasta tus miserias».
Quizá sea también el año en el que encuentre a la persona «bondadosa y auténtica» que busca, pues asegura no ser de atracción física. «Sé reconocer cuando veo que una persona es precioso o preciosa pero eso no me da el estímulo que yo necesito para enamorarme. No entiendo la sexualidad sin estar enamorada», asegura.
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