Laurence Debray: «Cuando Don Juan Carlos abdicó le vi muy aliviado, me dijo que no le gustaba el poder»

Pese a sus firmes raíces republicanas, 1,7 millones de franceses se congregaron frente al televisor el pasado lunes para adentrarse en los últimos 50 años de nuestra historia, narrados en primera persona por el Rey Don Juan Carlos. El documental «Moi, Juan Carlos, roi d’Espagne», emitido por el canal France 3, cosechó un elevado índice de audiencia que evidencia la fascinación que ejerce nuestra Monarquía en el país galo. Sorprendentemente, el documento audiovisual, dirigido por el cineasta Miguel Courtois y la periodista e historiadora francesa Laurence Debray, no verá la luz en España. RTVE, coproductora de la película, ha decidido no emitirlo dentro de nuestras fronteras.

«Han dicho que Don Juan Carlos ya no era jefe de Estado y que quedaba descontextualizado.

Los motivos pueden ser varios, pero a mí no me han dicho nada oficial. Es una gran decepción, como cuando escribes un libro y nadie lo quiere publicar. No lo entiendo, es una incógnita...», expone Debray, en conversación telefónica con ABC, con un español impecable.

La decisión de suspender la emisión de la cinta en España ha despertado todo tipo de rumorología, pero la periodista francesa hace hincapié en que nunca esgrimieron un motivo político, como han publicado algunos medios. «No, no es verdad que nos dijeran que echaban en falta la intervención de alguien del PP o el presidente en funciones Mariano Rajoy».

Debray, hija del intelectual francés Régis Debray, que luchó con el Che Guevara y luego fue asesor del presidente François Mitterrand, descubrió al Rey durante un viaje a España cuando tenía 7 años. «Era tan guapo como un artista de Hollywood y acababa de salvar a España de un golpe de Estado», escribe en el prólogo de su libro «Juan Carlos de España, la biografía más actual del Rey» (Alianza Editorial). Al regresar a París, colgó en su cuarto un retrato de Don Juan Carlos con el uniforme de gala. Su padre lo arrancó de la pared y lo reemplazó por uno de Mitterrand con una rosa roja en la mano.

En febrero de 2014, sin el más mínimo presagio de que Don Juan Carlos abdicaría en cuestión de meses, Debray entrevistó al Monarca durante dos días. «Es muy campechano. Me habían dicho que estaba muy cansado porque había sufrido varias operaciones. Tenía rehabilitación por la mañana y nosotros nos vimos dos tardes. A pesar del dolor y del cansancio, es un hombre muy abierto, hablaba con todo el equipo técnico. Me sorprendió. Tiene curiosidad hacia la gente. Tiene la grandeza de ser humilde y muy atento».

Reunidos en la intimidad de su despacho, comienzan a desmenuzar los momentos más trascendentes que le tocó vivir mediante el visionado de unas imágenes de los archivos de Televisión Española. Don Juan Carlos reflexiona sobre su vida desde que llegó a Madrid a bordo del Lusitania Express, procedente de Estoril, hasta la Proclamación de su hijo. «Nunca me impidieron hacer una pregunta. Ni él ni Rafael Spottorno me censuraron ni una sola. Pude preguntar todo lo que quería con libertad. Tengo una amiga que hizo un documental sobre un ministro francés y prácticamente no le dejaron hacer nada. Yo no tuve ese problema».

Comentaristas de lujo

La única pregunta que el Rey emérito encaró con más cautela fue la muerte de su hermano. «No se extendió mucho, porque estaba muy emocionado. También se mostró bastante más elusivo al tratar su boda con la Reina Doña Sofía. Pero mi objetivo era más político que sentimental».

Además de Juan Carlos I aparecen en el documental su hermana, la Infanta Doña Pilar, el escritor Mario Vargas Llosa, el exlíder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, el también socialista Alfonso Guerra y, brevemente, su hijo, entonces Príncipe de Asturias. «A Vargas Llosa lo conozco desde pequeña. Es amigo de mis padres. Fue un gusto poder entrevistarlo para que nos contara su visión de un extranjero en España. Relató muy bien la transformación del país cuando llegó como estudiante y luego veinte años después, con una España diferente. Juan Carlos podría ser un personaje de una novela de Vargas Llosa porque tiene una vida increíble».

De Alfonso Guerra, Debray destaca su fuerza para sintetizar y su ironía, mientras que la Duquesa de Badajoz le brindó el lado más familiar del Rey. Pero quien realmente le muestra un lado desconocido es el propio Don Felipe. «Es muy reflexivo, se nota que es muy serio y piensa mucho sus respuestas. Es menos espontáneo que Juan Carlos. Hizo unas reflexiones muy importantes e íntimas. Para mí es un misterio cómo se aprende a ser rey».

Además de estos cinco personajes, los productores tenían prevista la intervención del Rey de Marruecos, Mohamed VI, quien finalmente declinó la intervención. «Teníamos un calendario fijo de entrevistas y no pudimos cuadrar con él. No querían y adujeron motivos de salud. En las imágenes de Proclamación de Don Juan Carlos se ve al actual Rey Mohamed con 10 años. Me interesaba porque siempre estuvo muy cerca de la Familia Real española».

Al término de la segunda y última jornada de grabación, antes de que Don Juan Carlos convidara a todo el equipo a un vino español, Debray acabó arrancándole las lágrimas al preguntarle por el peor momento de su reinado. «Pensé que me contestaría algo relacionado con la caza de elefantes o el caso Nóos. Pero no. Empezó a llorar al hablar de ETA y de los 800 muertos que se convirtieron en los 800 peores días. No me lo esperaba para nada».

Lo que tampoco se esperaba es que esta entrevista fuera la última de Don Juan Carlos antes de abdicar. Como a todos los españoles, le pilló por sorpresa, aunque echando la vista atrás ató cabos. «Dijo varias veces que no le gustaba el poder, que no entendía por qué la gente se amarraba a él. Me marcó mucho. Cuando abdicó lo vi muy aliviado. No es un hombre político, no tiene ansias de poder, es un jefe de Estado».

Debray volvió a coincidir con Don Juan Carlos tras la abdicación. Le regaló su libro, no sin antes pensar concienzudamente en la dedicatoria que le escribiría. Sin duda, las líneas más difíciles. «Conocí a muchos hombres políticos, pero le aseguro que a ninguno como él», sentencia antes de colgar el teléfono.