Isabel II en Balmoral, «el lugar más bonito del mundo»

No verán a Isabel II buscando su ocio en playas exóticas o safaris lejanos. No lo hacía de joven y menos lo hará a sus (estupendos) 90 años. La Reina veranea siempre en Balmoral, su castillo escocés, donde acaba de llegar. Disfruta de unas vacaciones largas, pues no suele regresar a Londres hasta comienzos de octubre. Es, de todas maneras, un descanso activo. La acompañan sus célebres «cajas rojas», con las que despacha los documentos oficiales, y recibe en audiencia al menos una vez al primer ministro, ahora Theresa May.

A diferencia de Buckingham o Windsor, el palacio de Balmoral es propiedad personal de la Reina, pues la propiedad de las Highlands escocesas fue adquirida en 1852 por el Príncipe Alberto, el marido de la Reina Victoria.

Alberto, que era un esteta, derribó el viejo castillo y encargó uno de nuevo con aire de cuento al arquitecto William Smith, aunque el propio Príncipe acabó corrigiendo a su gusto parte de su diseño. La obra se completó en 1856. Balmoral es un pulmón natural de 20.000 hectáreas, por donde todavía corren los ciervos y los ponis y que acoge granjas y arroyos. Parte de la finca es visitable.

La Reina lleva allí una vida tranquila de gran señora campestre. Con la edad, los largos paseos con sus corgis comienzan a ser historia. Todo es más contenido. Tradicionalmente, en sus vacaciones recibe allí a amigos. La finca cuenta con seis casas destinadas a esos efectos. También se solían organizar bailes, concursos de tiro y pinics.

El espíritu de las vacaciones de Balmoral está muy bien captado en la película «The Queen», de 2006, que cuenta cómo la muerte de Diana de Gales sorprendió allí a la Reina y cómo Tony Blair la persuadió de que debía volver a Londres y compartir el dolor de su pueblo.

En Balmoral también descansan en verano el Príncipe Carlos y su esposa Camilla, que cuentan con su propia residencia, Birkhall, que antaño perteneció a la Reina Madre. Habitualmente la Reina recibe también la visita de los Duques de Cambridge y sus hijos Jorge y Carlota.

Las largas vacaciones en Balmoral son también un guiño político a favor de la unión, porque simbolizan la vinculación de la jefa del Estado con los escoceses. En septiembre de 2014, en vísperas del referéndum, Isabel II aprovechó su asistencia a un oficio religioso dominical en la propiedad para dejar caer un inhabitual comentario político que venía a recomendar a Escocia que votase a favor de seguir en el Reino Unido, como así fue.