Cayetana y Eugenia, el blanco y el negro

Madre e hija celebraron su puesta de largo en el Palacio de Dueñas, una tradición que romperá Cayetana Rivera

Eugenia Martínez de Irujo, junto a su madre, en su puesta de largo (1987) ABC

Pilar Vidal

El Palacio de Las Dueñas (Sevilla) acogió su primer baile de debutantes en abril de 1943. Entonces Cayetana Fitz-James Stuart tenía 17 años y su presentación en sociedad fue el acontecimiento social de la época. «El duque De Alba invita a usted al baile que con ocasión de vestirse de largo su hija María del Rosario Cayetana , marquesa de San Vicente del Barco, tendrá lugar en el Palacio de Las Dueñas de Sevilla, el 27 de abril de 1943 a las once de la noche». Este era el texto que acompañaba a la invitación que envío el entonces padre de Cayetana, Jimmy Alba , XVII duque De Alba.

A las mujeres se les exigía vestido de noche o flamenca y a ellos etiqueta. El evento no estuvo exento de polémica histórica, ya que el padre de la difunta duquesa de Alba, embajador de España en el Reino Unido durante la dictadura, plantó cara al general Franco . Este, tal y como reflejan las crónicas de la época, le pidió que Cayetana celebrará su puesta de largo junto a su hija Carmencita Franco . Una idea que declinó con un escueto pero directo «todavía hay clases, general». La celebración de Carmencita no tuvo mucha repercusión social. Cayetana, sin embargo, enfundada en un vestido estilo flamenco blanco, recibió como regalo de su padre el título de duquesa de Montero. Algunas crónicas de la época la retrataron como «la gentilísima María del Rosario Cayetana» y como «la heroína de la fiesta».

Quizás por ese recuerdo, y por no romper con la noble costumbre de presentar en sociedad a las jóvenes féminas, anuncio que aún hoy siguen celebrando, aunque con más glamour en París que en España, Cayetana quiso que su hija Eugenia repitiera la experiencia . Ante un millar de invitados, el jueves 18 de junio de 1987 quedó inmortalizada la benjamina de los Alba en una multitudinaria fiesta celebrada en los jardines del palacio y a la que acudieron casi un millar de invitados entre representantes de la nobleza, entre los que se encontraban los Astolfi , los Domecq y algún Borbón , el mundo de la política y artistas. En la hemeroteca queda inmortalizado el primer baile de Eugenia con el entonces marido de su madre, Jesús Aguirre . La joven eligió un vestido negro de inspiración flamenca para esta cita tan especial. «Estoy tan contenta como emocionada, tan emocionada, como contenta y feliz de vestir de largo en el mismo lugar donde lo hizo mi madre» fueron las palabras que dirigió a la prensa allí congregada. Eran pasadas las dos de la madrugada cuando a los compases del vals «Sobre las olas» la pareja acaparó todas las miradas presentes. Para la duquesa fue muy importante este gesto, ya que zanjaba las especulaciones sobre la mala relación de sus hijos con su segundo marido, Jesús Aguirre. La fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada.

Ahora es Tana Rivera , la nieta de la duquesa la que podría haber recuperado esa tradición y tras dos fallidas puestas de largo, Sevilla volverá a acoger la presentación en sociedad de una Alba , aunque ya con unos aires aristocráticos más modernos.

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