Carlota Casiraghi se casa por la iglesia en el pueblo de su infancia

Carlota Casiraghi (32 años) y Dimitri Rassam (37 años) contrajeron matrimonio religioso este sábado en la abadía de Sainte-Marie de Pierredon, muy próxima a Saint-Rémy-de-Provence, la diminuta localidad de la Costa Azul donde Carolina de Mónaco decidió instalarse con sus tres hijos tras la muerte de su segundo esposo, Stefano Casiragh i.

Veintiocho días después de su matrimonio civil, el 1 de junio , la pareja decidió celebrar el matrimonio religioso con un pudor excepcional, acompañados, según las primeras filtraciones, del príncipe Alberto II de Mónaco , la princesa Carolina , madre de la recién casada, y la actriz Carole Bouquet , madre del esposo.

En Mónaco, la ceremonia solo fue confirmada a primera hora de la tarde del domingo, a través de la difusión de dos fotos «oficiales» de una rara pureza firmadas por Felix Dol-Maillot .

La discreción, excepcional, la abadía y el pueblo elegidos para celebrar el matrimonio religioso sugieren una importancia muy fuera de lo común. Mónaco sostiene con el Vaticano unas relaciones que tienen siglos de historia. Las convicciones religiosas íntimas de la familia Grimaldi también tienen una dimensión de Estado. Se imponía, pues, un matrimonio religioso, celebrado con cierta sencillez, a ser posible. Carlota decidió personalmente dar a esa ceremonia una dimensión muy íntima, para ella, su madre y sus hermanos, Andrea (35 años) y Pierre (31 años).

Enredada en una compleja situación personal, tras el fracaso de su primer matrimonio con Philippe Junot , que solo fue anulado por la Iglesia, años más tarde, Carolina de Mónaco, solo pudo contraer matrimonio civil con Stefano Casiraghi, en 1983 . El trágico accidente acaecido el 3 de octubre de 1990, dejó a Carolina y sus hijos en una situación compleja, que el papa Juan Pablo II decidió zanjar facilitando el reconocimiento de la legitimidad de los tres hijos de Carolina.

La tragedia íntima y las tribulaciones que siguieron sometieron a Carolina a una tensión muy viva. Decidió abandonar Mónaco para instalarse en una propiedad familiar, en Saint-Rémy-de-Provence, con sus tres hijos, de muy corta edad.

Carlota, como Andrea y Pierre, estuvieron escolarizados durante varios años en ese diminuto pueblo. Veintitantos años más tarde, Carlota ha decidido volver a Saint-Rémy-de-Provence, para contraer matrimonio religioso en una abadía cuyos cimientos datan de 1205. Decisión íntima, personal, familiar, asociando a su madre y sus hermanos a una ceremonia muy alejada de los fastos del «glamour» convencional.

Decisión que también está trabada con la historia y relaciones de los Grimaldi con la Costa Azul y la Riviera italiana, que comenzó con una escaramuza armada, «tomando» el peñón donde se construiría el actual Palacio de la familia reinante. Durante siglos, los Grimaldi defendieron la independencia de sus propiedades contra las ambiciones francesas, italianas y españolas. Y entre sus títulos de nobleza se encuentran todos los blasones de la historia de la Costa Azul.

Mujer de mucho mundo, versada en filosofía y marketing publicitario, no solo personal, Carlota Casiraghi ha «impuesto» a su esposo la «dura» disciplina del respeto y homenaje a los antepasados , que ella aprendió en la escuela del dolor materno. Descubrió la abadía de Sainte-Marie de Pierredon, donde ha contraído matrimonio, durante una visita escolar, con los niños de su escuela primaria. Correteó por las calles de Saint-Rémy-de-Provence mucho antes de conocer los embrujos de un primer amor en la piscina del Hotel de París de Monte Carlo . Mucho antes de ser fotografiada en las grandes fiestas de Mónaco, fue inmortalizada con otras niñas y niños de su clase durante una ceremonia de entrega de diplomas escolares, veinticinco años antes de pasear por el pueblo en su nuevo traje de recién casada.