Burt Reynolds y la fotografía desnudo de la que siempre se arrepintió

En 1972, el actor protagonizó en «Cosmopolitan» el primer desnudo masculino en una revista que no era pornográfica. «Era muy joven y muy estúpido» diría años más tarde el intérprete, que ha fallecido este jueves a los 82 años

REUTERS

E.B

En 1972, « Cosmopolitan » era una revista conocida por romper el tabú sobre sexo entre el público femenino, un «guilty pleasure», pero todavía lejos de ser la cabecera fuerte que es hoy en día. Todo cambió una noche en la que su editora, Helen Gurley Brown , fue invitada al «Tonigth Show» de Johnny Carson. En aquel plató conoció a Burt Reynolds , fallecido este jueves a los 82 años y por aquel entonces una estrella emergente que estaba a punto de estrenar « Deliverance ».

Gurley Brown tenía una idea: revolucionar las revistas para mujeres con un desnudo masculino. Lo había intentado con Paul Newman , quien se negó a protagonizar semejante escándalo. Sin nada que perder, se lo propuso a Reynolds. «Era muy atractivo, gracioso, juguetón y tenía un cuerpo maravilloso», explicó Gurley Brown tiempo después.

Era, efectivamente, la primera vez que un desnudo masculino aparecía en una revista que no fuera pornográfica. Un posado a doble página que imitaba al formato de « Playboy » en el que el actor se tapaba sus partes íntimas con la mano mientras fumaba un cigarrillo sobre una piel de oso.

COSMOPOLITAN

Con esta imagen, «Cosmopolitan» llegó a vender más de un millón de ejemplares y Reynolds se convirtió en un icono sexual. «En aquel tiempo, a los hombres les gustaba mirar a mujeres desnudas. Bueno, pues a las mujeres también les gustaba ver a los hombres desnudos , aunque no se hablara de ello», explicó la editora. Y era cierto, porque el día después de que la revista saliera a la venta las lectoras pedían a Burt que les firmara la fotografía.

Sin duda, fue un negocio redondo para la publicación, pero no tanto para el actor, quien aseguró que entonces «era muy joven y muy estúpido» para acceder a algo así. De hecho, Reynolds siempre consideró que había supuesto una piedra en su camino hacia el éxito que impidió que fuera tomado en serio como actor. Y eso que fue el propio intérprete quien eligió la imagen que se publicaría, tras pasar toda la sesión bebiendo chupitos de vodka para perder la vergüenza.

El experimento funcionó y fue uno de esos escándalos rentables que se convierten en parte de la historia. Eso sí, pasaron cinco años hasta que «Cosmopolitan» se atrevió a desvestir a otro nombre en sus páginas. El afortunado fue Arnold Schwarzenegger.

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