Marta Ortega
Marta Ortega - belén díaz

Marta Ortega, cumpleaños de soltera con su padre

Este sábado, la hija del dueño de Zara cumple 31 años. Lo celebrará en Arteixo sin su ya exmarido

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En Zara todo se hace en silencio. La multinacional es una prolongación de la familia Ortega y no caben las estridencias. Todo fluye con normalidad y los sobresaltos se canalizan como incidentes menores para que los focos no fijen su objetivo en las venturas y desventuras de los miembros de una dinastía millonaria que se resiste a ser escrutada por el público.

Sin embargo, la familia Ortega también padece desengaños y aunque «todas las familias felices se parecen» los finales casi siempre son diferentes. El final del año 2014 trajo para Marta Ortega la ruptura con su exmarido, Sergio Álvarez, y desde ese momento la historia de amor truncada ha condicionado la normalidad conseguida por ella y Sergio al contraer matrimonio el pasado 18 de febrero de 2012 en el pazo familiar.

Los caprichos del calendario han querido que hoy Marta Ortega celebre su 31 cumpleaños. Han pasado pocos días desde que la crisis de convivencia se formalizase en una separación. Y aunque no todos los aniversarios son amargos, esta vez el cumpleaños de Marta va a ser distinto. Su exmarido ya no estará con ella y la heredera regresará al clan para celebrar con sus padres, Amancio y Flora, una fiesta de aniversario que acumula madurez a lo ya vivido a lo largo de los treinta pasados años. No se esperan celebraciones vistosas, ni convocatorias públicas... Será todo como fue siempre y las posibles salidas de Marta y sus amigas al Playa Club de La Coruña tendrán que esperar. En este caso los padres, los hijos y los nietos no se agolparán en el porche de una casa para someterse al examen público y la celebración será privada.

La autoexigencia, casi genética de Marta Ortega, de no airear su vida solo ha tenido pequeñas excepciones: la boda, el nacimiento del pequeño Amancio y algunas sonrisas en los concursos hípicos en los que participa. Cualquier referencia a su vida privada tiene como norte el mundo de los caballos. Casi nunca se pierde ningún concurso de saltos y, en Galicia, es una asidua al Club de Casas Novas y al Hípico de Vigo. Allí es posible verla sin atrezzo, rodeada de sus compañeros o departiendo amigablemente con la soprano Ainhoa Arteta.

La separación tampoco ha repercutido en su carrera profesional. Marta trabaja en Arteixo (La Coruña). Su desempeño consiste en coordinar a los diseñadores de Zara Woman. Todo está perfectamente planificado. Por indicación de su padre comenzó a trabajar en las firmas de la compañía desde abajo. Tras completar estudios en Londres y Suiza regresó para incoporarse a la plantilla de la firma y doblar camisetas como cualquier empleado. Su matrimonio no provocó ningún cambio y no fue ascendida ni distinguida con cargos de varios nombres.

La vida de Marta parecía feliz. Trabajaba a diario y siempre que podía participaba junto a su esposo en los concursos hípicos. Su chaqueta negra y pantalón blanco de montar silueteaban una figura reconocida en los circuitos hípicos y siempre en la compañía de Sergio. Ahora las cosas cambian, y la ausencia del jinete en su vida provocará una necesaria readaptación. Marta Ortega afronta su nueva situación personal protegida por la discreción familiar, el apoyo de su padre y el estímulo de tener que educar al pequeño Amancio. La certeza de que todo lo que haga se va a convertir en noticia ha provocado que tome medidas para blindar cualquiera de sus salidas. La más reciente es que este año no ha corrido en la San Silvestre de La Coruña, como solía hacer en todas sus ediciones. Ahora sólo queda esperar para comprobar cómo normaliza su nueva situación personal. De momento su nueva vida transcurre con discreción, prudencia y con la certeza de que todo pasa...

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