LOS PAPELES DE FRANCODon Juan: «Nunca abriré la puerta al desorden, aunque deba renunciar al trono»

ABC accede a quince boletines inéditos del espionaje a Don Juan y su entorno que revelan el profundo conocimiento que Franco tenía de la conspiración monárquica

MADRID Actualizado: Guardar
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Corre el 1948, año clave en el enfrentamiento entre Francisco Franco y Don Juan de Borbón, aspirante al trono de España. Las conspiraciones de los monárquicos por derrocar el régimen de Franco están en su apogeo. El franquismo, por su parte, se mantiene en guardia: una extensa red de espías nutre de información a Franco sobre el entorno de Don Juan y los monárquicos, dentro y fuera de las fronteras.

Los servicios de «Información e Investigación» de la Falange entregan dos veces por semana a Franco un «Boletín de Actividades Monárquicas» en el que se relata con todo lujo de detalles cada paso de los «partidarios de Don Juan III» [sic]: reuniones secretas, cartas privadas, apoyos en determinadas ciudades, simples conversaciones que revelan estrategias, financiación...

Pocos movimientos de los monárquicos pasan inadvertidos a los espías. Los tentáculos de los servicios de información de Franco averiguan con antelación los movimientos de quienes aspiran a derrocarle.

Quince documentos inéditos

Hasta ahora inéditos, ABC ha tenido acceso a quince de estos boletines de actividades monárquicas redactados en los meses de mayo, junio y noviembre de 1948. Son documentos esenciales para entender cómo Franco logró sortear las estrategias de sus opositores y perpetuarse en el poder hasta el día de su muerte. Sin duda, de un gran valor para historiadores. Y no solo por el contenido, también por la interpretación que Franco, lápiz rojo en mano, realizó de ellos. Subrayados, signos de exclamación en los márgenes o advertencias sobre algún tema con un «ojo!!!» revelan preocupaciones.

Esencial para entender el equilibrio que Don Juan tuvo que encontrar en el exilio de Estoril, entre la firmeza del régimen, la búsqueda de aliados en el exterior y la izquierda posibilista y el afán de sus partidarios que reclamaban más acción contra el régimen de Franco, hallamos el boletín número 287 (24 de mayo), en el que Franco es informado de una carta que Don Juan envió a Fernando Aramburu Olarán, expresidente de la Diputación de Guipúzcoa con Franco, que fue destituido por su defensa del concierto económico especial para Guipúzcoa y Vizcaya, eliminado por el franquismo en un decreto de guerra de 1937.

Franco es informado de dicha carta de las intenciones de Don Juan de permanecer en el exilio antes que producir algún tipo de levantamiento contra Franco que pueda derivar en caos. Así se expone ese apartado del boletín, subrayado en rojo por Franco con tres signos de admiración: «En ella se señala que los momentos actuales son inquietantes y él se encuentra conturbado con los grandes peligros que se ciernen sobre España. Señala que la situación presente es grave y decisiva. Hace historia desde la primera República de España y dice estar seguro que si alzara la voz reproduciendo las promesas que hizo su abuelo Alfonso XII, provocaría la caída de Franco, pero sus arraigadas condiciones le impiden hipotecar el futuro de la Monarquía».

En la carta Don Juan también asegura que «nunca se prestará a abrir la puerta al libertinaje y al desorden, aunque tenga que continuar en el destierro y renunciar a un trono “que si me prestara a tales concesiones tengo el Poder al alcance de mis manos”».

«Franco tiene miedo»

Este boletín es precedido por otros donde se da cuenta de las detenciones en el entorno monárquico, con la del general Alfredo Kindelán como gran protagonista. A pesar de que el régimen acorrala al entorno de Don Juan, se hace evidente la confianza que los monárquicos tienen en sus posibilidades de derrocar a Franco. La situación económica y el aislacionismo internacional del régimen tras la Segunda Guerra Mundial constituyen la esperanza para su pronta caída.

Boletín de actividades monárquicas del 31 de mayo de 1948. Franco lee cómo el jurista, diplomático y político José de Yanguas -firmante del manifiesto que en 1943 pidió a Franco la restauración de la Monarquía- informa a un grupo de monárquicos sobre las persecuciones que se ciernen sobre ellos. Pero como un signo de debilidad de Franco, que subraya en rojo: «Franco, añadió YANGUAS, ha dado órdenes para perseguirnos con toda saña, pues cada día que pasa los dedos se le hacen huéspedes y en cada español ve un conspirador capaz de hacerle temblar y no hay cosa peor para un gobernante que el miedo y FRANCO lo tiene».

En el boletín del 21 de junio Franco puede leer el relato del marqués de Hazas sobre cómo algunos monárquicos entienden que aliarse con los socialistas o echar a Franco por métodos violentos «es una locura»: «HAZAS cree que por su trato con la gente y experiencia sabe que la mayor parte de las personas monárquicas tienen ahora un miedo muy grande a que se marche FRANCO por medios violentos, y mucho más a caer después en manos de gobernantes socialistas que no hace mucho fueron los asesinos de sus familias y los ladrones de sus haciendas».

El relato de Hazas prosigue: «Todos quieren y yo el primero que se marche FRANCO, pero por su voluntad y dejando todos los resortes del Gobierno debidamente controlados por personas de orden y de derechas, y el Ejército unido para defender como ahora en orden. Sería horroroso que así no sucediera, por eso la inmensa mayoría no quiere que FRANCO se vaya por medios violentos. Esto no se puede decir delante de todos, porque te tildan de falangista y franquista, pero es lo sensato y la realidad actual de España».

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