Jon Ezkurdia, marido de Koldo Losada, durante el arranque del juicio oral
Jon Ezkurdia, marido de Koldo Losada, durante el arranque del juicio oral - EFE

«En mi fuero interno estoy convencido de que no he matado a Koldo»

El marido del actor Koldo Losada, acusado de su asesinato, asegura no recordar nada en el arranque del juicio

BILBAO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Si se demuestra que yo he sido la persona que ha cometido ese acto, me arrepiento absolutamente y haré todo lo posible por clarificar el caso, pero yo no he hecho eso. En mi fuero interno estoy convencido de que no he matado a Gastón y a Koldo. Si se demuestra que he sido yo, pero ha sido inconscientemente, si económicamente hay que repararlo, he puesto un dinero por si acaso. Pero yo estoy convencido de que yo no he sido. Pido perdón a todo el mundo al que he podido hacer daño, a toda su familia, a todos nuestros amigos, y sobre todo le pido perdón a Koldo, porque... porque era Koldo». Así, con voz entrecortada, ha cerrado su declaración Jon Ezkurdia, marido del actor vasco Koldo Losada, al que presuntamente asesinó en Bilbao el 19 de noviembre de 2014, en el juicio oral que ha arrancado esta mañana en la Audiencia Provincial de Vizcaya.

«Yo no me acuerdo de nada». «Tengo como una nube ahí». Ezkurdia se ha aferrado en todo momento, a preguntas de las acusaciones y la defensa, a que no guarda ningún recuerdo de los hechos por los que la fiscalía y la acusación particular solicitan para él 20 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía, agravado por una relación de parentesco. La defensa considera que no hubo tal delito y solicita la libre absolución de su cliente. La última palabra la tendrá el jurado, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres. Losada era conocido entre el público por haber participado en series televisivas como Águila Roja, Cuéntame, Los Serrano o Aída.

El acusado ha declarado, a preguntas de la fiscal, que el día de los hechos ya había bebido antes de las 9 de la mañana, una ingesta que acompañó con la de pastillas. Después habló por teléfono y pasearon al perro. «Lo último que recuerdo es ver a Koldo trabajando con el ordenador», ha afirmado. A partir de ahí ha respondido machaconamente con un «no me acuerdo» a las reiteradas preguntas con las que la fiscal ha ido repasando la cronología de esa jornada.

¿Recuerda si fue él quien le propinó los golpes en la cabeza que le causaron la muerte? «No lo recuerdo y creo que no he hecho eso», ha replicado. «Mi primer recuerdo [ya por la noche] es una chica con coleta sonriéndome, que lleva un chaleco fosforito. Creía que era una ambulancia». En medio, en todo el día, nada. Ningún recuerdo. Ni haber bajado a un supermercado a comprar bebidas alcohólicas, ni haber recibido a un transportista para que llevara una serie de objetos a una amiga, ni haber escrito a esa amiga varios whatsapps (donde habría indicado: «nos vamos los dos»), ni haber publicado en Facebook el célebre «selfie maquillado de payaso, ni haber acudido a un cajero automático conn varias tarjetas de crédito, ni limpiar sangre de la vivienda, ni cambiarse de ropa, ni quedar con amigas, con las que se vio en un bar, fue de compras y cenó.

«He hecho pin pin a Koldo y Gastón»

Negativa a negativa, ha rechazado recordar si pronunció a sus amigas una frase reveladora. Que había «hecho pin pin a Koldo y pin pin a Gastón [el perro de ambos, que apareció muerto en un contenedor]», expresión que significaría haberles dado muerte, y que después se iba a hacer «pin pin» a sí mismo. También ha negado haber sido más gráfico al admitir haber matado «a Koldo de un golpe en la cabeza". «No digo que se lo inventen, no me acuerdo de haber dicho eso», ha comentado sobre sus amigas.

Lo siguiente que recuerda, ha declarado Ezkurdia, es verse en un coche. «Pensaba que era un taxi. Era de la Ertzaintza». De los hechos posteriores ha apuntado que solo se acuerda de momentos puntuales, como «aparecer en una celda con ropa que no era la mía" o «aparece una amiga mía, abogada». En el calabozo, ha relatado, preguntaba «por qué estaba ahí» y nadie «le decía nada». La fiscal ha reflejado varias incongruencias entre la declaración del acusado en el juicio y durante la instrucción. Una, la hora en que empezó a beber el día de los hechos: si hoy ha apuntado a la primera hora del día, en aquella ocasión indicó que fue a la una. También durante la instrucción afirmó haber visto a su marido consumir orfidales, extremo que este lunes ha dicho no recordar, así como padecer una enfermedad terminal, punto este último que ahora no sabe «de dónde ha salido».

Ezkurdia, ya a preguntas de la fiscal, ha declarado que su alcoholismo le provoca, según le ha explicado su psiquiatra, que le trata desde 2007, «blackouts» o «agujeros negros». «Llevo bebiendo desde los 14 años», ha explicado. En ese 2007 comenzó un tratamiento que dejó pronto y no retomó hasta 2013, cuando Losada le advirtio que «era o el alcohol o él». Sin embargo, ha asegurado, «engañaba» a su psiquiatra y sus amistades, pues seguía bebiendo. Guardaba botellas escondidas en casa.

También a preguntas de la fiscal, ha asegurado que la relación con su marido «esta última temporada estaba siendo muy buena». ¿Quería a Koldo? «Muchísimo». ¿Se planteba su vida sin Koldo? «No». Estaban juntos desde hacía 24 años y se habían casado dos años y medio atrás. Recientemente habían regresado de un viaje a San Petersburgo. Habían tenido un desencuentro por unos regalos (consideraba que el suyo, un abono para la Sinfónica frente a una manta, era mucho más sentimental) pero ha negado que esto diera pie a una fuerte discusión.

«Le admiraba como actor porque era muy buen actor»", ha asegurado Ezkurdia, quien a su vez dejó la carrera interpretativa y se dedicó a un negocio, un bar, que en el momento de los hechos estaba cerrado pero tenía pensado restaurar ante un futuro traspaso. «Estábamos planificando un cambio de vida. Koldo vendería su casa de San Sebastián, iriamos a Madrid, donde tenía un abanico más amplio [para su trabajo] que en Euskadi. Teníamos planes de futuro». Sobre las deudas que le había generado su negocio, ha indicado que eran las «lógicas, normales».

Sustancias sedantes

La acusación tratará de demostrar que Ezkurdia asesinó a Losada con varios golpes en la cabeza, empleando un objeto contundente, y que se aprovechó de que sabía que estaba adormecido y sedado en un sofá-se encontraron cuatro medicamentos en su organismo-, por sustancias que el propio acusado, supuestamente, le habría administrado. Consideran fiscalía y acusación particular que se encontraba en plena posesión de sus facultades.

En el extremo opuesto, la defensa, que ha argumentado: «Jon Ezkurdia no hizo los hechos. Porque él no se acuerda. En el caso de que los hiciera, estaba bajo los efectos de su enfermedad. Una persona que padece esta enfermedad, aún haciendo estos actos, los puede hacer de forma automática», ha esgrimido, tras quejarse de que su cliente ya ha sido «sometido a otro juicio, un juicio público, en los medios de comunicación».

«No parecía borracho»

Tras un breve receso han declarado los primeros testigos, que han aportado testimonios que contradicen algunas de las afirmaciones del acusado o rellenan sus supuestas lagunas. Garbiñe, hermana de Koldo Losada, ha asegurado que, cuando habla con éste el día de los hechos, en torno a las 13.00 horas, su hermano pone fin a la conversación como sigue: «Te dejo, que éste se está pintando de payaso». Se refería a la célebre foto que el presunto asesino publicó en una red social, donde anunciaba el cierre de su negocio de hostelería. Esto contradice su afirmación de que se había fotografiado «el día antes». Una vecina, que se encontró a Ezkurdia la tarde del 19 tras salir del ascensor, y que ha cerrado las declaraciones de la mañana, ha relatado que se llevó un «susto» cuando le vio de pronto el rostro con lo que parecían restos de maquillaje, consecuentes con su aspecto en la citada imagen.

La hermana, además, ha descrito la relación entre ambos como «complicada» y «siempre teñida por los celos de Jon», a quien ha retratado como «una persona muy frustrada» por su fracaso como actor y en otros empeños laborales. También ha detallado su preocupación, tanto ese día como los anteriores, por la supuesta enfermedad que padecía el acusado, y que acabaría describiendo como terminal a una amiga. «Y le daban un mes de vida», ha precisado. Asimismo, se ha extendido en la preocupación que sentía Losada por el trato que recibía de su marido: «No sé qué le pasa a Jon, me odia». Atribuía su enfado al maletendido por el regalo de la manta.

Isabella C., la amiga del acusado al que éste envió un cargamento de objetos, ha declarado -protegida por un biombo- que se preocupó al ver el volumen de artículos que recibía y trató hasta en tres ocasiones de localizarle en su vivienda. Finalmente se encontró con una ambulancia, pedida por dos amigas tras una supuesta caída de Ezkurdia como colofón a una jornada de copas y compras. Al quedarse solos, porque las amigas suben a la vivienda -allí descubren el cadáver-, ha declarado que le dijo: «He matado a Koldo de un golpe en la cabeza».

En cuanto al transportista que se encargó del mencionado porte, ha asegurado, por una parte, que no le pareció que el acusado estuviera bajo los efectos del alcohol, tal y como sostiene este; y que no escuchó ladrar al perro de la pareja, a pesar de que el propio Ezkurdia ha admitido que ladraba cuando escuchaba ruidos o, incluso, llamaban al timbre. Por otra parte, ha explicado que al recibir uno de los objetos, una escultura de un pie, Losada le advirtió que se había roto un dedo. El pegamento, ha afirmado, estaba fresco.

«Se lo ha cargado»

En la sesión vespertina han prestado declaración A. I. B. y su hija Noemí, quienes acompañaron al acusado en la tarde del día 19. La primera ha relatado que «le olía el aliento a alcohol» aunque «venía como recién duchado», ya sin rastro del maquillaje de payaso. Tras describir detalladamente los pasos de aquella jornada -quedan en un bar, van de compras, cenan y se dirigen a la vivienda del matrionio-, ha desvelado la frase que Ezkurdia dice -como el resto- no recordar: «Nos dijo: 'He hecho pun pun o pin pin a Koldo y Gastón y les he metido en un contenedor'».

En ese momento no le dio credibilidad. Finalmente, tras llegar otras amigas, acceden a la vivienda. «Esperaba encontrarme a Gastón. Había un silencio extraño. Vi unas toallas y un reguero de manchas de sangre. Y dije: 'Hostia, se lo ha cargado'». También ha relatado que, una vez personada la Ertzaintza, y con Ezkurdia en el coche patrulla, preguntó: «¿Por qué hay tanta gente aquí?». A lo que ella respondió: «Porque la has liado muy gorda. Lo sabes de sobra».

Su hija fue quien vio quien la famosa foto disfrazado de payaso en una red social y alertó a su madre. Ha explicado que, cuando le vieron, «le patinaba un poco la lengua». En ese momento le «pareció que estaba borracho», aunque posteriormente, al reflexionar, le entró la duda de si estaba fingiendo. Ha apuntado que, en el transcurso de las varias horas que pasaron juntos, le llegó a decir: «Esta va a ser la última noche que me vas a ver». Y ha repetido la frase citada por su madre, con una ligera variación: «Que había hecho pun pun pun a Gastón, y pun pun pun a Koldo, y se lo iba a hacer a él».

Fue a ella, ha relatado, a quien el presunto asesino, ya en el coche policial, preguntó dónde estaba Koldo. «Mi opinión es que él lo sabía. No le quise decir nada», ha puntualizado. La vista se reanuda mañana con la declaración de nuevos testigos, comenzando por los otros dos hermanos de la víctima.

Ver los comentarios