Un grupo de jóvenes practica botellón en la calle
Un grupo de jóvenes practica botellón en la calle - DE SAN BERNARDO

Frente al botellón, educación a pie de calle

Bilbao activa un proyecto piloto para concienciar a los jóvenes «in situ» y reducir los efectos de esta práctica

BILBAO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

¿Si se quiere hablar con los jóvenes, ¿por qué venís a los institutos, si realmente la gente que hace botellón está en un botellón?». La reflexión, que puede parecer de perogrullo, la recoge Asier Otxandio, trabajador social, de labios de un joven que participaba en un grupo de debate con profesionales para abordar el siempre recurrente fenómeno del consumo de alcohol en la calle. Cuya gestión, sin ir más lejos, la reciente Ley de Adicciones del País Vasco deja en manos de cada Ayuntamiento.

El de Bilbao, desde el pasado jueves, ha puesto en marcha un proyecto piloto, para intentar reducir las consecuencias de esta práctica -impacto negativo del alcohol en la salud, suciedad, ruido-, por el que un grupo de «educadores nocturnos» recorren, dos días a la semana -aleatorios pero siempre repartidos entre jueves, viernes y sábados-, las zonas de la ciudad donde se suelen concentrar los chicos para consumir alcohol.

Siempre, explica a ABC la concejala de juventud y deporte Oihane Agirregoitia, próximas a «bares y zonas de poteo», salvo en las zonas más alejadas de la ciudad, donde confluyen con las discotecas. Es el mapa que dibujó un estudio que se llevó a cabo durante el anterior mandato municipal.

En el presente, y desde octubre, se ha vuelto a lidiar con el botellón, con la implicación de varios departamentos. Con un objetivo primordial: «Buscar un equilibrio entre el ocio juvenil, el descanso y una ciudad limpia», resume Agirregoitia. Una de las principales apuestas, detalla, es el trabajo del «cumplimiento alternativo de sanciones» a los chavales que beben en la vía pública. Aquí entran lo que se conoce como «focus group»: talleres de formación e información para concienciar a los chicos.

Arranque muy positivo

En uno de los grupos de debate surgió la idea de crear el equipo de educadores que se acercarán a los jóvenes en el preciso momento en que consumen bebidas de alta graduación en la calle. Hasta la noche de San Juan, Otxandio y sus compañeros harán lo mismo que el pasado jueves, cuando arrancaron a las 23 horas y, hasta las 3.30 de la mañana, se «patearon» las zonas de botellón.

«Sobre todo se trata de generar una conducta más proactiva con el medio. En ningún momento se pretende que la gente no salga, que no haya bares abiertos. Todo lo contrario, es muy necesario que exista esa vida nocturna, es muy importante», relata Otxandio a este diario. Asegura que la primera jornada fue «muy, muy, muy bien». «Cuando te acercas de forma amable les parece positivo, no estamos diciendo ninguna locura. No les estás pidiendo ni que se vayan a su casa, ni que tienen que hacer nada raro, ni que dejen de beber. Te estoy pidiendo que seas consciente de que existen distintas realidades y todas ellas tienen que existir en un mismo plano».

Aclara que no van «de uniforme ni nada por el estilo», pero sí con una acreditación del Ayuntamiento. «Nos presentamos de una forma clara. Lo primero es explicarles para qué estamos. No venimos con un objetivo oculto. No hay misterio en nuestra intervención. Nada más contarles eso ya surge el diálogo». Normalmente, de cinco a quince minutos como máximo.

Agirregoitia amplía: no se trata de atosigar a los chavales con folletos. «Llevan información de la ordenanza, quejas vecinales, impacto en salud», describe, para hacer hincapié en que h a ayudado a la buena acogida del proyecto el que «fueran personas jóvenes lanzando los mensajes».

Otxandio, que lleva años realizando este tipo de trabajo, incide: «Rompo una lanza a favor de los jóvenes, que algunas personas les tienen como demonizados. Pero la mayoría de los chavales entran bastante bien». Le secunda la concejala: «No todo el mundo que hace botellón tiene un comportamiento incívico, es una minoría que genera una imagen negativa, no representan en absoluto la realidad. No se puede hablar de toda la juventud, solo un 5% hacen botellón todos los fines de semana».

Matiza, sin embargo, que «no es menos cierto que en los puntos donde se practica se generan problemas de convivencia. Y el consumo excesivo tiene un impacto en la salud de los jóvenes». Insiste en el «equilibrio» que buscan entre ocio, descanso y limpieza. Quieren concienciar a los jóvenes. Y hacerlo con ellos a pie de calle.

Así es el equipo de «mediadores nocturnos»

Son cuatro. Tienen entre 24 y 28 años. Dos chicos y dos chicas. Se reparten en dos parejas, siempre mixtas. Asier Otxandio es trabajador social y tiene un Máster en drogodependencias y adicciones. El resto del equipo lo componen una trabajadora social con Máster en menores; una psicóloga; y un educador social que ha trabajado en calle y centros de menores.

«No es nuestra primera vez en calle ni como equipo», relata el primero. Músquiz, Güeñes, Txorierri son algunos ejemplos de intervenciones previas. «El hecho de que ya nos conociésemos ayuda muchísimo. Hay una confianza y una complicidad que se percibe», incide. «Estamos acostumbrados a trabajar en la calle y en situaciones en las que la improvisación es importante», añade sobre su currículum.

Ver los comentarios