Ortuzar, Arraiz, Mendia, Semper y Maneiro, durante el debate en Vitoria
Ortuzar, Arraiz, Mendia, Semper y Maneiro, durante el debate en Vitoria - EFE

Bildu propone una ruptura a la catalana y el PNV le reprocha su postura ante el Plan Ibarretxe

La «izquierda abertzale» quiere sumar a su acuerdo a Podemos e IU y todos los partidarios del «derecho a decidir»

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El debate sobre autogobierno entre los principales partidos políticos vascos, que se desarrolla este miércoles en el Palacio de Congresos Europa de Vitoria, ha deparado unrifirrafe entre las dos fuerzas nacionalistas representadas en el estrado, PNV y Bildu, a cuenta de sus distintas visiones de cómo alcanzar un nuevo «estatus político», con alusiones al Plan Ibarretxe como catalizador de reproches cruzados.

Con la ponencia parlamentaria dedicada a esta materia en vía muerta, la coalición de la «izquierda abertzale», por medio de su portavoz y presidente de Sortu, Hasier Arraiz, ha lanzado la propuesta para un «gran acuerdo político, un acuerdo de país» a PNV, Podemos, Izquierda Unida y la mayoría sindical, es decir, el bloque «a favor del derecho a decidir», a imagen y semejanza del modelo rupturista catalán.

Arraiz ha definido este proyecto secesionista como «estatuto de soberanía» y ha dicho estar dipuesto a que «se lleve a Madrid», aunque tiene claro que se encontrarían con un «nuevo portazo». En ese momento, ha añadido en apelación al PNV, sería necesario contar con una «estrategia» previa, que pasaría por pedir a la sociedad vasca que «habilite a sus instituciones para poder funcionar soberanamente».

La oferta de Arraiz ha llegado durante la exposición inicial de cada formación, que ha abierto por el PNV su presidente, Andoni Ortuzar, seguido de Arraiz, Idoia Mendia, secretaria general del PSE, el portavoz parlamentario Borja Semper en representación del PP y Gorka Maneiro, parlamentario de UpyD. El encontronazo con Ortuzar ha sido posterior, durante la ronda de debate. Ha insistido entonces Arraiz en la estrategia a decidir cuando en «Madrid» se vuelva a cerrar la «puerta» a su plan secesionista. Entonces le ha cortado Ortuzar. «Volver aquí y que no te haga caso ni la izquierda abertzale», ha dicho con sorna. «Entenderás que uno puede tener la mosca detrás de la oreja», ha continuado, antes de recordar cómo la «izquierda abertzale» no les dio el apoyo suficiente con el Plan Ibarretxe. «Luego ya sé por qué no queréis hablar del pasado», ha sido su último pulla. «Estamos muy dispuestos, vimos la voluntad que había por parte del PNV», se ha defendido Arraiz.

El PNV se ha ceñido a su conocido planteamiento para la falida ponencia de autogobierno, que pasa por un nuevo estatus basado en una relación bilateral con el Estado que reconozca la identidad nacioanl del País Vasco y su «derecho a decidir». Ortuzar ha defendido que es «posible» un acuerdo «en esta misma legislatura», por más que pueda concluir de forma inminente si se celebran elecciones en junio. En este sentido, ha reconocido que les «gustaría ir tejiendo» ese acuerdo en la búsqueda de un «mínimo común denominador» y dejar de jugar «al escondite» como en los tres últimos años. Lograr un acuerdo «que no satisfaga a todos pero sea válido para la mayoría». «Tengo el teléfono abierto. Si no me llamana, empezaré a llamar yo».

A Arraiz le ha respondido Ortuzar que para que fragura su propuesta habría que esperar a que partidos como Podemos entren en el Parlamento vasco. Y el PNV no quiere esperar. «Vamos a aprovechar desde mañana, dure lo que dure la legislatura», ha apelado, y aquí ha lanzado un guiño también a los socialistas. «Cuando vengan los nuevos, que entren», ha añadido. «Sería un bonito colofón para la legislatura». El portavoz de Bildu le ha replicado que ellos no buscan «rellenar un folio de mínimos» con el PNV, que «resultaría fácil», sino llegra a ese «acuerdo de país» que vaya más allá de las «cuatro paredes» de la Cámara de Vitoria.

«Discusión marciana»

Un toma y daca que ha sido definido por Mendia como una «discusión entre dos partidos nacionalistas bastante marciana, con lo que está cayendo en la calle». El debate no ha hecho sino plasmar la enorme distancia de PNV y Bildu con el bloque no nacionalista, que ha rechazado dar recorrido al derecho a decidir por identificarlo como antesala de la indepedencia. La propia Mendia ha rechazado «dar satisfacción» a las demandas nacionalistas, a las que ve embarcadas en un debate «totalmente ajeno a la realidad de la ciudadanía». Al igual que en la ponencia parlamentaria, ha defendido una reforma constitucional que permita actualizar y mejorar el autogobierno.

Para Semper, Ortuzar y Arraiz se han enfrascado en un «debate de sifón» y ha tildado de «eufemismo» el citado «derecho a decidir». Ha recordado que el País Vasco es «la región europea con las competencias y autogobierno más amplio del mundo» y que el Estatuto de Guernica «no solo configuró políticamente Euskadi por primera vez en su historia, sino que supone una oportunidad de creciiento económico, estabilidad y progreso social». «El Estatuto ha sido y es un buen negocio para los vascos», ha remachado. Los nacionalistas, ha censurado, siguen en la «noria vasca que se mueve, pero no avanza» y solo logran generar «confrontación». Por último, ha reivindicado aprovechar el «potencial enorme» del País Vasco y conducir «un Ferrari como lo que es, como un Ferrari, no como un 600».

Maneiro ha afeado que el nacionalismo es «una queja permanente» y ha defendido que «es mejor derribar fronteras que levantarlas, unir que separar». «No necesitamos más nacionalismo, sino menos», ha insistido, para abogar por un «Estado federal pero simétrico y solidario», en el que todas las comunidades autónomas tengan «las mismas competencias, sin privilegios ni desigualdad». UPyD, a diferencia del resto de partidos, aboga por acabar con el concierto económico.

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