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La ventana desde la que fue arrojada la niña de 17 meses en Vitoria - EFE
Violencia de género

«Es horrible, no nos entra en la cabeza que puedan tirar a un niño por una ventana»

Conmoción en Vitoria por un caso de violencia de género con una niña de 17 meses herida de gravedad

VITORIA Actualizado: Guardar
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«Nos hemos quedado muertas porque tenemos niños. Yo soy madre y no lo entiendo. Y como yo, todas mis compañeras que tenemos niños. Nos ha chocado lo del niño. Es lo que no nos entra en la cabeza». Quien atiende a este diario, durante un descanso en su jornada laboral, es una empleada de una cadena de supermercados que prefiere no decir su nombre. Tampoco su compañera.

Ambas, consternadas como el resto de los vecinos de la calle Libertad, en Vitoria, donde siguen sin digerir lo ocurrido la pasada madrugada, en torno a las 3.40 horas: una riña en el número 14, en el primer piso, en la que un hombre, de 30 años, agrede presuntamente a una mujer de 18 y supuestamente arroja a través de la ventana a la niña de 17 meses de ésta.

El juez ha decretado secreto de sumario, por lo que oficialmente no ha trascendido la relación exacta que mantenían los adultos.

La pequeña se encuentra ingresada en la UCI Pediátrica del Hospital Universitario de Cruces (Vizcaya) y, según ha informado el centro, presenta traumatismos múltiples y traumatismo craneoencefálico grave. El varón se encuentra detenido, acusado de intento de homicidio. Ya ha sido trasladado a dependencias policiales.

El presunto agresor, según el diario «El Correo», es un joven de origen sevillano que responde a las iniciales D.M., y que trabaja como profesor de música en la capital alavesa. En concreto, informa Efe, imparte clases de saxofón como profesor sustituto en conservatorios municipales de la ciudad, donde reside desde hace un tiempo.

El nº14 de la calle Libertad
El nº14 de la calle Libertad - EFE

En un primer momento tanto la pequeña como los adultos furon remitidos a dos centros hospitalarios de Vitoria, el de Santiago y el de Txagorritxu, para que fueran tratados por los servicios de Urgencias. Sin embargo, y dada la gravedad de las heridas de la niña, finalmente se determinó su traslado a Cruces.

En Vitoria continúan tanto la mujer como el hombre. La primera, de 18 años, sigue en observación en Txagorritxu con múltiples traumatismos y pronóstico reservado. El segundo, de 30 años, se encuentra en Santiago, también con observación, con heridas en el rostro y pendiente de evaluación por parte del departamento de Psiquiatría.

«Veíamos cómo le pegaba»

«Yo llamé a la Ertzaintza y habían llamado un poco antes», relata Ascensión a través del telefonillo de su portal. Vive en la acera de enfrente. «La chica estaba gritando, pidiendo auxilio. Veíamos el mirador y que estaba pegándole o haciéndole algo. Mi marido le estaba gritando que parara, que le estábamos viendo. Ha parado de gritar y han llegado todas las patrullas».

Una vecina relataba a Efe a primera hora de la mañana que pensaron que el bebé, tendido en la acera, era «un muñeco». «Sabíamos que había algo y cuando ha venido la ambulancia hemos visto cuando le ponen esa tela dorada, y sabíamos que éramos algo pequeño, un bebé o algo. Nos lo hemos imaginado», comenta Ascensión, que ya no pudo pegar ojo: «Tienes los gritos en la cabeza».

El relato de Helen es similar: «Oímos ruidos, oímos gritos, mimarido dice que oyó un pum, un golpe seco. Eran todo discusiones. Luego vino la ambulancia y vimos que cogían del suelo algo y lo metían en la UVI móvil. Luego vinieron dos ambulancias más y se llevaron a ella y al chico. Yo tenía mi coche ahí, le ha tenido que dar, porque sangre tenía el coche. No he dormido en toda la noche del susto».

«Llevaban dos años juntos»

Isabel, que vive enfrente, asegura que los protagonistas del suceso llevaban «dos años» juntos. Al menos, por lo que ella divisaba desde su ventana. «Pensaba que eran estudiantes. A él le veía cómo se perfumaba. Siempre bajaba por las escaleras», explica. «Es una cosa horrible. Me he quedado pasmada, no sé cómo decirte. Me he quedado a cuadros», cuenta Mariluz mientras enjuga una lágrima. «Es un dramón, no tiene calificación de ningún tipo, tiren a un niño pequeño o un niño mayor», lamenta Andrés.

«¿Han tirado a una niña?», se sorprende Andrés, de los pocos que, a mediodía, aún desconocen la triste noticia. «Cómo me voy a quedar... Me quedo de piedra, tengo dos hijos». «No tienen juicio, en qué estarán pensando, están todo el día de juerga. Han dicho que eran de fuera», comenta otro vecino que prefiere no dar su nombre, mientras unos metros más adelante otro de los habitantes de esta pequeña calle vitoriana, cercana al Atrium, se queja de la presencia de periodistas.

Es la hora de comer y la Ertzaintza ya ha retirado el cordón policial dispuesto ante el portal donde tuvieron lugar los hechos. En el mirador de la primera planta, sin embargo, rastros muy visibles de sangre aún dan fe de lo ocurrido.

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