Andoni Martínez: «Si censuraran “Otelo” o “La traviata” habría una rebelión»

El tenor vizcaíno amenizó el confinamiento a sus vecinos de Guecho cantando desde su balcón

El tenor vizcaíno Andoni Martínez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Andoni Martínez levantó durante casi dos meses los aplausos de sus vecinos, a los que cada tarde obsequiaba con una canción lírica entonada desde su propio balcón. En pleno confinamiento por el coronavirus, su voz se convirtió en un pequeño refugio para sus paisanos de Algorta, en Guecho, pero también para las miles de personas que le seguían a diario a través de la Red. Tal fue el éxito de este tenor vizcaíno que decidió «sacarle un rédito social». Fue entonces cuando anunció que grabaría un disco solidario cuyos beneficios serán destinados a Cáritas . El objetivo es apoyar a mujeres en riesgo de exclusión por la pandemia del Covid-19.

Cómo ha cambiado el escenario, nunca mejor dicho, desde aquel 17 de marzo que cantó por primera vez.

Ha cambiado mucho, lógicamente. Salí a cantar durante 55 días seguidos cuando estábamos en confinamiento total, cada tarde a las ocho. Cuando ya entrábamos en las fases de desescalada vi que no tenía mucho sentido hacerlo cada día, porque los vecinos tenían muchas ganas de salir, de seguir haciendo su vida.

Sin embargo, sí ha seguido saliendo al balcón los domingos.

Este va a ser el tercer domingo que lo haga. Primero canto y luego lo comparto en redes sociales. Sirve un poco como recordatorio y como «enganche» para que la gente se anime a aportar a la causa.

¿Cómo avanza la iniciativa?

Vamos a iniciar la grabación a final de mes. Hemos hecho una selección de 12 canciones, entre las que estarán «Nessun dorma» y «O Sole Mío», puedo avanzar. Quería que fuese un disco variado, no el de un cantante lírico al uso. Que tuviera temas populares. Nos dimos hasta el 30 de junio como plazo para tener esos 10.000 euros para Cáritas. Ya hemos conseguido pasar de los 5.000 euros recaudados entre el «crowfounding» ( desdemibalconatucorazon.com ) y el dinero que nos han dado en mano. Esperamos conseguir aún un poco más.

¿Echa de menos la adrenalina de salir cada tarde al balcón?

Sí se echa de menos, porque era una cosa muy bonita. Primero, porque era algo que disfrutaba, que me relajaba. Y además era bueno dedicar parte del día a estudiar la canción. Pero, por contra, el cantar todos los días te exigía estar siempre bien, con la base, cuidando que no se vaya la letra. Eso conlleva una responsabilidad que, después de 55 días seguidos, acaba cansando no tanto físicamente, pero sí a nivel mental.

Más allá de ese disco solidario, ¿qué consume su tiempo ahora que sus actuaciones desde casa son más espaciadas?

Sigo preparando actuaciones que tengo pendientes de estrenar, como la de «Don Pasquale» en Kazajistán, que se atrasó; o la «El elixir de amor» en Roma. Sería justo después del verano, pero todo es muy incierto con el asunto del coronavirus. Los teatros no abren, y ahora parece que puede haber nuevos brotes… Además, también he decidido intentar echar una mano en el verano cantando en las residencias, que han sufrido tanto.

¿En residencias?

Sí, mi intención es actuar entre julio y agosto en las 12 residencias de mayores que tiene Nexus en Extremadura y Andalucía. Intentaremos alegrar la vida lo que sea posible a la gente que está sufriendo por la pandemia.

Un público especial.

Cuando estoy con ellos y les canto me doy cuenta de que se alegran un montón, porque lo que más les llega es la música, y mi repertorio es de zarzuela y ópera, que es la banda de sus vidas. «Granada», «O Sole Mío»… ese tipo de canciones les encantan.

Lamentaba usted antes la incertidumbre que rodea al sector de la Cultura a causa de la crisis sanitaria. ¿De qué manera le ha afectado personalmente?

Me ha afectado terroríficamente. El tema de la Cultura, del teatro, es el último de la fila, incluso por detrás de la hostelería. Yo por ejemplo, al margen de cantar dirijo una compañía de ópera que actúa durante todo el año en diferentes teatros. Teníamos un verano muy potente, y se nos ha caído casi todo. Menos mal que vamos a poder hacer alguna cosa al aire libre en Madrid y en Sevilla, pero es una auténtica ruina. Tanto yo como mis compañeros lo estamos pasando muy mal, con mucho miedo. Es un castillo de naipes, se puede caer todo a la mínima. Sería trágico.

Entre el repertorio que ha sacado a relucir desde su balcón se encuentran grandes obras, como el «Maitechu mía» de Francisco Alonso o el «Nessun dorma» de Giacomo Puccini. ¿Cuál es la que más le ha gustado cantar?

Realmente he disfrutado de todo lo que he cantado. Intentaba que fueran canciones populares, alternar no solo entre ópera y zarzuela sino también con mariachi, boleros como «Contigo aprendí»… Pero luego ha habido sugerencias de la gente, de vecinos o desde las redes sociales, que son maravillosas, como un «zorcico» de Luis Mariano.

Ande con ojo, que tal y como están las cosas, igual le censuran alguna canción, como ha ocurrido en el cine con «Lo que el viento se llevó».

¡Puede ser! (Ríe). Nos estamos volviendo tan locos que puede pasar cualquier cosa. Esto es así, y es algo muy serio. Hay compañeros míos que, medio de chufla medio en serio, dicen «oye, a ver si van a censurar “La traviata”, “Otelo” o “Carmen”», porque pueden tratar temas políticamente incorrectos. No hay historia que se salve.

¿Le preocupa esta revisión de obras del pasado con los valores morales actuales?

No creo que se llegue a esa censura, porque habría una rebelión. Yo me uniría a esa resistencia. No puedes usar esos baremos para obras del pasado. ¡Hasta una vez que hicimos la «Caperucita roja» me llegó en un comentario que dejáramos de maltratar al lobo ibérico! Así acaban con todos los cuentos, porque son políticamente incorrectos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación