Zity

Carreras y derrapes con coches de «carsharing» en el Ensanche de Vallecas

Los vecinos advierten de que dos turismos de Zity se han estrellado en apenas tres meses

Un coche de Zity, en el entorno de la estación de Las Suertes; a la dcha., la marca de un derrape en el cruce peatonal del Embalse del Vellón con Embalse de Navacerrada FOTOS: GUILLERMO NAVARRO
Aitor Santos Moya

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En el Ensanche de Vallecas, hay calles donde las marcas de neumáticos muestran un «circuito de derrapes» trazado por algunos de sus habitantes. Conducen rápido, de forma temeraria, y no les tiembla el pulso a la hora de efectuar arriesgadas maniobras al volante. En ocasiones, llegan a retarse sin importar el paso de otros conductores. Los transeúntes tampoco se libran, a tenor de las huellas de goma dejadas en una vía peatonal. Aquí, en palabras de los vecinos, las carreras ilegales y los trompos no son novedad, pero sí los coches que emplean. ¿La última moda? Alquilar turismos de «carsharing» ; en concreto, de la marca Zity, la única que opera en este enclave de la capital.

«La primera vez que detectamos un Zity a toda pastilla fue el día de las elecciones generales», resumen un portavoz de la Asociación del Ensanche de Vallecas Este (AEVE), conscientes del peligro que suponen: «Pasadas las 12 de la mañana, encontramos el vehículo estrellado contra unos bolardos y avisamos a la Policía». Los conductores, que habían huido tras el accidente , volvieron a acercarse al coche una vez se habían marchado los agentes. «Volvimos a llamar a la Policía y al final retiraron el turismo», advierten. Desde entonces, el ruido del freno de mano no ha pasado desapercibido en el vecindario.

El punto más crítico, marcan los moradores, es el entorno de la estación de Las Suertes, muy cerca de un gran bloque perteneciente a la Agencia Social de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (el antiguo Ivima). Ubicado en la calle del Embalse del Vellón, del número 2 al 16, el edificio está habitado en su gran mayoría por okupas y adjudicatarios problemáticos . «Es habitual que circulen por allí. La semana pasada, hubo una fuerte discusión entre dos familias de etnia gitana porque casi atropellan a un chico», señalan desde la asociación vecinal. El inmueble, formado por 245 pisos en ocho portales de siete plantas cada uno, es un foco habitual de conflictividad y menudeo de drogas.

En menos de tres meses, los residentes ya han visto dos coches de Zity estrellados . «Una mujer nos contó que habían detenido a dos marroquíes implicados en este segundo siniestro», indican, con el miedo de que algún día pueda ocurrir una desgracia mayor: «Se pasean por las calles como si fueran suyas». Dado el sistema de alta de las empresas de «carsharing» (a través del cual los conductores tienen que registrar su carné de conducir), se sospecha que varios de estos «fitipaldis» podrían estar utilizando documentación robada o falsificada.

Para frenar esta situación, desde Zity aseguran que trabajan activamente para poder «identificar y bloquear en tiempo real» a los conductores que realicen un uso indebido del servicio. Inciden, además, en el trabajo conjunto con las fuerzas de seguridad para denunciar este tipo de comportamientos.

El bajo precio, unido al hecho de que el desgaste de las ruedas no corra a cuenta de los conductores, conforman un peligroso caldo de cultivo con un problema añadido: la presencia de menores . «Hace unos días, vi a dos chicos de 14 o 15 años al volante de un Zity. Llamé a la Policía, pero no pude apuntar la matrícula», subraya otro residente, convencido de que solo se tomarán medidas el día que ocurra un atropello.

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