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Agentes de la Policía Nacional y sanitarios del Samur retiran los cadáveres - FOTOS: ISABEL PERMUY

Triple homicidio en Usera: la brutal «vendetta» contra el exfiscal antidroga de Perú

Matan a golpes y hachazos a dos empleadas del bufete y a un cliente. El móvil que se investiga es una venganza contra el ahora abogado por algún caso de su época en el país suramericano

Madrid Actualizado: Guardar
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Tres personas de origen latinoamericano murieron salvajemente asesinadas ayer en el despacho de un abogado peruano en pleno corazón del barrio de Usera. Las víctimas son sus dos secretarias y un cliente, que fueron apaleados y atacados con un hacha. La Policía Nacional baraja la hipótesis de que se trate de unan venganza contra el titular del bufete, que fue fiscal en asuntos de narcotráfico en su país hasta hace unos años. Ahora, ejercía de letrado en Madrid y llevaba casos de embargos, extranjería e inmigración, entre otros.

La llamada inicial la hizo una persona que precisamente tenía cita en el lugar, el primero izquierda del número 40 de la calle de Marcelo Usera. Nadie le abría el portal.

A las 18.36 horas telefoneó y alertó de que se estaba produciendo un incendio en el inmueble. Se trata de un bloque de apenas una planta, en una zona muy transitada.

Hasta el lugar acudieron el Samur-Protección Civil y varias dotaciones de Bomberos del Ayuntamiento, indicaron fuentes de Emergencias Madrid. En la habitación más grande, la que sería el salón, hallaron el cuerpo de un hombre, de 42 años y de nacionalidad ecuatoriana. Le habían clavado un hacha en la cabeza. Era el cliente, que había aparcado un rato antes su Skoda blanco casi en la puerta del despacho. Dejó incluso puestas las luces de emergencia pensando que su gestión le llevaría poco tiempo.

Los sicarios utilizaron papeles para quemar las estancias del despacho y hacer desaparecer las pruebas y vestigios

En otro cuarto del bufete yacían juntas Elisa, dominicana y de 26 años, y Maritza Osorio, cubana, de 42, según apuntaron sus allegados. Se da la circunstancia de que Maritza residía justo al lado, en la calle del Olvido. La primera de ellas, según algunos testimonios, recién licenciada en Derecho se encontraba en parada cardiorrespiratoria y había sido brutalmente apaleada, al igual que el varón. Sin embargo, los médicos, tras realizarle las maniobras de resucitación, no pudieron evitar su fallecimiento. En cuanto a Maritza, la habían degollado. Era ya cadáver.

Sin embargo, en esos primeros momentos todo apuntaba a que habían sido víctimas del incendio, pues las llamas habían afectado sus cuerpos. Debido a la intensa humareda en la vivienda, los sanitarios sacaron al exterior a las dos personas que aún tenían un hilo de vida. Pero cuando manipularon los cadáveres y les dieron la vuelta, ya en la acera, se percataron de la carnicería y de los signos de violencia homicida presentaban. Ahí les realizaron las maniobras de reanimación delante de un montón de curiosos que miraban perplejos la escena detrás del enorme cordón policial. Elisa falleció y el hombre aunque se recuperó unos minutos corrió la misma suerte.

A las cinco estaban vivos

Una de las víctimas habló por teléfono a las cinco de la tarde. Media hora después, ya no contestaba. La Brigada de la Policía Judicial de Madrid se ha hecho cargo de la investigación. Anoche, los agentes tomaron declaración al exfiscal y ahora abogado peruano Víctor Joel Salas Coveñas. En la actualidad llevaba casos de embargos, extranjería e inmigración y daba altas a la Seguridad Social a empleados de la zona, así como asesoraba a los negocios del barrio regentados por ciudadanos suramericanos. Y todo ello, para el despacho Euroasia Abogados, que cuenta con otras oficinas en la calle de José Bergamín, 5 (Ciudad Lineal).

Fuentes del caso indicaron que el asesino o los asesinos, tras la matanza, habían utilizado papeles y libros para quemar el despacho, con la finalidad de ocultar pruebas y vestigios y ganar tiempo. De hecho, en cada habitación había un foco, pero las llamas se apagaron enseguida y desde el exterior no se apreciaban huellas del fuego ni en ventanas, paredes o cortinas; tan solo un ligero olor a quemado justo debajo del edificio.

Se están analizando los casos que ha llevado el abogado en España, pero la lupa principal está en su época como fiscal en Perú, donde tramitó asuntos contra narcotraficantes y secuestradores. Anoche declaró en sede policial. Lo que parece claro, según las primeras hipótesis, es que se trata de una «vendetta» contra él. Tuvo la suerte de no encontrarse en el piso en el momento en que los sicarios irrumpieron y realizaron una auténtica carnicería.

Al parecer, el letrado fue avisado por la persona que estaba citada y esperaba en la calle cuando se dirigía a su despacho sobre las 18.30 horas. Según esta versión, Salas Coveñas le abrió el portal para que subiera, dijo que él iba a aparcar la moto mientras y poco después se descubrió el triple crimen.

En cuanto a las pruebas físicas, los agentes del Grupo de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica analizaron durante varias horas el escenario de los crímenes, en busca de vestigios que conduzcan al autor o autores. De hecho, cinco horas después, aún permanecían en el lugar. La Policía Municipal se llevó también el coche particular del cliente asesinado.

«¡Que paguen por lo que han hecho!»

En el barrio de Usera todo era consternación ante semejante crueldad. Una decena de familiares de las víctimas tuvieron que ser atendidas por psicólogos del Samur. «No hay derecho a hacer algo así. ¡Que lo paguen!», decían los vecinos atónitos e indignados. Muchos eran de origen latinoamericano, como las víctimas si bien no faltaban los chinos, que se limitan a observar, y los españoles.

¿A quién buscaban? ¿Qué querían? ¿Fue un aviso? Estas y otras interrogantes tendrán que ser despejadas

Algunos tenían lágrimas en los ojos. «Marisa -por Maritza, como era conocida la rubia cubana- era un encanto. Llevaba más de 15 años viviendo en esta zona junto a su hija y a un sobrino. En el bufete hacía de todo, lo mismo llevaba papeles de un lado a otro que realizaba distintas gestiones o repartía propaganda del despacho en el que trabajaba desde hacía unos cinco años. Antes estuvo en una inmobiliaria», explicaban. Era muy querida.

«Han destrozado tres familias así porque sí. No se entiende. ¿A quién buscaban? ¿Por qué a ellos? ¿Qué querían? ¿Fue un encargo? ¿Un aviso? Todas estas interrogantes tendrán que ser despejadas.

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