La cúpula de la iglesia de San Andrés
La cúpula de la iglesia de San Andrés - MAYA BALANYA

San Andrés: una parroquia en el Madrid castizo que levanta pasiones

El templo es uno de los más antiguos de la ciudad y se creó para albergar los restos de San Isidro Labrador

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Puedo prometer y prometo que la parroquia de San Andrés (¿es una, son dos o son tres?), del más querido y viejo Madrid, levanta pasiones. Lo he comprobado por los comentarios y correos que he recibido desde que el pasado sábado se anunciara en estas páginas. Por ejemplo, los de Francisco Rico, lector diario de nuestro periódico, mentor de colecciones múltiples, incluida esta serie. Pasiones desde tiempo inmemorial, allá cuando se decide el traslado de los restos de San Isidro y se arma el lío, por ser finos; clérigos y feligresías de iglesias contiguas, a palos.

Pasiones sobre lo que se ve y lo que no se ve, sobre lo que se sabe e, incluso, sobre lo que no.

Como la oculta pintura de Reyzábal, que está detrás del retablo de la capilla lateral que reconstruyó el Ayuntamiento en tiempos de mi admirado Álvarez del Manzano. Una pintura que el actual párroco, sacerdote de Jesucristo de cuerpo entero, quiere recuperar. Como también lo procuró el párroco emérito, don Lorenzo, que ahora transita por la Iglesia de los Cármenes, y que me enseñó que uno de los mejores cocidos del todo Madrid es de esta feligresía.

Uno, Capilla del Obispo; dos, capilla de san Isidro, tres, templo principal. He aquí la historia de una ciudad que no se entiende sin la Iglesia, en abstracto y en concreto, y sin el vecino Isidro Labrador. San Andrés es una de las diez más antiguas de Madrid, citada ya en el Fuero de 1202. En los muros que precedieron a estos se firmó por el concejo la defensa del privilegio de la Inmaculada Concepción, año 1438. La grandes mejoras del templo proceden de la fundación de la Capilla Real y la Capilla del Obispo. Los Reyes Católicos, la familia Lasso de la Vega, procesión de la Minerva, Dios grande y Dios chico, Isabel y Fernando. Por cierto, de la Capilla del Obispo, hogar hoy de las Hermanitas del Cordero, oasis de trascendencia y de una espiritualidad que se cuela por las entrañas, otro día. La Capilla del Obispo, grandioso Renacimiento. El templo de 1642 se construyó para albergar los restos de San Isidro. Todo el mejor arte y toda la mejor arquitectura. Preso de las llamas en 1936, durante ocho días estuvieron ardiendo sus bellezas. Su párroco, un coadjutor, el sacristán, mártires de la fe. Ah, y en 1930, el 13 de junio, en la Capilla del Obispo, predicó por primera vez en Madrid San Jose María Escrivá de Balaguer ante numerosos obreros.

Volvamos al hoy de las pasiones, que aún no he dicho que el párroco se llama Juan Francisco Morán Bustos. No está solo porque le acompaña su hermano, también sacerdote, Carlos Morán Bustos. Pongámonos serios, que don Carlos es capellán del Colegio Mater Salvatoris y decano del Sagrado Tribual de la Rota Matritense, experto en los nudos de la vida y de la Iglesia. Y, para que no nos falte de nada, en el confesionario, el vicario parroquial, que es uno de los predilectos discípulos de última hora de don Julián Marías, Enrique González Hernández, al que los niños llaman Padre Enrique. Hombre sabio y bueno donde los haya.

Aquí, todo es pasión y gracia. También la caridad de esos 4.000 euros mensuales que llegan a 71 familias que los necesitan; las tardes de los jueves con la Adoración y Hora Santa del párroco, puro Tabor; el rastrillo navideño con la tómbola solidaria y el preceptivo cocido con sabor de hogar; el grupo de Montaña, sus salidas los primeros sábados, la fe que se hace camino; las reuniones de matrimonios, con los últimos que se han casado en esta parroquia, casadera, el amor acogido y cuidado; y qué decir de las Hijas de la Caridad del colegio de don Pedro, almas puras que han conquistado el barrio por la educación integral de los niños y jóvenes, siempre entregadas y alegres; sin olvidarme de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia o de las Concepcionistas de la calle Toledo de mi admirada madre Alberdi, santa pronto.

La parroquia de San Andrés levanta pasiones que copan mucho espacio... Quien lo necesite, en pleno bullicio de tapeo, ahí esta una parroquia hospital de campaña. Con los brazos abiertos.

Ver los comentarios