Uno de sus clientes más ilustres, Antonio Mingote, dedicó una de sus obras a la Antigua Relojería
Uno de sus clientes más ilustres, Antonio Mingote, dedicó una de sus obras a la Antigua Relojería - BELÉN RODRIGO

La relojería donde Adolfo Suárez compró un regalo a Don Juan Carlos por su cumpleaños

Mingote se pasaba por la Antigua Relojería casi a diario. Una de sus obras luce en la fachada

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En 1880, en el número 2 de la galdosiana calle de la Sal, junto a la Plaza Mayor de Madrid, abre por primera vez sus puertas la Antigua Relojería. Poco se sabe de los primeros años de este establecimiento que sobrevivió a la guerra civil española, cuando se vio «invadido» por un obús. Al acabar el conflicto su propietario, Inocencio López, decidió vender el negocio a su amigo Genaro García Morales, un logroñés que había llegado a Madrid con 12 años y que era el representante de Omega. Por entonces los relojes de pulsera costaban 5 y 6 pesetas y los de pared 10, según se puede leer en la publicidad de la época. Don Genaro trabajó con sus dos hijos, Ángel Manuel y Ernesto y entre los relojeros de la casa todavía se acuerdan de Gabriel, «una buenísima persona cuyas siguientes generaciones siguieron trabajando con nosotros», afirma a ABC Reyes García Valcárcel, nieta de Genaro, quien con su primo Ignacio son los dos responsables del negocio y cuentan con la ayuda de un tercer primo, Javier.

Desde 1949 a 1964 la Antigua Relojería patrocinó la famosa radio novela La Portera y sus vecinos y a día de hoy hay españoles que al pasar por el escaparate siguen diciendo “mira, la relojería de la radio”. Un programa que les hizo ser muy conocidos al igual que toda la publicidad que hacían, una de ellas el mismo día de la boda del Rey Alfonso XIII, cuando anunciaron su lista de precios.

En el Madrid actual, en pleno siglo XXI, cuando las grandes marcas de relojes suizos tienen sus propias boutiques, la Antigua Relojería sigue recibiendo la visita de sus clientes habituales, de otros nuevos y de muchos turistas, dado su localización estratégica. El secreto ha sido combinar un trato muy personalizado con el público y adaptarse a los nuevos tiempos. «Intentamos no perder el espíritu y la tradición de esta tienda pero a la vez no perder la onda de lo que ocurre fuera», reconoce Reyes. También tienen tienda online. Siguen manteniendo su taller en el que trabajan dos relojeros, uno especializado en relojes de pared y otros en los de pulsera. «Se cambian pilas, coronas, correas, se arregla la mecánica y todo lo que necesite un reloj averiado», explican en la tienda. Cuentan que en las épocas del cambio de hora, por ejemplo, «aumenta el trabajo en el taller porque mucha gente no conoce muy bien cómo funciona su reloj y al tirar se rompe la corona».

Reloj Mont Blanc con pulsera e-Strap
Reloj Mont Blanc con pulsera e-Strap - B.RODRIGO

Venden únicamente relojes e intentan cubrir todas las gamas, desde los Casio más sencillos de 15 euros hasta otros de miles de euros. «Los más caros, que los hay incluso de 200.000 euros, no los tenemos aquí pero los traemos por encargo», aclara Reyes. Trabajan con más de 30 casas de relojes y en estos momentos las que más venden son TAG Heuer, Longines y Hamilton. Y hay una gran variedad de relojes de pared, entre ellos muchos de cuc, y de bolsillo. «No se venden tanto como antes pero es un regalo muy personal, sabes que la persona a la que se lo vas a regalar lo va a guardar toda la vida. Por eso es un regalo muy recurrente para bodas o momentos especiales», explican los gerentes de la relojería. Entre los modelos de los relojes de bolsillo hay uno edición de la marca Hamilton que una réplica de los relojes que usaban los jefes de estación de trenes y que su precio supera los 4.000 euros. En los de pulsera hay también ediciones especiales, como una de Seiko que tiene GPS o el reloj tecnológico de Tissot. Mont Blanc cuenta con un reloj con pulsera s-Strap cuyo monitor permite recibir notificaciones y consultar la actividad física. Siguen existiendo muchos más modelos de hombre que de mujer, «porque para ellos es el complemento más importante, las mujeres tenemos otros», puntualiza Reyes. En ambos casos un buen reloj «se regala por lo general en una ocasión muy especial pero a la vez es raro encontrar a alguien que tenga un solo reloj».

Más de cien ventas al día

Las cuatro paredes de este establecimiento guardan muchas anécdotas, sobre todo de la época en la que se llegaban a vender más de 100 relojes al día. «El precio era mucho más barato, marcas más corrientes», recuerda Ernesto García, uno de los dos hijos de Genaro que estuvo trabajando en la relojería desde los 13 a los 61 años. Le gusta seguir visitando la tienda, para estar un rato con la familia y ver a los clientes de toda la vida. Su hermano Ángel Manuel es el presidente de la Fundación Villa y Corte y presidente de la Asociación de Comercios Centenarios. Ernesto recuerda muy bien los años en los que en la víspera de Reyes se quedaban ambos trabajando hasta la madrugada, además de varios empleados. Vivían en el mismo edificio y una escalera conectaba la tienda con la casa. «Mi madre nos llamaba para ir a cenar y un año fui pasada la medianoche porque no me moví hasta que vendí 100 relojes», recuerda Ernesto.

Un año, en épocas natalicias, Ernesto García recibió una llamada de Moncloa, cuando Adolfo Suárez era presidente del Gobierno. Le pusieron un coche y le llevaron a hablar con él a su despacho. Recibió un encargo muy especial, un reloj de bolsillo en oro grabado con el nombre del Rey Don Juan Carlos ya que sería el regalo que Suárez daría al jefe de Estado por su cumpleaños, el 5 de enero. «Fue prácticamente de un día para otro, pero lo conseguimos», explica Ernesto. Y en la Casa Real siguen confiando en esta relojería para arreglar la maquinaria de los diferentes relojes que se estropean.

Reloj de pared copia de la Antigua Relojería
Reloj de pared copia de la Antigua Relojería - B.RODRIGO

Son muchos los personajes que por allí han pasado o siguen pasando. La mujer de Franco era una de las clientas más habituales. María Antonia Iglesias, por ejemplo, compró allí un reloj para Santiago Carrillo por sus 90 años. A Guillermo del Toro le encantó n reloj de pared algo siniestro (se veía la muerte con una guadaña) y Santiago Segura volvió a la tienda para comprárselo como regalo de cumpleaños. Y no faltan empresas que confían en la Antigua Relojería para hacer sus regalos ni turistas que aprovechan el Tax Free para llevarse a casa un buen reloj.

Mingote, un gran amigo

Pero si hay un cliente que recuerdan de forma verdaderamente especial es a Mingote, autor del relojero que se encuentra en la fachada del edificio y que es además el logotipo de la relojería. Uno de sus paseos diarios más habituales era desde el Retiro a la Antigua Relojería donde solía desayunar con sus amigos. «Alguna vez me pedía un cigarrito decía que se lo había ganado por el paseo», recuerda Ernesto. «Durante muchos le dijo a mi padre que les haría un reloj, que sería uno de sus últimos trabajos para Madrid», cuenta Reyes. Pasó el tiempo «y un día llegó con unos dibujos impresionantes», añade. Desde hace seis años se puede ver al relojero de Mingote en la fachada, por encima de la tienda, y cada día se detienen cientos de personas para contemplar el trabajo del querido dibujante.