Un restaurante semi vacío
Un restaurante semi vacío - MAYA BALANYA
¿Hay alguien ahí en agosto...?

El peor mes para los restaurantes del «skyline»

En plena Castellana, la hostelería reduce su facturación cuando las oficinas echan el cierre

Madrid Actualizado: Guardar
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Son las dos de la tarde y en la zona del Paseo de la Castellana, en pleno corazón empresarial de Madrid, es difícil cruzarse a hombres con traje y maletín. A la par, los establecimientos que se sitúan entre Plaza de Castilla y Cuzco parecen recibir menos clientela que nunca. Algunos cuelgan el cartel de «cerrado por vacaciones», otros aguantan el chaparrón y solo unos pocos son capaces de darle la vuelta a la situación para seguir engordando la caja.

Desde el otro lado de la barra del bar que hay en el Hotel NH Eurobuilding, Xavier confirma que, en estas fechas, están a menos del 50% de ocupación. La explicación, en su boca, parece lógica: «Es un hotel de negocios y el grueso de la clientela viene en temporada de trabajo».

Su barra también lo nota. Y eso que en verano cierran la zona del restaurante y concentran en ella todo el servicio.

No muy lejos se sitúa el Mesón Txistu, un local diseñado a modo de caserío con terraza cubierta de techos de madera. Su encargado recibe a los comensales sonriente, y tiene motivos: en agosto sigue haciendo caja. «La gente viene, aunque cambia el perfil: en vez de nuestros clientes habituales, tenemos un público de paso». En concreto, se trata de turistas que se alojan en «hoteles buenos» de la zona. «Cuando preguntan en recepción por un lugar donde comer bien, les hablan de nuestra cocina vasca», confirma, y ofrece cifras: «Ahora estamos trabajando a más del 80%».

Pero no todos los locales corren esa suerte. «Esta es una zona de oficinas y las vacaciones nos pasan factura. Tenemos tres restaurantes casi al lado, así que cerramos uno de ellos», comenta la metre del restaurante La Máquina. Y aclara: «Nos compensa porque en ese en concreto hay menos movimiento». Su homólogo en La Piamontesa es mucho más pesimista: «Ahora esto está vacío; no viene nadie», asevera mientras recorre con su dedo las mesas desangeladas. Juan José Blardony, director general de La Viña-Asociación Empresarial de Hostelería, lo corrobora: «Hay muchísimo local cerrado. Y, los que permanecen abiertos, están facturando entre un 30 y un 40% menos que un mes normal».

Para el restaurante Cinco Jotas, en la calle del Padre Damián, el invierno también es «mucho más potente». Su encargado asegura que los residentes del distrito son gente «adinerada» que se marcha de veraneo. Y apunta otra explicación para la «huida» de comensales en agosto: «Vivimos del fútbol. El Bernabéu está al lado y en temporada de Liga es cuando llenamos el local».

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