Iglesia de la Virgen del Coro: La eucaristía, centro de la vida parroquial

La patrona de San Sebastían se refugió en Madrid durante la Revolución Francesa

Fachada de la Iglesia de la Virgen del Coro, en el barrio de La Concepción ISABEL PERMUY

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El diario ABC ha sido, a lo largo de su historia, un notario privilegiado de la vida de la Iglesia a pie de calle. Una sencilla muestra. En la edición de la mañana del 22 de marzo de 1966 se leía el siguiente titular: «Nueva parroquia en la ampliación del barrio de la Concepción ». La noticia comenzaba así: «Ha sido inaugurado al mediodía del domingo por el arzobispo de Madrid-Alcalá, doctor don Casimiro Morcillo, la nueva parroquia de la Virgen del Coro . Antes de dar comienzo a la misa, oficiada por el arzobispo, el vicario pastoral, don Luis Calleja, dio lectura al decreto del Arzobispo de creación de la nueva parroquia y al del nombramiento del cura ecónomo, don Manuel Hortal Benito».

Pues hete aquí que esta parroquia está bajo la advocación de la Virgen del Coro en recuerdo del tiempo que la imagen de la Virgen, Patrona de San Sebastián , pasó en Madrid refugiada por causa de la Revolución Francesa, según se dice en el citado texto. Hasta tal punto que la imagen actual de la parroquia, que saldrá en procesión por las calles del barrio esta tarde a las 21,00 horas, es decir, después de la misa popular de 20,00 que presidirá el Vicario, José Luis Díaz Lorenzo, fue un regalo del Ayuntamiento de San Sebastián.

Población inmigrante

Cuenta el libro de Crónica parroquial que «comenzó la parroquia a funcionar gracias a la generosidad de D. Francisco Fernández Aranda, emigrante español en Alemania, el cual puso un local comercial de su propiedad. A este pequeño local se añadió otro de las mismas dimensiones, cedido por la Empresa José Banús. En el mes de octubre del mismo año se pudo añadir otro local, pequeño también, propiedad de la Empresa José Banús». Por esta historia también estuvo, hay que decirlo, la empresa que construyó la parroquia y el barrio y sugirió el nombre de algunas calles adyacentes. Ya se ve que Madrid se ha construido también, en su modernidad, con la aportación de los pueblos y regiones de la España entera.

Hoy la parroquia de la calle Virgen de la Alegría, 12, en medio de una población de unos trece mil habitantes, no muy extensa en su demarcación geográfica, cuenta con una feligresía que se ha hecho mayor. También está presente una importante bolsa inmigratoria, principalmente latinoamericana y marroquí. Y como la parroquia es espejo de la humanidad, las actividades están centradas en la eucaristía, que, al fin y al cabo, es la fuente y el culmen de la vida cristiana. La Adoración Nocturna de la Parroquia tienen una larga trayectoria. Las celebraciones son vivas y participativas, animadas litúrgicamente por un equipo de fieles y por un coro en la misa de las familias, que no de niños. El párroco de esta comunidad se llama Santiago Domingo Pampliega, hombre sensato y aunque lleva pocos años conoce muy bien las posibilidades de su feligresía. Le acompañan un nutrido equipo de sacerdotes: el Vicario Parroquial, Julio Antonio Reñones; los sacerdotes jubilados, Pablo Valtueña y Clemente Arranz, y el sacerdote colombiano estudiante en San Dámaso, Daniel León.

En la conversación con el párroco, hay que destacar, ahora que estamos en el inicio del curso, los objetivos que dan una imagen del futuro sobre la que se construye el servicio. «El primero es una presencia más significativa en el barrio, en las acciones comunes, en las Asociaciones. Tenemos que salir de nosotros mismos y abrirnos a la nuestra sociedad», apunta el párroco. El segundo objetivo hace referencia a completar los itinerarios y procesos de formación de la fe, sobre todo en la etapa de la adolescencia y de la juventud. Y relacionado con el anterior, un tercero: «Implicar a los padres y a las familias en la transmisión y vivencia de la fe, para que sean parte activa del proceso de iniciación cristiana». Cáritas, la Catequesis, el grupo de Estudio de la Biblia, el de Vida Ascendente, el de misiones, la web, son parte de este mosaico de testimonio y presencia.

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