Noelia de Mingo pasa cinco días en el hospital por su negativa a comer y a medicarse

El juez de vigilancia penitenciaria autoriza que la obliguen a alimentarse y a recibir tratamiento por vía parenteral

El penal psiquiátrico de Foncalent (Alicante) la trasladó a un centro sanitario ante su deterioro general

La exdoctora en una imagen a la salida de Foncalent

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La exdoctora Noelia de Mingo, de 49 años, ha pasado cinco días ingresada en un hospital con el fin de preservar su salud. La decisión partió del psiquiátrico penitenciario de Foncalent (Alicante), donde fue trasladada por orden judicial tras acuchillar a dos mujeres en un supermercado de El Molar (Madrid) el pasado 20 de septiembre. Está acusada de tentativa de homicidio, atentado a agente de la autoridad y lesiones. El juez de vigilancia penitenciaria autorizó su alimentación y medicación forzosa debido al deterioro global del estado de la interna, según ha podido saber ABC de fuentes judiciales.

Desde que llegó al penal el 22 de septiembre, De Mingo se negó a comer y a ingerir fármacos. Tan solo tomaba líquidos. Todo ello, unido a la descompensación que sufre por la esquizofrenia paranoide que padece, llevaron a la prisión a conducirla a un hospital para «preservar su salud y su integridad ante el complejo cuadro que presentaba». Sufría crisis, agredía y no articulaba palabra. Se limitaba, en contadas ocasiones, a responder con monosílabos al psiquiatra y al internista en sus visitas diarias. Ante su negativa evolución, se determinó que el lugar más indicado para ella era un recinto sanitario al que llegó el sábado.

La noche de este miércoles volvió Foncalent. En el hospital le pusieron una sonda por la que se alimenta y recibe tratamiento por vía parenteral y está todo lo estable que puede estar una enferma mental en su situación: al menos, calmada. A veces responde cuando se le habla; otras, calla. Permanece en su habitación del departamento de ingresos y agudos del módulo de mujeres, a la espera de ser trasladada cuando lo determinen los facultativos en función de su evolución. Entonces podrá mantener relación con el resto de internas, participar en talleres y en programas de tratamiento, hacer deporte, estudiar, como hizo en su etapa anterior... Por el momento, le pueden facilitar libros, periódicos, conversar con el personal, aunque lo ha rechazado.

«Fría, distante e impasible»

Su actitud en el recinto psiquiátrico penitenciario ha sido en todo momento fría, distante e impasible , fruto, presumiblemente, del desequilibro que padece, según las fuentes consultadas por este diario. Nada que ver con la comunicativa y educada mujer que estuvo allí en el pasado. Su mutismo es absoluto. «No es frecuente ese silencio. Ocurre alguna vez. Hay que esperar a que el sujeto se abra y logre expresarse», precisan las mismas fuentes. Cuando la medicación surta efecto, algo que tardará aún un tiempo, tal vez lo haga, se comunique y verbalice sus sentimientos y sus emociones.

Nadie sabe qué pasa por su cabeza. Descartada que estuviera en huelga de hambre, ya que hay que comunicarlo por alguna vía y lleva aparejada una reivindicación, hay quien atribuye su negativa a ingerir alimento a algún delirio provocado por su enfermedad . «El temor a ser envenenada, por ejemplo», agregan. Otros piensan que De Mingo ha decidido abandonarse, un extremo que no encaja con el estado en el que llegó.

Tendrá que estar muchos años privada de libertad por haber vulnerado la medida cautelar, además de cumplir la pena que le sea impuesta por las últimas agresiones

Lo cierto es que el futuro de esta mujer no es muy halagüeño. Ha vulnerado la medida cautelar de libertad , por ello, fuentes jurídicas aseguran que deberá completar la medida de seguridad que le impusieron en su día, un máximo de 25 años de internamiento, por los tres crímenes que cometió en la Fundación Jiménez Díaz el 3 de abril de 2003 ante el peligro de reincidencia. A ello se unirá la pena por los hechos cometidos en El Molar.

Han pasado casi cuatro años desde que quedara en libertad provisional debido a su «buena evolución» , según los informes, tanto de la prisión como de la Clínica Médico Forense de los Juzgados de Plaza de Castilla (Madrid), que avalaron su salida a la calle al considerar que no constituía ningún peligro para la sociedad ni para ella. Fue el 6 de octubre de 2017.

Quienes la conocen aseguran que la exdoctora es extremadamente inteligente y que oculta muy bien los síntomas de su enfermedad. Sin embargo, los brotes no surgen de un día para otro y llegan a un punto que no se pueden ocultar. Es una patología que no tiene cura, aunque permite llevar una vida normal si se es consciente de ello, hay adherencia al tratamiento y no aparecen descompensaciones, lo que le pudo suceder a De Mingo. ¿No le dio importancia? ¿Lo escondió?

Cuando fue puesta a disposición judicial tras la agresión de El Molar, la acusada se negó a declarar, aunque se mostró serena y apesadumbrada. Quizá no tenga una respuesta, más allá del mal que la aqueja, para explicar qué la llevó a agredir de nuevo cuando su madre la dejó sola. Tal vez en sus momentos de lucidez reniegue de lo que hizo y no quiera verbalizarlo . O ni siquiera sea consciente y siga en el delirio causado por su mente enferma.

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