Metro homenajea a sus taquilleras, una institución con casi cien años de servicio

Esta categoría profesional desapareció el pasado 1 de abril y fue sustituida por el supervisor comercial

Cristina Cifuentes junto con taquilleros y taquilleras del Metro de Madrid en el Andén 0 COMUNIDAD
Sara Medialdea

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Carmen entró como taquillera en Metro con 28 años. Acababa de quedarse viuda y este empleo -tan inusual en la época- fue la tabla de salvación para ella y sus hijos. Como ella, muchas otras mujeres rompieron en su día el techo de cristal que suponía el trabajo femenino fuera de casa para entrar sin vuelta atrás en el mundo laboral. Este lunes, Metro les ha rendido homenaje.

La presidenta Cristina Cifuentes , la consejera de Transportes Rosalía Gonzalo y el consejero-delegado de Metro, Borja Carabante, han reunido a un grupo de taquilleras y taquilleros en la estación fantasma de Chamberí , que se conserva tal y como estaba cuando se inauguró en 1919. Allí, han entregado una placa conmemorativa a Carmen, Teresa, Julián, Rosa María, Laura, Yolanda, Isabel y Abel, en simbólico homenaje a todos los que han pasado durante décadas por este puesto, que se extinguió en el Metro madrileño el pasado 1 de abril.

Metro fue una de las primeras empresas públicas que admitió mujeres en su plantilla. Lo hizo desde los años 30, aunque con una salvedad: sólo podían ser solteras o viudas . En el momento en el que se casaban, debían abandonar el puesto. Una anacrónica medida que nos asombra comprobar que no desapareció hasta 1983. Las taquilleras - a las que años después se unieron compañeros varones- han llevado todo tipo de uniformes en el Metro: desde las batas cruzadas del inicio hasta faldas pantalón, camisas amarillas con flores o blusas con lazo.

Carmen aún recuerda como anécdota cómo «muchos se colaban», y cómo algún compañero «me hacía el favor de quedarse en mi salida un rato para evitar que la gente entrara gratis. Y yo le decía: a ver si alguno te va a responder mal y tenemos un lío». Después de 32 años de servicio, dejó el puesto y la empresa, en la que ahora también trabaja su nieto.

Sus compañeras recordaban este lunes, en la vetusta instalación de Chamberí , cómo eran «aquellas primeras maquinitas de dar el billete, muy antiguas, pero que no fallaban nunca», o «cómo nos enseñaban a hacer rollos de monedas con una sola mano, mientras que con la otra seguíamos despachando billetes». En aquellos lejanos tiempos en que no había ni máquinas expendedoras ni tarjetas Multi u otros títulos de transporte.

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