El doctor Ignacio Frade, este miércoles, frente al portal de su consulta donde fue agredido
El doctor Ignacio Frade, este miércoles, frente al portal de su consulta donde fue agredido - JAIME GARCÍA

El médico agredido en el barrio de Pacífico dice que ya sufrió dos robos ordenados por las mismas personas

El «héroe» del caso Meño ha precisado que en el edificio hay cámaras que graban todo y en ese momento estaban funcionado

Madrid Actualizado: Guardar
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El doctor Ignacio Frade, que el pasado lunes se enfrentó a unos atracadores que entraron en casa de su padre en Madrid, ha explicado hoy que en dos años ha sufrido otros dos robos, en su vivienda y en su clínica, que cree que están ordenados por las mismas personas, cuya identidad no ha revelado. Frade ha convocado a los medios de comunicación en la puerta del edificio en el que tiene su clínica y en el que vive su padre, en el número 9 de la Avenida del Mediterráneo.

Rodeado por medio centenar de periodistas a los que ha contestado preguntas durante más de veinte minutos, el médico ha relatado lo acontecido el pasado lunes, ha vuelto a decir que sabe quién ordenó el asalto pero sin desvelarlo y ha enviado el siguiente mensaje: «No tengo miedo y la Policía sabe perfectamente quién ha sido».

El médico ha desvelado que hace un mes robaron en su domicilio, ubicado en Pozuelo, y destrozaron la casa «buscando en lugares donde yo habitualmente dejaba una pequeña cantidad de dinero», y que hace un año también robaron en la clínica de la Avenida del Mediterráneo. «Creo que todo está relacionado con algunas personas que tienen un cierto interés en hacerme daño o perjudicarme», ha añadido. Frade ha comenzado su intervención agradeciendo el trabajo de la Policía, y ha precisado que en el edificio hay cámaras que graban todo y en ese momento estaban funcionado.

Preguntado en numerosas ocasiones sobre quiénes son los inductores del asalto, Frade se ha limitado a repetir que los investigadores le ha pedido que no de esa información y todo se sabrá «tarde o temprano», probablemente en «una, dos o tres semanas», ya que «la policía lo tiene todo custodiado y va a averiguar quién ha sido». Solo ha desvelado que no se trata de pacientes, sin contestar a las preguntas sobre la posibilidad de que pueda estar implicadas alguna de sus tres exparejas, con las que según ha explicado tiene una relación «perfecta».

También ha aclarado que él está «totalmente en orden con Hacienda». Sobre lo ocurrido el lunes ha relatado que, según le ha dicho la empleada del hogar de su padre, dos personas entraron sobre la una de la tarde al piso diciendo que eran inspectores de Hacienda y ataron a su padre y a esta mujer, llamada Mariví.

Cuando él entra poco antes de las tres de la tarde se encuentra a los asaltantes, y a su padre y a la asistenta atados. Uno de los individuos, el más corpulento, le dice: «date la vuelta que te vamos a atar, hazlo fácil». Cuando iban a atarle él se enfrenta a uno de los asaltantes «instintivamente», para defender a su padre, pero le encañonan y le pegan con la pistola en la cara, quedando aturdido y sin gafas.

Al espabilar le piden «los papeles», y él pregunta cuáles. Finalmente le pide a la asistenta que baje a la clínica -el piso está en la cuarta planta y la consulta en el bajo- y abra a los atracadores para que cojan esos papeles y, sin saber el motivo, los hombres deciden marcharse, dejando a la asistenta en el ascensor.

Él se desata, baja a buscar a la mujer y pide ayuda con el móvil de un viandante, comunicando que hay un robo con personas armadas y rehenes, porque él cree que Mariví está todavía retenida. El doctor ha confiado en que la Policía detendrá a todos implicados y ha incidido: «Yo no tengo miedo a absolutamente a nadie, pero que no hagan daño a mi padre ni a mis hijos e hijas».

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