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Ignacio Frade, ayer, acompañado por sanitarios y policías tras el asalto de su casa - EFE
Sucesos

Así fue el asalto y la agresión al «héroe» del caso Meño

El cirujano Ignacio Frade afirma: «He sido víctima de dos sicarios que buscaban documentación que incrimina a varias personas»

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El asalto al domicilio y a la clínica privada del cirujano plástico Ignacio Frade García, de 58 años, desató ayer la alarma entre el vecindario del barrio de Pacífico (Retiro) y provocó un inusitado despliegue policial, que mantuvo blindaba la zona durante varias horas. En un principio se pensó que se trataba de un asalto con rehenes a su consultorio, situado en el nº 9 de la avenida del Mediterráneo.

Fue la llamada angustiosa de la víctima a la sala del 091 la que propició la confusión. Él fue el médico cuyo testimonio sorpresa dio un giro al llamado caso Meño, el joven que quedó en estado vegetativo tras una operación estética en 1989.

Faltaban pocos minutos para las tres de la tarde cuando el médico dio la voz de alerta tras ser agredido en la cabeza con la culta de las pistolas de los delincuentes.

En el dispositivo policial llegó a intervenir el Grupo Especial de Operaciones (GEO) y el helicóptero del Cuerpo, el Cóndor.

Falsos inspectores de Hacienda

El suceso comenzó poco antes de la llegada de Frade al inmueble en el que reside con su padre y tiene también su consulta, situados en la planta cuarta y en el bajo, respectivamente. Fue en el domicilio familiar donde llamaron al timbre los dos sujetos haciéndose pasar por inspectores de Hacienda. La empleada de hogar vio por la mirilla una acreditación y les franqueó la entrada.

Los recién llegados le preguntaron por el médico, al que llamaron por su nombre, y le exigieron las llaves de la caja fuerte. Luego la maniataron con cinta aislante, mientras que a su progenitor, de 94 años, postrado en una silla de ruedas, le taparon la boca para que no gritara, según fuentes policiales.

Su padre y la criada, amordazados y maniatados

Registraron el piso y, como no hallaron lo que buscaban, recurrieron a la limpiadora para entrar en la clínica. La mujer, presa de los nervios, no atinó a abrir la puerta. Justo entonces llegó el facultativo y fue agredido. Tras ello, los individuos se marcharon sin lograr su propósito, por lo que cuando la zona fue acordonada ya no estaban en la finca.

El Samur atendió al cirujano de dos brechas leves en la cabeza, de las que manaba abundante sangre, y a la empleada, que sufrió un ataque de ansiedad y tenía erosiones en las muñecas. El anciano resultó indemne.

Frade explicó luego a los medios de comunicación que había sido víctima «de dos sicarios que buscaban determinados mensajes de WhatsApp que conserva, así como documentos de Hacienda y otros que inculparían a varias personas».

Por ello, dijo «saber quiénes les habían enviado». Los agentes, que tratan de dilucidar la veracidad de esa versión, no descartan que el suceso obedezca al cobro de una deuda y aunque investigan el robo, barajan otras hipótesis.

El herido fue quien dio un vuelco al caso de Antonio Meño, el joven que pasó 23 años en coma, tras ser sometido a una rinoplastia. Su encuentro casual con los padres del infortunado, acampados en el centro de Madrid, reclamando justicia, propició que el Supremo reabriera el caso 21 años después. Frade participó, en sus inicios médicos, en la intervención. La víctima ganó el caso y falleció en octubre de 2012.

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