Malasaña: vivir entre obras, botellón y asentamientos de «sin techo»

Los residentes reclaman un plan de choque que vaya más allá del «lavado de cara» de la plaza del Dos de Mayo

Un grupo de jóvenes bebe en plena calle delante de una persona sin hogar ISABEL PERMUY

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En la rampa de acceso a la Escuela infantil El Duende , situada en la plaza del Dos de Mayo , dos niños practican maniobras con su patinete. A pocos metros de ellos, un grupo de jóvenes bebe alcohol sentados en los bancos de piedra del foso. La escena la completan dos personas sin hogar tumbadas en los dos bancos más cercanos al parque infantil, un recinto que a diario hace las veces de patio de colegio de la guardería municipal. El panorama descrito en este enclave no es excepcional, sino que ejemplifica la situación con la que se topan a diario los residentes.

«Los vecinos de Malasaña estamos en peligro de extinción. El deterioro del barrio no ha dejado de crecer en los últimos años», lamenta en declaraciones a ABC el portavoz de SOS Malasaña Jordi Gordon. «Queremos que la plaza vuelva a ser de los vecinos, que los niños no tengan que jugar entre el botellón, los orines y los cristales rotos. Es un peligro», se queja Gordon.

Plan de choque urgente

Desde que José Luis Martínez-Almeida tomó el bastón de mando, las asociaciones vecinales de Malasaña se han reunido en dos ocasiones con el nuevo concejal-presidente del distrito de Centro, José Fernández (PP) para reclamar la puesta en marcha de un plan de choque para el barrio que vaya más allá que un «lavado de cara» de la plaza.

Entre la batería de medidas que reclaman destacan un programa de patrullaje preventivo para evitar el botellón, la venta ilegal de bebidas alcohólicas y la música con amplificadores hasta la madrugada. «Como anoche se instalaron cuatro patrullas en el Dos de Mayo, todo el mundo se fue a la plaza del Rastrillo. Deberían patrullar por todo el barrio para evitar que el problema se traslade a otra calle», pide Gordon, que considera ninguno de los problemas de convivencia que se producen «son irresolubles, se pueden resolver con voluntad política».

También reclaman un plan de recogida de residuos, para que no se acumulen en las calles sin control; así como una regulación de las barras de degustación ilegales. «Es desmedido la ratio que tenemos: hay 650 bares para los 30.000 vecinos que vivimos en la zona», expone el portavoz de SOS Malasaña. «Nosotros pagamos los impuestos y cumplimos la ley, pero aquí parece que el que gana es siempre el que no cumple», se queja.

Si a la vuelta del verano no obtienen una respuesta por parte del Ayuntamiento, la plataforma amenaza con volver a «a la carga» y activar toda clase de reivindicaciones.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación