El bar madridista junto al Wanda Metropolitano: «Aunque nos han amenazado, reabriremos en el derbi»

Los dueños del Akelarre aguardan con inquietud el partido tras dos meses cerrado

Mari y Joaquín lucen con orgullo los colores de sus equipos, el pasado miércoles en el bar Akelarre DE SAN BERNARDO
Aitor Santos Moya

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Se mire por donde se mire, un derbi siempre es un derbi. La capital acoge mañana el primer Atlético-Real Madrid de la era Wanda Metropolitano y nadie piensa faltar a la cita. Tanto es así, que hasta el bar Akelarre (Nicolasa Gómez, 104), un templo madridista a poco más de medio kilómetro del nuevo coliseo rojiblanco, reabrirá sus puertas para vivir una jornada histórica de fútbol. Nada de esto resultaría extraño de no ser por la situación anómala que han vivido sus dueños, Joaquín y Mari, quienes -como ha venido denunciando ABC desde el final de la temporada pasada- se vieron obligados a cerrar en septiembre ante las amenazas recibidas a través de varios foros de internet.

«Un día antes del primer partido del Atlético nos marchamos a Málaga para estar con nuestra nieta», relata este matrimonio sexagenario, que desde hace 31 años regenta con notable sacrificio su pequeño negocio. Joaquín, a sus 65 años, ya está en edad de coger la jubilación, pero Mari, con 63, todavía sigue en activo. «Estamos esperando para poder vivir en condiciones», explica él tras la barra, ataviado con su inseparable casaca madridista. «Tengo más de 180 camisetas y cada día me pongo una», presume orgulloso.

Su mujer, en cambio, es colchonera. «Y no pienso cambiar, ¡eh!», advierte. Por increíble que parezca, hubo un tiempo en que medio bar estaba adornado con los colores del antiguo equipo de la ribera del Manzanares. «Pero algunos empezaron a decir a mi marido que lo hacía justo cuando se empezaba a hablar del cambio de estadio y los quitó», señala, sin perder la sonrisa. «Al fin y al cabo, ¿qué podía hacer?», prosigue, consciente del sentimiento blanco que profesa Joaquín.

Pero solo de la pasión no se vive y eso, en el Akelarre, bien lo saben. «En realidad abrimos el bar hace dos semanas, pero mañana será la primera vez que estemos aquí mientras juega el Atlético en su campo», desvelan los propietarios. «Es casi una obligación dar este partido, llevamos dos meses cerrados y necesitamos hacer frente a las facturas», resumen, con el miedo propio de hacer frente a una tesitura desconocida: «No tanto por nosotros, si no por lo que les pueda pasar a nuestros clientes».

Pese a la rivalidad manifiesta entre ambas hinchadas, la fachada del establecimiento no ha sufrido ningún desperfecto durante el cierre; ni siquiera el rótulo, flanqueado por dos escudos del Real Madrid , ha resultado dañado. «Los vecinos nos ha estado enviando imágenes y diciéndonos si todo iba bien», remarcan, agradecidos por toda la solidaridad recibida. Jóvenes como Desi y Toñín que cruzan la puerta del Akelarre para apoyar a sus inquilinos: «¡Estamos con vosotros!».

Impacto mediático

A raíz de las informaciones publicadas por ABC , Joaquín y Mari no han parado de atender a numerosos medios de comunicación. «Han venido hasta de EE.UU. a interesarse por la situación», señalan. La expectación ha reverdecido viejos laureles de un «museo» madridista , lleno hasta la bandera en casi todas las grandes citas. «La séptima, la octava, la novena, las dos recientes en Lisboa y Milán..., aquí siempre se ha liado, pero para bien; jamás ha ocurrido una pelea», sentencia Mari. Mañana, a las 20:45 horas, el Akelarre lucirá sus mejores galas con la esperanza de que lo único reseñable en el derbi suceda, solo, con un balón de por medio.

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