Madrid sobrevive al corte del tráfico pese a la confusión y el descontrol policial

Los agentes de Policía y Movilidad hicieron controles arbitrarios en los accesos, con sanciones y avisos según la zona

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La contaminación ha dado una tregua en Madrid y los vehículos podrán circular libremente durante la operación salida de Fin de Año. El Ayuntamiento de la capital levantó ayer la restricción al tráfico por matrícula y anunció que hoy y mañana, «en el peor de los casos», solo se aplicará al Escenario 2 del protocolo, que prohibe aparcar en la zona del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) y el límite de velocidad a 70 kilómetros por hora en la M-30 y los accesos a la capital.

La decisión de rebajar un escalón las limitaciones se sustentó en que el miércoles los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) bajaron de los 200 microgramos en prácticamente todas las estaciones. La concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, compareció junto a la directora general de Sostenibilidad y Control Ambiental, Paz Valiente, para dar cuenta de las medidas para los próximos días y de cómo se desarrolló la prohibición de circular

en la almendra central a los vehículos con matrícula par. Pese a que la delegada del área aseguró que el dispositivo avanzó con «normalidad absoluta» y los niveles de tráfico se redujeron a primera hora en un 8%, la medida dejó una jornada bañada por la confusión entre los conductores.

El criterio dispar aplicado por la Policía y los agentes de Movilidad en varios de los filtros de acceso convirtió la almendra central en una especie de ruleta rusa automovilística. En el control de O’Donnell, el volumen de vehículos marcó a primera hora el mayor o menor seguimiento del protocolo. A más turismos, menos multas. Y viceversa. «Si está la zona colapsada, ¿cómo voy a multar?», reconoció un agente, consciente de que no podía «perder mucho tiempo» con cada conductor. «El Ayuntamiento es el que activa la medida, pero los que tenemos que lidiar con la ciudadanía somos nosotros», aseveró otros de sus compañeros.

Pese a todo, el ritmo de sanciones en este punto resultó ser uno de los más elevados de toda la urbe. En Moncloa, el control solo fue disuasorio. Previo aviso de la norma, todos los vehículos con matrícula par que no estuviera exentos de la restricción fueron desviados por el Parque del Oeste. «Venimos desde Zamora y no nos hemos enterado», reconoció un matrimonio, instantes después de ser abordados. «Al ser el primer día, solo estamos informando», justificó un policía en mitad de la calzada de la A-6.

Mascarillas en la Gran Vía

Más allá del «despiste» de algunos turismos, el volumen de tráfico se redujo de manera considerable a lo largo del día. «Llevo desde las 7 de la mañana trabajando y parece que es un día de fin de semana», admitió un taxista, con pocas esperanzas de que el veto llevase consigo un incremento de clientes para el gremio: «En cuatro horas llevo tres carreras. Si observas las paradas casi todas están llenas; no creo que esto nos beneficie».

En Plaza de España, donde está ubicado uno de los medidores de polución con los niveles más elevados en la última semana, los registros giraron en doble sentido. Al candado al tráfico privado en la Gran Vía se sumaron las nuevas restricciones. «Controlamos las matriculas y, además, ayudamos a los compañeros del siguiente control», indicó una agente de Movilidad, que prefirió avisar y no multar a aquellos turismos que infringiesen el nuevo escenario: «Apunto el número de placa por si acaso vuelven a pasar».

En la Plaza de España el nivel de polución provocó que varios miembros del dispositivo portasen mascarillas durante gran parte de su cometido. «Nos las hemos puesto por voluntad propia, porque el ambiente es irrespirable», reconoció uno de ellos, al tiempo que argumentó la coyuntura con una elocuente comparación: «Se nota en la nariz, en los ojos, en la piel. Podemos hacer la prueba del algodón. Ya verás como no engaña, lo pasas por la cara y seguro que sale negro».

La estampa semidesértica de la Gran Vía tuvo su continuación en la plaza de Cibeles. Apenas dos policías conformaron el corte programado por el Consistorio. En este enclave, las sanciones fueron dejando paso a las advertencias según avanzaban las horas. Camino de Atocha, un grupo de taxistas discutía sobre si la medida del Ayuntamiento era acertada o no. «Si nos ponemos en serio, primero habría que meter mano a las calefacciones», sentenció uno. «Lo que no puede ser es que estén encendidas desde hace dos meses, aunque haga un tiempo estupendo», respondió otro.

Uno de los cercos más conflictivos tuvo lugar a la entrada de la Plaza de Castilla, donde el goteo constante de multas pilló por sorpresa a más de un conductor. La falta de información previa y el desconocimiento ante la inmediatez del decreto fueron las quejas más repetidas. Pero también hubo tiempo para reproches y discusiones subidas de tono. «¡Graba, graba!», gritó un individuo, poco antes de romper una multa delante de un agente.

No obstante, las sanciones, que ascienden a 90 euros  –con posibilidad de reducción del 50 por ciento con pronto pago–, brillaron por su ausencia en el control más próximo a Avenida de América. Una circunstancia que se repitió en el de Ventas. «Personalmente, he dejado pasar a todos, incluido a los que no tienen permiso», admitió un agente de Movilidad que controlaba el acceso en la zona: «Eso sí, bajo su responsabilidad».

La inminente operación salida de Fin de Año sumaba incertidumbre a los conductores, que miraban de reojo al Ayuntamiento sin saber muy bien si despedirían el año con nuevas preguntas sobre sus matrículas o la zona restringida al tráfico. La edil de Medio Ambiente, después de tres días de vacaciones en plena crisis por la contaminación, levantó el Escenario 3 del protocolo y aventuró que tanto hoy como mañana los coches podrían circular libremente por toda la ciudad.

Sabanés aseguró que «en el peor de los casos» se aplicaría el Escenario 2, que prevé la prohibición de aparcar en la zona SER y circular por debajo de los 70 kilómetros por hora en la M-30. No obstante, cabe recordar que esta limitación se reduce al horario de los parquímetros y mañana sábado, si se mantiene la prohibición, solo se aplica entre las 9 y las 15 horas. La concejal, en cualquier caso, recordó que la previsión «sigue siendo mala» y que la aplicación del plan está supeditada a lo que marque la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

«Estaciones en verde»

La portavoz del grupo municipal del PP, Esperanza Aguirre, volvió a criticar la activación del Escenario 3 y recriminó al Ayuntamiento que impida la circulación con todas las estaciones «en verde salvo dos que están en amarillo». Aguirre, que 24 horas atrás tildó la medida de «ideológica», indicó que en los últimos días los índices de contaminación en Madrid han sido menores en otras capitales.

Las líderes del PSOE y Ciudadanos, Purificación Causapié y Begoña Villacís, alabaron la «responsabilidad» de los madrileños durante toda la jornada. Villacís, sin embargo, fue más crítica e instó al Ministerio de Industria y el Consistorio a reunirse para tomar medidas «de calado y a largo plazo»: «Madrid no puede gestionarse mediante este protocolazo».

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