En Madrid, Pemán sí tiene quien le ‘placa’

El prolífico autor gaditano residió en la capital, donde cosechó sus grandes éxitos

Placa en la vivienda de Pemán en el número 9 de Felipe IV JOSÉ RAMÓN LADRA
Jesús Nieto Jurado

Jesús Nieto Jurado

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Un escritor, dos placas. Una que ya no existe en la gaditana calle de Isabel la Católica. Otra que sigue estando con su metalillo municipal de falso oro en este Madrid que, olvidadizo, no olvida a quienes dieron lo mejor de sus meninges por el idioma y la literatura. Hace unos días el Ayuntamiento de Cádiz (en lo sucesivo Kichi) decidió que había que arramblar con el recuerdo escultórico a José María Pemán , y las imágenes de nuestros compañeros gaditanos de ‘La Voz’ muestran a un operario, con peto y casco y con la picota de lo que algunos creen que es memoria histórica. El propio Pemán, tan guasón, ya quitó mérito en su día a este homenaje pétreo afirmando que si él era él en el monumento, la mujer alegórica que le acompañaba, tan hierática, no era su mujer. Anécdotas que dan la idea exacta del personaje.

ABC acude a esa otra placa que le recuerda en Madrid, ciudad en la que tuvo su tercer domicilio el plural vate gaditano. Y la placa luce ahí, frente a la Real Academia de la Lengua, de la que fue académico y presidente : en la calle de Felipe IV, en el número 9, en el cogollito de ese Madrid que llama a la escritura, a la contemplación y demás. Justo al lado de la estatua de María Cristina de Borbón. De Pemán sería ocioso recordar vida y obra, que ambas discurrieron sin mezclarse: entre la política y la poética. Si bien, un célebre abrazo con Rafael Alberti (también con placa en esta ciudad) dio la imagen de eso que llamaron la reconciliación nacional.

Pero vayamos al número 9 de la calle de Felipe IV , veamos el ventanal por el que Pemán se asomaba a la docta casa. Un crucifijo, un monje que parece de la escuela de Zurbarán y una pluma donde poner en cuartillas todo lo que iba dando a las musas: pregones, libros, obras de teatro, poemas y sus artículos de ABC. Donde la gracia y la prosa se ponían al servicio del lector y que lo mismo glosaban una nevada en Cádiz (el célebre ‘Nieve en Cádiz’) que daban vida y sentido común con sal andaluza. Aquel célebre ‘Séneca’ que dio lugar a una serie en la antigua TVE...

José María de Pemán

Pero Pemán no es sólo su Tercera en estas páginas , también es su Madrid y este número 9 de la calle Felipe IV. Hay que imaginarlo dando cuatro pasos hacia la RAE, despachando americanismos y cartas de Hispanoamérica que llegaban en barco a Cádiz o en avión a Barajas. O verlo remontando la carrera de San Jerónimo la noche de un día de octubre de hace seis décadas y un año, rumbo al teatro Reina Victoria para estrenar su obra ‘La viudita naviera’, donde actuó todo un coro gaditano. Y antes, mucho antes, Pemán, joven de la Baja Andalucía, participando en unas jornadas sobre la Monarquía en el Cine Monumental de la calle de Atocha.

Éxitos en el teatro

En puridad, hay un Madrid de Pemán del que no escribió tanto, pues que sus territorios míticos eran dos: Cádiz y Jerez, y también la historia de España a la manera de su dilecto Menéndez Pidal, a quien José María repuso con generosidad en la Academia.

Pero es cierto que los estrenos más aplaudidos del teatro ‘pemaniano’ se dieron en Madrid. Ahí queda el éxito de ‘El divino impaciente’, obra sobre San Francisco Javier y San Ignacio en el Infanta Beatriz, escenario que andaba entre Hermosilla y Claudio Coello. Debajo de la placa que recuerda que en la 3° planta residió largas temporadas de 1940 a 1981, el conserje, que sí sabe que el autor vivio allí, no sabe darnos razones de leyenda o anécdota alguna en la noble finca.

Poco después, Jenaro, conocido de sus descendientes, se queda mirando la placa como en un homenaje contemplativo. Jenaro nos pone en contacto con uno de sus descendientes que nos recuerda un soneto de Paco Rabal al poeta titulado así: ‘A don José María Pemán, sin más demora’ , donde, entre otros méritos, el de Águilas recuerda que le dió «una mano a Paco Umbral», que fue «su Edipo, su Tyestes, Marco Antonio», que le «puso de pie en el escenario» y que Pemán fue «de sus virtudes, testimonio».

Todo un recordatorio a Kichi y su desmemoria. La misma que le quitó el nombre a ‘su’ premio .

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