El Madrid de Auserón y «los cuatro mojones»

El cantante reivindicó lo añejo frente al «diseño frío» de la ciudad, aunque alabó su «energía transformadora»

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El cantante y exvocalista de los míticos Radio Futura, Santiago Auserón, dio ayer el pregón que supone el tradicional pistoletazo de salida a las fiestas de San Isidro, patrón de la capital. Desde un balcón de la plaza de la Villa y acompañado de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, el músico destacó la «energía transformadora» y el «dinamismo imparable» de la Villa y Corte.

Auserón se recreó en lo tradicional, el chotis, el viejo pueblo donde Felipe II quiso instalar la capital del Reino; pero tampoco quiso dejar de dar testimonio de los cambios de Madrid en estas cuatro décadas que lleva viviéndolo, tras abandonar su Zaragoza natal: «Muchos escaparates de comercios añejos, cafés y librerías han desaparecido, en aras de un comercio deslocalizado que iguala sin escrúpulo el aspecto de las ciudades.

Madrid no se ha librado del afán mercantil que algunos llaman libre con deportivo eufemismo, aunque más bien nos hace servir a un interés oscuro».

En esa parte vino el toque más político del pregón: «A las calles más castizas se les ha puesto cara de diseño frío y últimamente le han nacido a la ciudad cuatro torres, cual mojones de aspecto discutible en el horizonte». Hecha esta salvedad, este protagonista de la Movida no quiso quedarse en la denuncia y apostó por «brindar por todos los madrileños, sea cual sea su opción de gobierno». Y pidió a los munícipes, de uno u otro color, «que se traten con cortesía ejemplar en sus debates».

Apostó, por ello, por combinar juventud y veteranía, las ideas de un lado y las del otro. «Que las nuevas generaciones aprendan a tomar complejas decisiones –pidió–, que corrijan cuando sea necesario contando con la experiencia de los mayores; pues si borramos del mapa el beneficio oscuro, que abre todas las puertas y en todas partes halla servidumbre, el buen gobierno de una urbe tan dinámica, de una comunidad tan populosa, necesariamente ha de requerir muchos y variados ingenios».

Este «músico ambulante» clamó: «Sed generosos y permitid que el corazón de un paria haga de espejo de vuestra ilustre Villa».

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