Captura de uno de los ocho nuevos lobatos en la sierra
Captura de uno de los ocho nuevos lobatos en la sierra - COMUNIDAD

El lobo ya cría en Madrid

Agentes forestales confirman la reproducción de esta especie protegida al grabar a ocho lobatos en el Parque Nacional de Guadarrama

MADRID Actualizado: Guardar
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Se pasean por delante de la cámara juguetones, vivarachos y curiosos mientras olisquean todo cuanto hay a su alrededor. Son sólo ocho cachorros de lobo ibérico (Canis lupus signatus), procedentes de dos camadas distintas de tres y cinco lobatos pero, su presencia, confirmada por las grabaciones de fototrampeo de los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, supone una gran noticia para la biodiversidad de la región. Tras varias décadas, esta especie protegida vuelve a reproducirse en el territorio madrileño. Concretamente, en la Sierra de Guadarrama.

Según la consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio se trata de una reproducción «excepcional» ya que la media es sólo de dos o tres cachorros. «En 2011 y 2013 se registraron casos de cría, pero no en un número tan elevado como el actual», aseguran fuentes del Ejecutivo regional.

Una presencia tan alta de lobatos indica que en la sierra madrileña se dan las circunstancias y condiciones necesarias para la reproducción de la especie, tanto a nivel de alimentación como de habitabilidad. El lobo ibérico ha recolonizado en los últimos años zonas poco habitadas de la vertiente meridional de las montañas de Guadarrama, en la conocida como Sierra Norte.

Desapareció hace 70 años

El lobo desapareció del paisaje madrileño hace 70 años. Se tiene constancia de que los últimos grupos de estos cánidos habitaron estas tierras poco después de que acabara la Guerra Civil. La última pareja de lobos madrileños fue abatida en el valle del Lozoya en 1952. Desde entonces sólo se habían detectado ejemplares que se movían solos y de forma ocasional en la región, procedentes de Castilla y León.

En 2007 empezó a aumentar su presencia en Madrid poco a poco. Los grupos reproductores de lobos situados al sur de Segovia habían permitido el paso de algunos ejemplares hacia territorio madrileño hasta el punto de establecer grupos familiares. Los expertos consultados por ABC consideran que se trata de un «proceso natural de expansión».

«Es una excelente noticia y pone en valor el papel de la sierra de Guadarrama como corredor ecológico», señalan. «Estos nuevos ejemplares permitirán unir poblaciones loberas muy distanciadas y sirven de nexo entre las estribaciones montañosas del Sistema Ibérico, al norte, y Castilla La Mancha, al sur», aseguran.

La Sierra Norte, su «paraíso»

En la Comunidad de Madrid se dan condiciones que facilitan su asentamiento. La Sierra Norte es un «paraíso» para el lobo. «Cuenta con una muy baja densidad de población; existe una gran cantidad de ungulados silvestres como la cabra montesa de la que existe actualmente una superpoblación–; y unos ecosistemas naturales relativamente bien conservados», señalan fuentes de la consejería. Parte de este territorio se encuentra en los límites del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que se convierte así en el segundo parque nacional español que alberga poblaciones de lobo ibérico, junto al de los Picos de Europa.

En relación con estas dos camadas, los Agentes Forestales mantendrán un seguimiento de los ocho cachorros una vez que se independicen.

Aumento de los ataques

A medida que el lobo se ha ido asentando en las montañas madrileñas, el número de ataques de estos cánidos a la cabaña ganadera ha ido aumentando. Según datos de la consejería de Medio Ambiente, desde 2011 se han contabilizado 196 ataques de estos animales a distintas explotaciones ganaderas. Dentro de éstas, también se computan los daños ocasionados por perros silvestres. Según las citadas fuentes, estos datos no responden a un mayor número de lobos en la sierra, sino a una mejor documentación de los casos que se producen.

No obstante, la cifra de percances denunciados ha crecido exponencialmente en los últimos 5 años. Por ello, y ante las constantes peticiones de colaboración de los empresarios rurales, la Comunidad se ha comprometido a mantener reuniones periódicas con los ganaderos para resarcir los daños ocasionados por el lobo. En un reciente encuentro con ellos, el consejero de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, Jaime González Taboada, entregó a una veintena de ellos indemnizaciones por valor de 45.762 euros. La partida inicial prevista era de 60.000 euros.

Desde el año 2011 el Gobierno ha recibido un total de 170 solicitudes de ayuda. La Comunidad ha destinado para ello 160.000 euros en el mismo periodo, y en ninguno de los ejercicios agotó el crédito disponible.

Además, se ha comprometido a costear el 30% del importe de las pólizas que contratan las explotaciones para cubrir los daños causados por estos animales, una cantidad que se hará efectiva en la misma anualidad y no a año vencido como venía ocurriendo hasta ahora.

Persecución del furtivismo

La convivencia entre el lobo y el hombre ha sido tradicionalmente complicada. Los envenenamientos y el furtivismo han perseguido siempre a esta especie. Por ello, los Agentes Forestales trabajan para perseguir, prevenir y disuadir de estas prácticas en la región. Este cuerpo, dependiente de la consejería de Presidencia, Justicia y Portavocía del Gobierno, realiza labores de vigilancia en batidas y cacerías en zonas con presencia de lobo. Asimismo controla los vehículos que participan en cacerías o circulan por el monte y realiza rastreos con su Unidad Canina.

Estas acciones se complementan con labores de información y educación para ganaderos, recuperando saberes tradicionales y buenas prácticas.

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