Lavapiés declara la guerra a ratones y chinches
Los restos de comida de restaurantes, los pisos turísticos, la recogida de enseres y el hacinamiento afectan a la salubridad del barrio
El multicultural barrio de Lavapiés del distrito Centro tiene problemas de salubridad. A las «inquilinas» recalcitrantes que se niegan a marcharse y que aumentan con las altas temperaturas, las desagradables chinches , se suman ahora los ratones, debido a los alimentos mal almacenados en determinados restaurantes. Así lo denuncian a ABC la Plataforma del Barrio de Lavapiés , que engloba a 45 comunidades de vecinos y 120 particulares y comerciantes, y la Asociación de Vecinos de La Corrala.
Ante esa situación, ambas entidades les han declarado la guerra y se rearman con el fin de que esos bichos no se propaguen, se cuelen en sus casas y conviertan sus vidas en un infierno. Por ello, exigen a los particulares, a las comunidades de propietarios y al Ayuntamiento de Madrid que tomen las medidas necesarias para erradicar estos problemas que se concentran en algunas zonas.
« Tenemos ratones en todo el edificio y hemos tenido que poner cepos. Se introdujeron por el conducto de la luz en mayo; hace dos semanas los han visto pasearse por el exterior del Centro Dramático Nacional , entre otros lugares; de hecho, tenemos vídeos», explica Begoña Sebastián, portavoz de la Plataforma. Su edificio, situado en el número 6 de la plaza de Lavapiés, no es el único afectado. Hay más, asevera.
«En un establecimiento hindú cercano a Tirso de Molina he sido testigo de cómo los empleados salían con las trampas a la calle y golpeaban a los animales hasta matarlos. ¡Esta muy bien esta zona, sí!», ironiza Juan, que prefiere no decir su apellido. En cuanto a los molestos parásitos hay, al menos, una finca entera situada en la calle de las Provisiones afectada y muchos pisos de la calle de la Fe, en otra, precisa Sebastián.
Corrobora su testimonio un empleado de la farmacia situada en esa calle. «Aquí hay chinches todo el año. No obstante, ahora, notamos un poco más de incidencia. Viene gente con picaduras y les vendemos antihistamínicos e insecticidas», precisa. «Que se lo digan a mi suegra, que vive en la calle del Ave María», indica Fausto en otra farmacia cuyas empleadas no se ponen de acuerdo. Unas dicen que ahora atienden a entre un 3% y un 5% más que el resto del año. En otras dos boticas aseguran que no habían notado nada.
Aunque la situación no se parece a la plaga de chinches que sufrieron hace unos años – 2015 o 2016 , que devoró Lavapiés e hizo cerrar tres veces la filmoteca Nacional en apenas 16 días-, los residentes muestran su preocupación. « Fumigar es esencial, hay que hacerlo de forma periódica y recurrir a profesionales para atajar la situación y prevenir. El problema es que es caro, cuesta unos 400 euros, toda la pensión de algunos ancianos». Así lo asegura Osuna. También advierte de la peligrosa costumbre de dejar tirados enseres o colchones infectados en la vía pública en lugar de llamar al 010 para que se los lleven. Quizá por ello, un camión municipal de recogida de muebles está casi a diario en la plaza de Lavapiés.
«Niegan el problema»
El hacinamiento derivado de los pisos-patera, el trasiego de los apartamentos turísticos con gente que puede transportar los bichitos en su equipaje y la falta de limpieza propiciada por muchos, entre ellos algunos «okupas,» son el caldo de cultivo de las chinches, asevera este portavoz.
«Carmena tiene ahora el b arrio mucho más limpio . Antes lo adecentaban solo para la procesión de San Cayetano, por algo será», dice Ángeles desde su Clínica Veterinaria.
En mayo, Sebastián comunicó el repunte de las chinches y la presencia de roedores a la Junta Municipal y a Madrid Salud. Sin embargo, el Ayuntamiento negó ayer tener conocimiento del segundo problema. «No puede negar la mayor, como hizo anteriormente; debe inspeccionar y sancionar a los locales de restauración y desratizar que es lo que les toca. Y los residentes, extremar la higiene y fumigar.», concluyó.
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