Harry Potter busca campeón de España en Rivas

Sustituya el colegio Hogwarts por Rivas Vaciamadrid; escobas voladoras por tubos de PVC; capas por uniformes de camiseta corta y pantalón, y hechicería y esferas mágicas por estrategia y balones convencionales. Quien haya leído la saga de Harry Potter sabrá que se trata de una evolución del quidditch, el juego practicado por los personajes de las novelas; quien no lo conozca tendrá la oportunidad de remediarlo este fin de semana en el municipio ripense, donde se celebra la I Copa de España de este deporte en crecimiento.

El quidditch dejó de ser una invención literaria hace poco más de diez años, cuando tomó las actuales trazas deportivas en la Universidad de Middlebury (Vermont), situada en el extremo noreste de Estados Unidos.

Desde entonces, con personalidad «muggle» (los humanos en el mundo ficticio creado por J. K. Rowling) ha crecido paulatinamente hasta convertirse en una actividad con su propia autoridad institucional (International Quidditch Association) y sus reglas de juego.

En España, su llegada se demoró más que en otros países, pero ha calado hasta el punto de que ya existe la Asociación Española de Quidditch, organizadora del torneo nacional que se disputará desde mañana en Rivas. La cita, que enfrentará a ocho equipos de cuatro comunidades autónomas distintas, se desarrollará en los campos de fútbol Casa Grande (avenida de Francia, s/n). El sábado hay programados partidos entre las 17.30 y las 20.30 horas; mientras que el domingo serán desde las 9.00 hasta las 13.45 horas. El formato de la competición será de liguilla, primero, y de eliminatoria a un solo encuentro después. En el caso concreto de Madrid, habrá dos representantes de la región: el Madrid Linx-Quidditch Club y los Madrid Wolves. El resto de equipos proceden de País Vasco, con dos conjuntos; de Galicia, con otros tres; y de Andalucía, con uno.

«No somos frikis»

La figura de Harry Potter, icono asociado a este deporte, implica inevitablemente que quienes lo practican sean etiquetados como «frikis». Los jugadores, sin embargo, restan importancia a esta consideración y «no le dan más importancia de la que tiene». Dani Báscones, estudiante de psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, practica el quidditch desde hace años y actualmente es el capitán de los Wolves. «Esa etiqueta siempre está ahí, pero la ignoramos; intentaremos cambiarlo poco a poco», explica a ABC. De hecho, asegura que muchos de los miembros de su equipo ni siquiera son seguidores de la saga. Como él, comenzaron a jugarlo por simple curiosidad y porque «es muy completo».

Según Báscones, el juego «tiene una parte de la novela, otro poco del baloncesto y otro (más grande) del rugby». El terreno de juego es un campo de fútbol 7 (aproximadamente 50x35 metros) y, dado que no hay tramos de lentitud en su desarrollo, con transiciones de ataque y defensa muy rápidas, «hace falta mucha resistencia». Con cambios ilimitados, se puede descansar mientras se recupera el aliento.

Sus similitudes con el rugby, indica el capitán del club madrileño, remiten a «su intensidad, los choques y su nobleza y honestidad». «Aunque parezca que no, es un deporte muy duro, de mucho contacto. Antes practiqué otras disciplinas y no he visto tantas lesiones como aquí», asegura Dani. Además, la relación se reconoce en que también en el quidditch hay un Tercer Tiempo. En ese sentido, en esta primera edición de la Copa de España, se han instalado diferentes locales y actividades.