Los grafittis de «Muelle», de supuestos mensajes clave de una red de narcotraficantes a obras de arte

Juan Carlos Argüello, que murió de cáncer a los 29 años, será recordado con un espacio que llevará su nombre en la calle Carabias, en su barrio, en Campamento

Madrid Actualizado: Guardar
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Un dibujo de una espiral acabado en una flecha. Esa era la firma de Juan Carlos Argüello (1966-1995), pionero del grafiti en España. Pero al Bansky madrileño, nacido en el barrio de Campamento, no se le conocía con su nombre original, sino como «Muelle». Implantó este mote desde que en el colegio se fabricó una bicicleta con un muelle gigantesco que había rescatado de un vertedero. Su rúbrica se convirtió en una habitual de los escenarios de la Movida madrileña. Todavía hoy resiste en el número 30 de la calle Montera una de las pocas piezas que le recuerda. Además, el Pleno de Latina debate este jueves rebautizar un espacio en la calle Carabias con su nombre.

Argüello empezó a reproducir en paredes y espacios públicos del barrio de Campamento en Madrid el logotipo que había diseñado, compuesto por la palabra «Muelle», un dibujo de un muelle acabado en una flecha, y una letra R enmarcada en un círculo.

Fue tan característica esta rúbrica que, según declaró, la registró en 1985 para tener el «copyright».

En sus inicios solo armado con un rotulador de tinta, y después con pintura en aerosol, Argüello sembró la ciudad con su diseño. No por ello sin sembrar quejas, ya que para muchos era una forma de «ensuciar las calles». Su característico grafiti extrañó tanto al principio que incluso la Policía pensó que se trataba de una red de narcotraficantes y que, con esas flechas, advertían a las otras bandas de que las calles señaladas pertenecían a su feudo. Meses más tarde descubrieron que esas pintadas no eran sino las piezas de un grupo de jóvenes cuyo líder, «Muelle» se inspiraba en la tendencia de origen neoyorquino llamada «graffiti».

Muerte prematura

Los diseños de la firma de «Muelle» fueron evolucionando y haciéndose más complejos, combinando distintos colores, y buscando efectos con bordes gruesos y perspectiva de tres dimensiones. La profusión de su obra, su ubicación y visibilidad en espacios públicos, y lo llamativo de sus diseños hicieron popular su firma, y otros jóvenes crearon las suyas propias, imitando más o menos el estilo de «Muelle». Las firmas de muchos de estos escritores, pertenecientes al llamado grafiti autóctono madrileño, incorporaron también trazos acabados en forma de punta de flecha, por lo que se les denominó flecheros.

Argüello estampó su firma también en otras localidades españolas y en el extranjero, aunque con menor abundancia que en Madrid. En entrevistas en televisión y en prensa escrita, negó pretensiones políticas a su actividad, y dijo que su obra era una forma de expresión. En 1993, tras más de medio millón de grafitis en su historial, dejó de firmar, por considerar que su «mensaje» estaba ya «agotado». Murió a los 29 años de un cáncer de hígado fulminante en 1995, pero «el Muelle» perdura en la memoria de toda una generación de la Movida madrileña.

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