Vista aérea del estadio de Vallecas, que se encuentra en la avenida del Payaso Fofó
Vista aérea del estadio de Vallecas, que se encuentra en la avenida del Payaso Fofó - BELÉN DÍAZ

El estadio del Rayo vale 7,5 millones

La Comunidad maneja un informe de tasación del estadio de Vallecas para negociar su venta al club franjirrojo, que solo ofrece 1,2 millones de euros

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La Comunidad de Madrid y el Rayo llevan más de un año negociando la operación de compra-venta del estadio de Vallecas, de titularidad pública. Como ya informó este diario, el club de fútbol que preside Raúl Martín Presa busca hacerse con un patrimonio y el Gobierno regional, en principio, no ve con malos ojos desprenderse del viejo campo, dado el deplorable estado de conservación en el que se encuentra, que exige una fuerte inversión para su reforma integral. Pero la negociación aún está verde.

Según fuentes solventes conocedoras de las negociaciones, el Rayo presentó una primera oferta de adquisición de 1,2 millones de euros al Gobierno regional, por entonces presidido por Ignacio González. La cifra se situó muy por debajo del valor del estadio, tasado en 7,5 millones de euros, de acuerdo con un informe de la empresa Alia realizado el 23 de julio de 2014, al que tuvo acceso ABC.

Desde la sección de Patrimonio de la Comunidad creen que los números reales podrían incluso superar los 20 millones.

Pese al evidente abismo de cifras, las conversaciones entre el club y el Gobierno regional se han mantenido con la llegada del nuevo equipo de Cristina Cifuentes. Lo cierto es que la Comunidad tiene pendiente acometer importantes obras en el viejo estadio (14.600 espectadores) tras el varapalo recibido en septiembre de 2012 por el Informe Técnico de Edificios (ITE), que determinó múltiples daños estructurales en la instalación.

Cesión hasta el año 2019

La inversión requerida, según el Gobierno, es de unos 1,5 millones. Aunque un estudio encargado el año pasado por el extinto Instituto Madrileño del Deporte (IMD) elevó el coste de las reparaciones en 4,8 millones de euros. De ahí que se explore la venta del estadio, patrimonio de la Comunidad desde 1989, año en el que se firmó un contrato de cesión de su uso con el Rayo, renovado hasta junio de 2019.

La propuesta económica del Rayo por el estadio de Vallecas, a priori muy insuficiente, incluiría que el club se haría cargo del coste de la reforma integral necesaria, así como una serie de contraprestaciones sociales, como la organización de torneos. La Comunidad también advirtió de que debe tenerse en cuenta que en las instalaciones conviven doce federaciones deportivas, como la de Boxeo, que usan los bajos del estadio. Según un informe de auditoría del propio club, la valoración de la cesión para uso y explotación del estadio por convenio es de 12 millones de euros al año.

Independiente a esta negociación, la afición del Rayo Vallecano lleva meses denunciando a través de las redes sociales el deplorable estado de conservación y la falta de salubridad del estadio, ambas cuestiones observadas por la ITE. «Cada domingo nos encontramos palomas muertas, las barandillas oxidadas, asientos podridos por el agua... Representa un peligro público y nadie hace nada. No entendemos cómo en la mejor liga del mundo puede haber un estadio como el nuestro», se lamenta Gelo Domínguez, presidente de la Federación de Peñas.

Precisamente, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas, aseguró hace unos días en un seminario con las aficiones que con el nuevo reparto de derechos televisivos obligarán a los clubes a que inviertan más dinero en la conservación de los estadios. Al Rayo le corresponderán por este concepto unos 28 millones, diez más que antes, incrementando su presupuesto total hasta los 40 millones.

Ángel Barranco, accionista minoritario, critica la inacción tanto de la junta directiva, encargada del mantenimiento mínimo, como de la Comunidad, que tiene pendiente resolver la inspección desfavorable. Hasta ahora, afirma, sólo se ha subsanado la localización de los espectadores discapacitados, antes encajonados en el fondo del campo, sin rampa y bajo la tribuna de los aficionados visitantes. Y añade: «¿Qué esperan, que haya otra desgracia como el Madrid Arena?», afirma preocupado, apuntando a las deficiencias en la accesibilidad y en la iluminación de las entradas.

«El año pasado ya se cayó un señor de la grada de arriba por las escaleras. Los espectadores más veteranos como mi padre, abonado desde hace 41 años, están dejando de venir por miedo. Si hay una urgencia y debe desalojarse masivamente, no podremos», avisa.

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