Los tres detenidos habrían defraudado así al menos 60.000 euros. Lo que hacían era mover la cúpula de estos artilugios electrónicos de apuestas y lograr que la bola cayera en los números que previamente habían elegido.
Fue el responsable de uno de estos locales el que puso a los agentes sobre la pista . Había detectado que perdía más dinero de lo habitual en la ruleta. No era normal ese número de apuestas ganadas. Les aporto también un informe detallado de varios de sus salones, donde estaba, dijo, ocurriendo lo mismo. Y los investigadores detectaron casos similares en un bingo madrileño.
Las pesquisas de la bautizada como operación Tetuán llevaron a un punto de inflexión: los supuestos ganadores eran siempre los mismos. Fueron identificados. Más complicado, quizá, resultó desenmarañar el
sistema de equilibrios con el que se llenaban los bolsillos
. Lo que está claro es que solo operaban en la Comunidad de Madrid, puesto que los agentes se han puesto en contacto con otros salones de juegos del resto de España y no han detectado algo así.
Los encartados solían irse del país y desplazarse a Marruecos, cambiando constantemente de domicilio. Hasta que al final se ha arrestado a tres de ellos cuando, precisamente, salían de uno de estos locales. La operación sigue abierta.
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