Cristina Cifuentes atiende a los medios tras su comparecencia ante la comisión de investigación de la corrupción
Cristina Cifuentes atiende a los medios tras su comparecencia ante la comisión de investigación de la corrupción - DE SAN BERNARDO

Cifuentes inicia su «semana de pasión»

Comenzó el viernes con su comparecencia ante la comisión de corrupción, y seguirá en seis días con la moción de censura que le presenta Podemos

MADRID Actualizado: Guardar
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Cristina Cifuentes, presidenta autonómica de Madrid, está viviendo su particular semana de pasión. Si el viernes tuvo que comparecer, a petición de la oposición -aunque después ella ofreciera ir de forma voluntaria-, en la comisión que investiga los casos de corrupción en la región, este próximo jueves se tendrá que enfrentar a la moción de censura que ha propuesto Podemos en la Asamblea.

Una moción que, por otra parte, no tendrá ningún futuro, dado que ni PSOE ni Ciudadanos la secundan, por lo que se quedará sólo con los 27 votos de la formación morada. No obstante, supondrá un día completo en que el centro del debate será la corrupción en la Comunidad de Madrid.

En un tono «ácido y bronco» se desarrolló ayer viernes la comparecencia de la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, ante la comisión de investigación de la corrupción de la Asamblea de Madrid.

La calificación la hizo ella misma al finalizar una sesión tensa -que equiparó con «el Tribunal de la Santa Inquisición» o «un juicio paralelo»- en la que tuvo que responder a decenas de cuestiones de Ciudadanos, Podemos y PSOE sobre el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que la menciona en el caso Púnica, en relación con las presuntas irregularidades en la adjudicación del contrato de la cafetería de la Asamblea madrileña. «La UCO está equivocada en muchas cosas, la primera en involucrarme», afirmó Cifuentes.

Cifuentes llegó a la comparecencia entre consejeros, dirigentes y diputados del PP que le hicieron un pasillo y aplaudieron a su paso

La oposición forzó esta comparecencia, que 24 horas después de fijarse se solapó con la petición de la presidenta madrileña de acudir a petición propia con otros 11 comparecientes. Ciudadanos y Podemos vetaron el resto de intervenciones, pero el oportuno apoyo del PSOE permitió que antes de Cifuentes acudiera otro declarante, el ex vicepresidente de la Asamblea Antero Ruiz, que era diputado de IU y participó en la adjudicación del contrato. En su declaración, refrendó la legalidad del proceso.

Cifuentes llegó a la comparecencia entre una cuarentena de consejeros, dirigentes y diputados del PP que le hicieron un pasillo y aplaudieron a su paso. Un «gesto de cariño», definió ella, que la oposición consideró «parte de ese circo que tanto critica». La presidenta estuvo visiblemente tensa durante los turnos de preguntas de los diputados César Zafra, de Ciudadanos, y Ramón Espinar, de Podemos.

«Se comía muy mal»

Las preguntas de ambos, y de la socialista Encarnación Moya, se centraron en detalles de la adjudicación puesta en cuestión por la UCO: si era legal ser a la vez miembro de la Mesa de Contratación y parte del comité de expertos que elegía entre las ofertas; la razón por la que fue elegida para ese comité de expertos -a lo que comentó que podría haber sido por ser usuaria habitual de la cafetería, en la que precisó que «se comía muy mal» antes de esta adjudicación-; qué órgano encargó elaborar el pliego de condiciones -una de las claves de la posible duplicidad de cargos ocupados por Cifuentes en el proceso, que ella niega apoyándose en un informe de la Secretaría General de la Asamblea- o si alguien le indicó desde el PP que ese contrato tenía que ser para el empresario Arturo Fernández, que previamente había financiado con 160.000 euros al PP a través de su empresa y de la organización empresarial CEIM, que presidía, según los informes de la UCO.

En sus respuestas, Cifuentes insistió en que escuchó y aceptó la valoración técnica sin cuestionársela: «Ese fue mi pecado, no valoré; valoró el técnico y yo me limité a asentir y dar por bueno su criterio».Insistió en que convocarla a la comisión sólo buscaba su «linchamiento político» o involucrarla en casos de corrupción, pero tachó las acusaciones de falsedades: «Todo el proceso se ajustó a la más estricta legalidad», y «no hubo confabulación para beneficiar a Arturo Fernández».

Llamada de Rajoy

Cifuentes dijo sentirse «absolutamente respaldada» por su partido, cuyos máximos responsables -Rajoy y María Dolores de Cospedal, junto a otros miembros de la dirección nacional- la habían llamado para darle su apoyo.Volvió a criticar el informe de la UCO que la involucra, porque «la infalibilidad no existe» y dicho documento «no puede realizar juicios de valor ni calificaciones; no las han hecho ni el juez ni el fiscal». Para demostrar su respeto y cariño por el Instituto Armado, dijo, ayer lucía en la solapa «la insignia de la Guardia Civil que me dieron cuando me hicieron madrina».

El turno de preguntas del diputado popular Alfonso Serrano sirvió a Cifuentes para realizar un alegato sobre su inocencia, y destacar que el acto de ayer no buscaba «la verdad, sino un relato de ficción que me mezcle con un caso de corrupción». Ya fuera de la sala, protestó por el «tripartito de oposición» que a su juicio forman PSOE, Podemos y Ciudadanos. El jueves próximo, la presidenta madrileña se enfrenta a una moción de censura interpuesta por la formación morada, aunque sin más apoyos.

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